Palabras del Presidente.
XI ruta de los Sitios.
Noticias de los Sitios.
El molino de aceite de Goicoechea.
Atacantes y atacados: un paseo por la calle Asalto.
Escapada urbana. Recordando los Sitios de Zaragoza.
Estimados socios y amigos: Un año más, y ya van once, nos reunimos en este día tradicionalmente festivo en España para recordar la gesta llevada a cabo por nuestros antepasados hace casi doscientos años y aprender un poco más sobre ella.
En este caso hemos optado por cambiar el formato habitual, pasando a abandonar el autobús en beneficio de un paseo ciudadano que esperamos contribuya al mejor conocimiento mutuo entre cuantos componemos la Asociación. Además, así obviamos los problemas que últimamente nos estaba creando el creciente y caótico tráfico de esta Zaragoza que tan rápido cambia. Se incluye al final una comida de hermandad como remate a una jornada que deseamos sea exitosa.
En cualquier caso, no hemos olvidado el homenaje que tradicionalmente se ofrecía en este día a las Heroínas y es por ello que una comisión, compuesta por miembros actuales y anteriores de la Junta, ha entregado esta misma mañana sendos ramos de flores en la iglesia del Portillo (donde se encuentra las tumbas de Agustina, Casta Álvarez y Manuela Sancho) y el convento de las Hermanas de Santa Ana (donde descansa la madre Ráfols).
Esperamos que os guste esta experiencia, que puede y debe ser mejorada con las sugerencias y propuestas de cuantos estamos disfrutando de esta jornada.
EL ESCENARIO DE NUESTRO PASEO
“Muchos pasos habían sido obstruidos, y dos de los edificios del arrabal, San Agustín y Santa Mónica, eran verdaderas fortalezas. La tapia había sido reedificada y reforzada; las baterías se enlazaban unas con otras, y nuestros ingenieros habían calculado hábilmente las posiciones y el alcance de las obras enemigas para acomodar a ellas las defensivas.
Dos puntos avanzados tenía la línea, y eran el molino de Goicoechea y una casa, que por pertenecer a un don Victoriano González, ha quedado en la historia con el nombre de casa de González. Recorriendo dicha línea desde Puerta Quemada, se encontraba primero la batería de Palafox, luego el Molino de la ciudad, luego las eras de San Agustín, enseguida el molino de Goicoechea, colocado fuera del recinto, después la tapia de la huerta de las Mónicas, y a continuación las de San Agustín; más adelante una gran batería y la Casa de González. Esto es todo lo que recuerdo de las Tenerías. Había por allí un sitio que llamaban el Sepulcro, por la proximidad de una iglesia de este nombre. Al arrabal entero, mejor que a una parte de él, cuadraba entonces el nombre de sepulcro”.
“Zaragoza” de Benito Pérez Galdós.
XI RUTA DE LOS SITIOS
1 de noviembre de 2001
10h.: Plaza San Miguel
Calle Asalto: Explicación de las defensas y las posiciones de asedio francesas (José Luis Perla).
Molino Goicoechea (Parque Bruil): Explicación a cargo de Julio Ferrer.
Convento de Santa Mónica: Combates explicados por Luis Arcarazo.
Esquina de la calle del Pozo: Historias y leyendas narradas por Santiago Gonzalo.
Plaza de Ignacio Jordán de Asso: Descripción del ambiente intelectual de la Zaragoza ilustrada y de la personalidad del redactor de la Gaceta de los Sitios, por José Antonio Armillas.
¿Habrá tiempo para un cafelito?.
13h.: Ofrenda al general Palafox, en la cripta de la Basílica del Pilar.
NOTICIAS DE LOS SITIOS
ACTIVIDADES DE LA JUNTA
2008. El 16 de octubre se constituyó el Patronato de la Fundación 2008, cuyo objetivo es conmemorar adecuadamente el Segundo Centenario de los Sitios. Bajo la presidencia del Alcalde y la vicepresidencia de la concejala de Cultura, la secretaría fue encomendada a nuestro presidente. Además, la representación de la Univer-sidad de Zaragoza correspondió a nuestro vicepresidente, el profesor Armillas. Así se reconoce el papel pionero representado por nuestra Asociación para celebrar dig-namente tan importante aniversario. Los trabajos comenzarán en los próximos días.
Prensa. En el número de octubre de la revista “Viajar por Aragón” apareció el pri-mero de una serie de artículos sobre el inte-rés de Los Sitios desde un punto de vista cultural y turístico. Se pretende que aparezca uno cada cuatro meses (octubre, febrero y junio), existiendo la posibilidad de una sección mensual que podría llamarse “Los sitios de Los Sitios”. Se solicitará la colaboración de nuestros expertos para que esta tarea divulgativa tenga el preciso rigor histórico. Esta publicación mensual se vende conjuntamente con el Heraldo y tiene una difusión de unos 10.000 ejemplares.
¿Real Asociación?. Se están realizando gestiones para conseguir el patronazgo real para nuestra Asociación. En las próximas semanas se procederá a enviar el informe completo sobre nuestros fines y actividades a la Casa Real.
ACTO DEL 15 DE JUNIO
Un año más conmemoramos el comienzo del Primer Sitio con una conferencia impartida en el Museo de Zaragoza y una ofrenda floral en el monumento de la plaza de Los Sitios. La disertación del profesor José Antonio Ferrer Benimeli sobre la relación entre la masonería y el ejército napoleónico resultó muy enriquecedora, al tiempo que la vistosidad del “escenario” montado por el Regimento de Pontoneros, la música de la Banda de la Diputación Provincial de Zaragoza y el buen tiempo de una tarde primaveral ayudaron a que se congregara numeroso público y se pudiera dar a conocer la finalidad del acto. Y hasta conseguimos un nuevo socio …
CONFERENCIA
Entre los actos que lleva a cabo Ibercaja para conmemorar su 125 aniversario son de destacar las conferencias sobre diversos aspectos de la sociedad y la economía aragonesas de los últimos 200 años. Entre ellas recomendamos la que tendrá lugar el próximo 15 de noviembre sobre “Ilustración y educación de la mujer:Josefa Amar y Borbón”, a cargo de la doctora Isabel Morant Deusa. Una buena ocasión para saber algo más sobre este personaje de Los Sitios. La cita es a las 19,30 horas en el centro de Exposiciones y Congresos (San Ignacio de Loyola, 16).
CITA EN EL PARANINFO
La próxima ocasión para el encuentro entre los miembros de la asociación será el 15 de febrero de 2002 en el Paraninfo de la Universidad, para la entrega de nuestras medallas y premios.
LOS SITIOS EN INTERNET
Los Voluntarios de Aragón ya tienen su propia página en la red. La de la Asociación sigue a la espera de un patrocinador o “sufridor” que se haga cargo de ella. Una vez más solicitamos la colaboración de nuestros socios para ponernos al día en este importante campo.
XVII PREMIO LITERARIO
Recordamos que está abierto el plazo de recepción de trabajos relacionados con la Guerra de la Independencia, en general, o en particular sobre Los Sitios de Zaragoza. Los trabajos deberán ser inéditos y podrán presentarse hasta el 11 de enero de 2002 en la Fundación Empresa Universidad de Zaragoza (Paseo Fernando el Católico, 2, 50005 Zaragoza), entre las 9 y las 14 horas. Se entregarán identificados por pseudónimo en plica cerrada. En sobre aparte se adjuntará documento acreditativo de la identidad del autor. Se presentarán por triplicado, a una sola cara, en tamaño A-4, y con una extensión mínima de 100 páginas para el Premio Especial y de 20 para quienes opten al Premio a Jóvenes (hasta 18 años).
La entrega de premios se realizará en nuestro tradicional acto del Paraninfo de la Universidad, que en este caso se celebrará el 15 de febrero de 2002. El Premio Especial de Investigación Histórica está dotado por el Ayuntamiento de Zaragoza con 250.000 pesetas y medalla. El Premio a Jóvenes cuenta con la colaboración de la Academia General Militar, que cede libros por valor de 50.000 pesetas y medalla. Animamos a todos los socios y simpatizantes para que participen o inciten a amigos y conocidos a que se pongan manos a la obra.
PUBLICACIONES
Hace unos días apareció el XIII Premio “Los Sitios de Zaragoza”. Su autor es Jesús Alegría de Rioja, quien analiza “Los Sitios de Zaragoza y la Capitanía General de Aragón durante la Guerra de la Independencia: Transición hacia el liberalismo”. Oportunamente se comunicará la cita para la presentación oficial. Inmediatamente comenzará la preparación del XIV premio (1999), ganado por Felipe Gómez de Valenzuela con sus “Notas sobre la vida cotidiana en Aragón durante la Guerra de la Independencia”. Se recuerda a los señores socios que pueden retirar sus ejemplares en la sede de la Asociación. Los interesados en adquirir ejemplares adicionales pueden dirigirse a la editorial Comuniter (Avda. de Madrid, 195-1ºA-B, 50017 Zaragoza, Tfno. 976 32 47 27, Fax 976 31 01 50).
La misma editorial tiene ya en imprenta un libro con “Proclamas, edictos y canciones” de Los Sitios, así como el diario de J. Belmas, complementado con citas de otros autores franceses como Lejeune, obteniendo así el punto de vista “del adversario”. En ambos el editor es Herminio Lafoz y saldrán a la venta con un 20% de descuento para nuestros socios.
También han aparecido los dos volúmenes de actas del Congreso Internacional sobre la Guerra de la Independencia que se celebró en Zaragoza en diciembre de 1997. Han sido editados por la Institución Fernando el Católico. Por otro lado, nuestros amigos María Pilar Lorén y Luis Arcarazo presentaron el 22 de junio en Barbastro el libro que han escrito con el título “El Santo Hospital de San Julián Mártir y Santa Lucía”, en el que explican la actividad hospitalaria en dicha ciudad en los últimos novecientos años. Enhorabuena.
EL MOLINO DE ACEITE DE GOICOECHEA
Julio Ferrer Sequera
Este molino fue mandado construir por Juan Martín de Goicoechea (Bacaicoa, Navarra 1732-Zaragoza 1806), empresario y prócer radicado en nuestra capital que anteriormente se había dedicado a la industria textil y que la abandonó por no parecerle de gran porvenir en Aragón. Así pues, pasados unos años de duda (1779-85) decidió aprovechar el solar de un hilador de seda de su propiedad para construir un molino de seis prensas, cuatro para oliva y dos para sansa (orujo) y tres bodegas con capacidad para unas 2.000 arrobas de aceite (la arroba zaragozana para aceite equivalía a 13,93 litros).
Las obras del molino duraron de 1785 a 1789 y fueron dirigidas por el maestro de obras Agustín Sanz y el cantero Antonio Rives, que hicieron una visita a los molinos de Caspe, Alcañiz y Calaceite para recabar datos. Las prensas fueron montadas por Juan David y su cuadrilla, vecinos de Calaceite. La madera de la prensa de viga se trajo de Tortosa, los ruejos y sus soleras de Montjuich y las vírgenes (piedras verticales de la prensa) de la cantera de Épila. Trabajaron 22 operarios franceses y las obras costaron 23.038 libras, 10 sueldos y 3 dineros.
El molino no debió de interrumpir su actividad durante los años de guerra e inmediatos, pues los mayores beneficios económicos se registran en los años 1807, 1808 y 1809 cuando ya estaba regido por Pedro Miguel López Goicoechea, sobrino del fundador.
Fuente: “Los Goicoechea y su interés por la tierra y el agua en el Aragón del siglo XVIII”. Zaragoza, 1989.
ATACANTES Y ATACADOS: UN PASEO POR LA CALLE ASALTO
José Luis Perla Goñi
El río Huerva constituye un obstáculo natural ante la tapia que defendía Zaragoza. En la otra orilla se hallaba el Fuerte de San José, antiguo convento de Carmelitas, luego prisión y cuartel hasta 1971; el Grupo Regional de Intendencia 5 fue la última Unidad militar que lo ocupó. Un puente lo unía con la ciudad, a la altura de donde está hoy Eléctricas Reunidas.
Desde el Parque (junto a La casa de las maderas) miraremos a la plaza como si fuéramos franceses. Flanqueados por los fuegos de San José y la batería del Botánico, no podríamos estar aquí. A nuestra espalda estarían las paralelas del ataque francés: la 1ª empezada el 29 de diciembre, a unos 380 m. de San José, más allá del Matadero. Zigzags hasta la 2ª, a 80 m de San José al otro lado de las calles Compromiso de Caspe y Reina Fabiola. Más zigzags hasta abrir, del 18 al 21 de enero, la 3ª que estaría a nuestra espalda, tras el parque, sobre la elevación que presenta la calle Miguel Servet, apoyada en las ruinas del fuerte de San José.
Estamos ante una parte de la «Muralla» medieval de Zaragoza. Como se ve es de ladrillo, su espesor es menor de un metro y su valor como fortificación es muy escaso; su fortaleza estaba hecha de «pechos de aragoneses». Tuvieron que sitiarla «como a plaza fuerte», que no lo era, aplicándose todas las reglas del sistema Vauban, excavando paralelas donde se asentaban las baterías y zigzags de aproximación.
Sangenís, Jefe de Ingenieros, murió sobre esta tapia, en la Batería Alta de Palafox, el 12 de enero de 1809. Su oponente, el General Lacoste, ayudante de Napoleón, murió pocos días después y en parecidas circunstancias, el 2 de febrero en Santa Engracia. Caballero y Rogniat les sucedieron en el mando. Napoleón mismo había designado esta zona como la que debía recibir el esfuerzo principal para abrir brecha y así por ella se podría tomar Zaragoza y acertó plenamente.
En ambos Sitios, para lanzar el ataque sobre la tapia tuvieron los franceses que ocupar el fuerte de San José. En el 1º lo ocuparon el día 2 de julio pero se recuperó el mismo día. En el 2º, siendo jefe el Coronel Renovales con 1.200 hombres, entre ellos nuestros amigos del I Batallón de Voluntarios de Aragón y con Manuela Sancho como artillera, resistió desde el 22 de diciembre al 12 de enero, haciendo vigorosas salidas en, al menos, siete ocasiones. En la madrugada del 11 de enero Renovales, con el fuerte reducido a escombros, ordena retirar la artillería, las municiones y hasta las rejas y se repliega sobre la plaza. Del 18 al 21 de enero construyen la 3ª paralela, ya delante de San José.
El 26 de enero los franceses abren fuego contra las defensas de la tapia con todas sus baterías, abriendo cuatro brechas, dos de ellas practicables; el 27 lanzan el ataque pero son detenidos; después de duros combates entran por la brecha de la batería Palafox el día 31 y comienza una durísima guerra de casas y luego de minas por todo el barrio de San Agustín.
Placa que estuvo colocada en el cuartel de San José, actualmente en un jardín de la Agrupación de Apoyo Logístico 41 (Zaragoza):
“AL VALEROSO CORONEL
D. MARIANO RENOVALES
HEROICO DEFENSOR DEL FUERTE DE SAN JOSÉ
ESPEJO DE PATRIOTISMO EN AMBOS ASEDIOS
DE 1808 Y 1809
CON OCASIÓN DEL I CENTENARIO
LE DEDICAN ESTA MEMORIA
LA PATRIA Y LA CIUDAD AGRADECIDAS”
ESCAPADA URBANA. RECORDANDO LOS SITIOS DE ZARAGOZA.
Santiago Gonzalo y Paco Escribano
(revista “Viajar por Aragón” -4 de octubre de 2001-)
Zaragoza es conocida internacionalmente por el Pilar, el Ebro y Los Sitios, los dos asedios que sufrió entre 1808 y 1809 por parte de las tropas de Napoleón. Aunque aquí no seamos conscientes de ello, existen en toda Europa numerosos estudios sobre la resistencia del pueblo español al invasor francés y dentro de este campo destacó notablemente nuestra ciudad. Sin embargo, tal gesta es muy poco conocida y reconocida por nuestros convecinos. Ello impulsó a unos cuantos zaragozanos a crear la Asociación Cultural “Los Sitios”, cuyo objetivo es recuperar ese glorioso pasado con iniciativas como la Expo-2008, cuya idea se lanzó hace más de diez años, o la recientemente instalada estatua de Palafox.
A cualquier visitante que venga a Zaragoza para estudiar o simplemente conocer algo más sobre Los Sitios, poco puede ofrecérsele. No existe un museo, ni una biblioteca, ni un centro de estudios, ni una cátedra en la Universidad o institución alguna… Tampoco encontrará una ruta guiada de las que organiza el Ayuntamiento ni de las que ofrece a los escolares alguna Caja de Ahorros. Sólo un puñado de idealistas con un toque romántico nos empeñamos, desde la Asociación Cultural “Los Sitios”, en mantener viva la llama del recuerdo de esa gesta protagonizada por los zaragozanos hace casi doscientos años. Es por ello que cada 1 de noviembre se organiza un paseo similar al que hoy ofrecemos a los lectores de “Viajar por Aragón” y que nos permite conocer rincones y edificios que fueron testigos de la lucha, además de hacernos una idea de lo que fue ésta, en un laberinto de calles estrechas y de recoletas plazuelas, convertidas en aquellos días en un infierno de disparos, explosiones e incendios. Comen-zaremos en el Parque Bruil, tan conocido por los zaragozanos y disfrutado por la chiquillería en las Fiestas del Pilar.
Si, por un momento, nos situamos con ojo de artillero francés de 1808 en el cruce de la calle Jorge Cocci con el Camino de las Torres, la perspectiva resultaría poco halagüeña. En la margen derecha del Huerva (“la Huerva” se diría entonces) se encontraba la inmensa mole del convento de San José, convertido en formidable bastión mandado por el aguerrido coronel Mariano Renovales. Del convento poco queda: sólo el recuerdo. Reconstruido tras los asedios napoleónicos, pervivió hasta bien entrados los años 1960 como cuartel de Intendencia. En su lugar ahora encontramos una gran zona verde (Las Glorietas de Goya) con múltiples rincones para el esparcimiento, a pesar del intenso tráfico que va y viene del Puente de la Unión (vulgo “de Las Fuentes”).
Tras recorrer la senda festoneada por robusta baranda de troncos, rústica pero entonada, pasamos el Huerva por uno de los tres puentes peatonales que lo cruzan y entramos en el Parque Bruil. Allí se alzaba el Molino de Aceite de Goicoechea, al amparo de cuyos gruesos muros se encontraban atrincherados unos cientos de zaragozanos que guarnecían este escalón avanzado de la defensa. De este importante edificio aún queda algo concreto, pues se puede contemplar junto al C.D.M. Alberto Maestro una veintena de metros de su tapial externo, con un tramo en conformación espicata, además de un portillo en cubo. Más interesantes son la prensa y las muelas que se hallan dispersas por diferentes zonas del Parque. Se recuerda así el origen de este solar, si bien no hay mención alguna a la figura de su propietario, Juan Martín de Goicoechea, gran benefactor de la Zaragoza de finales del siglo XVIII y amigo de Goya. Por si lee esto Don Quien Corresponda, las muelas giratorias deberían estar dentro del círculo que marcaba su recorrido, donde se vertía el fruto a exprimir, y no fuera de él, por muy perfecta que resulte la disposición paralela con que se las ha colocado.
Tras ocupar el molino, los franceses tuvieron que cruzar lo que hoy es la calle Asalto a la carrera para entrar en la ciudad. Lo hicieron en los últimos días de enero de 1809 a través de las brechas abiertas a cañonazos. Nosotros podemos seguir sus pasos con el único peligro del tráfico, algo más rápido de lo debido en este punto. A lo largo de toda la calle encontramos restos, más o menos alterados, de los tapiales que cerraban la ciudad y un par de placas. Una indica el lugar exacto en que murió el coronel Antonio Sangenís, ingeniero militar que dirigió los trabajos de fortificación de la ciudad que maravillaron al mismo Napoleón. La otra, realizada en cerámica de Muel, recuerda a los soldados de Infantería que lucharon por Zaragoza, y se colocó en 1958, con ocasión del CL aniversario.
Entramos en la calle Cantín y Gamboa, parándonos un momento a contemplar el trozo de muralla que se nos ofrece casi en corte geológico, mostrando las sucesivas capas de canto grueso, arena, cemento y grava que conformaban el espeso muro, a pesar del irreverente enlucido parcial con que los constructores de viviendas han pretendido (con mejor voluntad que acierto) consolidarlo. Abandonamos casi de inmediato esta calle, pues giramos a la derecha para ver lo que queda del convento de Santa Mónica. Éste fue defendido heroicamente por los Voluntarios de Huesca mandados por Pedro Villacampa hasta que tres pisos se desplomaron a la vez, sepultando a muchos valientes en su caída. Una vez ocupado este convento, los franceses pudieron contemplar en toda su extensión la calle del Doctor Palomar, de apenas 250 metros de longitud hasta el Coso, con la imagen de la torre mudéjar de la Magdalena al fondo, como un imán que les atrajese hacia el interior de la ciudad. Pensaron que su avance sería rápido a lo largo de ella, pero no pudieron imaginar que tardarían casi diez días en recorrerla, debiendo conquistar cada casa, cada piso, cada habitación.
Recorremos sólo 50 metros hasta llegar a la calle Viola, por la que entramos a la plaza de San Agustín. Poco se puede apreciar ahora mismo del convento que le da nombre, pues su larga y azarosa vida está a punto de dar un nuevo giro con la apertura del Centro de Historia de Zaragoza, que está previsto abra sus puertas a finales de 2002 (hay elecciones municipales en 2003). Los andamios nos dejan ver la torre en la que terminó la porfiada defensa de la iglesia, de la que nos queda el reflejo en dos estupendos cuadros, conservados en el Museo de Zaragoza y en la Facultad de Filosofía y Letras. Y, si la restauración los respeta, podremos apreciar los numerosos impactos de fusilería que muestran sus ladrillos.
Volvemos a Doctor Palomar y avanzamos cien metros hasta la esquina con la calle del Pozo. Allí se encuentran las “Casas de los Sitios”, magnífico ejemplo de edificio tradicional aragonés y cuya fachada muestra orgullosa una placa recordatoria de los defensores y numerosos impactos, tanto de artillería y fusilería como de cableado eléctrico y telefónico. Seguimos un poco hasta llegar al Coso, que los franceses sólo consiguieron cruzar tras diez días de combates y de hacer estallar varias minas, que llevaron a los zapadores a encontrar en el subsuelo restos de la muralla romana y de tesoros enterrados.
Cuando la ciudad se rindió, el 21 de febrero de 1809, los franceses estaban detenidos en la plaza de la Magdalena. Habían conseguido ocupar la Universidad (actual Instituto Pedro de Luna), pero se veían rodeados por los incendios provocados por los defensores, ya sin posibilidad de otra reacción. Nosotros también nos quedamos aquí, contemplando las placas colocadas en la verja del Instituto que nos ilustran parte de la historia de este acogedor rincón de la ciudad (donde se alzó la Puerta de Valencia hasta 1867) y, sobre todo, la espléndida iglesia mudéjar, cuya visita puede ser un buen punto y final a esta breve ruta, previa al chateo en alguno de los numerosos bares de la zona.
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