Palabras del presidente.
¿Qué hacían los franceses el 15 de febrero de 1809?.
Noticias de Los Sitios.
¡¡En el aire!!.
Los Lanceros del Vístula.Uniformes y distintivos de Los Sitios de Zaragoza (VII).
Zaragoza y la exposición Hispano-francesa de 1908.
Medallas y premios.
El Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia en Los Sitios.
Alagón y Los Sitios.
Estimados socios y amigos: Entre nuestras actividades anuales, la del Paraninfo tiene un significado especial, pues en ella se entregan las Medallas de Honor y el Premio de Investigación, al tiempo que una persona relevante nos ilustra sobre alguna cuestión relacionada con Los Sitios. Este año tendremos una visión de lo que supuso la Exposición Hispano-francesa de 1908 en las palabras del Dr. Eloy Fernández Clemente. En su conferencia sin duda habrá pautas sobre cómo se puede proponer la celebración del Bicentenario en el año 2008. Éste es un fin estatutario de nuestra Asociación, ya desde 1988. A todos los socios les animo a apoyar a la Fundación 2008, en la que participan las instituciones y entidades ciudadanas y académicas de Zaragoza, con propuestas que canalizaremos, al tiempo que debemos ser capaces de difundir entre nuestros conciudadanos la necesidad de esta conmemoración. Así tendremos la coherencia histórica, primero, con los defensores de la ciudad y, segundo, con los promotores de la Exposición Internacional.
Las Medallas de Honor concedidas quieren reconocer a una institución, el Hospital de Gracia, por la ayuda que prestó a los sitiados, benéfica acción que ha continuado hasta hoy, y a una persona, Juan José Marcén, a título póstumo, de quien en Leciñena conocen muy bien su bondad y nosotros, en nuestra Asociación, su entusiasmo y detallado conocimiento por cuanto atañía a Los Sitios. Por último, quiero expresar mi felicitación a los ganadores del Premio de Investigación y el agradecimiento a la Universidad, que un año más nos acoge en este magnífico recinto. Un cordial saludo.
José Manuel Díaz Sancho
Presidente de la Asociación
¿Qué hacían los franceses el 15 de febrero de 1809?
“En los días 13, 14, 15, 16 y 17, en el ataque de la derecha, fue atravesado de nuevo el Coso por nuestros minadores para situar dos hornillos bajo la Universidad. Se suspendió el empleo de éstos hasta la ejecución del ataque del Arrabal, con objeto de ocupar al enemigo, al mismo tiempo, en las dos márgenes.
La última casa de la manzana, cerca de la puerta del Sol, que ocupaban los españoles con la mayor resolución, para sostener la batería que tenían en el Coso, fue atacada multitud de veces sin éxito; esta casa estaba rodeada de los escombros que habían causado las voladuras y los incendios, y no se podía embestir sino a descubierto; se intentó vanamente aplicar los minadores; se colocó una pieza de a doce que la batió en brecha, sin lograr desalojar de ella al enemigo; nuestras tropas comenzaban a desanimarse frente a los obstáculos que se presentaban sin interrupción; estaban fatigadas y todos estos combates mortíferos, y por decirlo más exactamente, cuerpo a cuerpo, en los que perdíamos diariamente nuestros oficiales, zapadores, minadores y soldados más valientes, sin lograr ventajas sensibles, desanimaban al ejército. ¿Se ha visto jamás, decían en los campamentos, un ejército de 20.000 hombres sitiar a otro de 50.000? Apenas somos dueños de la cuarta parte de la ciudad y ya estamos apurados. Es necesario esperar refuerzos, de otro modo pereceremos todos y estas malditas ruinas serán nuestras tumbas antes de poder rendir al último de estos fanáticos en su postrer atrincheramiento.”
De la “Relación del Sitio de Zaragoza”
del Barón de Rogniat (ed. crítica en español de 1908)
NOTICIAS DE LOS SITIOS
INTERNET
La Asociación ya tiene su página colgada en la Red gracias a la colaboración de Héctor Cintora. Se puede encontrar como www.geocities.ya.com/lossitios_zaragoza .En la dirección www.grosser-generalstab.de/lh/lh.html se pueden encontrar reproduccionesde las láminas de Lienhart y Humbert. Hace pocas semanas tuvo lugar la presentación oficial de la página del Consorcio Zaragoza Pro-Expo 2008 www.zaragozaexpo2008.org, en la que se incluye información histórica, especialmente sobre la Exposición Hispano-francesa de 1908. Para saber más sobre la intervención de los polacos en Zaragoza puede consultarse www.napoleon.gery.pl/polska/espana/saragossa.html.
RELACIONES
El pasado 24 de enero fuimos invitados a un acto organizado por la Sociedad Gastronómica “Los Sitios”. Tras presentar nuestro presidente los fines y actividades de la Asociación, Santiago Gonzalo dio una charla sobre lo que queda de Los Sitios en nuestra ciudad. Previamente, la Sociedad nos había solicitado información gastronómica de la época de Los Sitios, a fin de confeccionar un menú acorde con la velada histórico-culinaria. Tras la cena se desarrolló un animado coloquio en el que se intercambiaron opiniones y proyectos, en el que también intervino nuestro vicepresidente, José Antonio Armillas. El acto fue cerrado por el presidente de la Sociedad, José Luis Espelosín, quien agradeció nuestra colaboración, que se enmarca en los encuentros que con diversas organizaciones culturales establecen periódicamente. Por cortesía de la actual condesa viuda de Bureta, se les va a hacer llegar unas copias de recetas de cocina manuscritas por su heroica antecesora.
PUBLICACIONES
Como inicio de las pasadas fiestas navideñas, la Asociación, en colaboración con la Comandancia Militar de Zaragoza y Teruel, organizó la presentación oficial del libro “Los Sitios de Zaragoza y la Capitanía General de Aragón durante la Guerra de la Independencia: Transición hacia el liberalismo”, de Jesús Alegría de Rioja, XIII Premio “Los Sitios”. Al acto, presidido por el alcalde y el teniente general jefe del Mando Regional Pirenaico, asistieron más de cien personas, que tuvieron la oportunidad de admirar el Salón del Trono en el Palacio de Capitanía y la estatua de Palafox que preside su escalera principal. Los socios pueden retirar su ejemplar de la sede de la Asociación.
La editorial El País – Aguilar ha sacado a la venta una de sus interesantes guías de viajes con el título “Rutas por las batallas de nuestra Historia”, en el que, junto a una de nuestras Rutas por Zaragoza, aparecen otras similares por las batallas de Bailén, Bruch, Talavera o Vitoria, los Sitios de Gerona o el Dos de Mayo en Madrid. Muy interesante y bien editada (al precio de unos 20 euros).
XI RUTA
La vuelta a las rutas pedestres del 1 de noviembre se saldó con un notable éxito. El tiempo acompañó con un magnífico sol y ello atrajo a más de cien paseantes. Se vivieron momentos simpáticos y pudimos descubrir rincones poco conocidos, como el interior de la muralla de la calle Asalto. La comida de hermandad puso un agradable punto final a la jornada. Se tomó cumplida nota de ciertos fallos de organización para que no se repitan.
¡¡EN EL AIRE!!
Santiago Gonzalo
Importante noticia: desde el pasado mes de octubre estamos “en el aire y para ustedes” en Onda CERO. La extraordinaria acogida que nos ha brindado esta emisora, y el entusiasmo del conductor del programa “Protagonistas Zaragoza”, José Antonio Alaya, han hecho posible que los zaragozanos que sintonicen la mencionada emisora los viernes, alrededor de la una y cuarto del mediodía, oigan allí voces y asuntos familiares.
La invitación a participar en nuestra Ruta de los Sitios del día 1 de noviembre fue la primera cita. Y desde entonces, semana tras semana se han ido sucediendo comentarios sobre Agustina de Aragón, Mariano Renovales, Sangenís… También Napoleón, que aunque no llegó a estar en Zaragoza, como es bien sabido, tenía puesta su atención preferente en los resultados de las acciones militares sobre nuestra ciudad.
Y no sólo personajes célebres, héroes o heroínas (hubo su sitio para todas las “valientes mugeres” que simbolizaron Gálvez y Brambilla en su “Combate de las zaragozanas…”). También lugares tan significados como el Monumento a Los Sitios (“no caben elogios, se impone el silencio de un éxtasis admirativo”, palabras a Agustín Querol, su autor, de Alfonso XIII), el Reducto del Pilar, inconquistable por tan sagrado nombre, el Paseo de la Independencia, de tan agitada actualidad…
La vida cotidiana durante los asedios, los servicios de espionaje por parte de ambos bandos, la entrada de los franceses en Zaragoza, el amargo cáliz de Palafox, el trágico destino de los Padres Boggiero y Sas, la Madre Rafols y el Real y General Hospital de Nuestra Señora de Gracia, la Condesa de Bureta… son temas que ya han aparecido o saldrán a las ondas en las próximas semanas.
A lo largo de los próximos meses se hablará de la Torre Nueva, la Puerta del Carmen, el Convento de San Ildefonso (hoy Santiago), el Real Monasterio de los Jerónimos de Santa Engracia (también llamado Santuario de las Santas Masas), la calle del Pozo, el Molino de Goicoechea, el día 15 de junio de 1808 (batalla de Las Eras), el 2 de julio (hazaña de Agustina de Aragón en el Portillo), los combates del 4 de agosto, la Capitulación de la ciudad, el Primer Centenario de los Sitios y su Magna Exposición Hispano Francesa …
Todos estos temas y tantos otros que se puedan ir suscitando, tendrán sus diez minutos de actualidad mientras el “Protagonistas” de Onda CERO nos siga acogiendo. La verdad es que su trato no puede ser más cordial. En todo momento pretenden (y desde luego consiguen) que los que van por allí se sientan como en casa. Por otra parte, la dinámica operativa es muy sencilla. Como se trata de un producto enlatado como suele llamársele, se graba normalmente el jueves anterior. Se comienza con una charla distendida a micrófono cerrado con José Antonio Alaya, que se ha revelado como un verdadero entusiasta del tema. Una vez delimitados los trazos generales de lo que se quiere contar, se estructura en tres bloques, con otros tantos subtítulos (a veces tienen forma de pregunta, a veces de comentario “espontáneamente” suscitado), y ya tras las señas convenidas que se dirigen entre sí el locutor y el técnico de sonido (previamente la puerta acolchada nos ha insonorizado de toda posible perturbación exterior) comienza la charla-bis, que sale misteriosamente fluida y con todo el frescor de una “espontaneidad” que es sobre todo profesional. Como el tema nos es grato y el éxito de audiencia parece alentador, da la impresión de que hemos encontrado una vía de entendimiento mutuo francamente interesante.
Gracias a nuestros amigos de la radio y a todos nuestros desinteresados colaboradores que han ido respondiendo con entusiasmo al reto. Y nuestro agradecimiento también de antemano a cuantos tendrán que seguir haciéndolo, pues fieles a la consigna lanzada desde nuestra Asociación, debemos poner entre todos nuestro granito de arena para conseguir en la tibia sociedad zaragozana el substrato de opinión más favorable hacia la ya no tan lejana fecha del Segundo Centenario.
«Los Sitios en la radio» Onda Cero Zaragoza 99,4 MHz. en FM Protagonistas Zaragoza Los Viernes a partir de las 13,15 horas |
LOS LANCEROS DEL VÍSTULA
Uniformes y distintivos de Los Sitios de Zaragoza (VII)
Luis Sorando
Este Regimiento de lanceros polacos, es sin duda el más famoso de cuantas unidades formaron parte del Ejército francés a lo largo de los dos Sitios de Zaragoza. Creado por decreto del 20 de marzo de 1808 sobre la base del Regimiento de Caballería de la Legión polaca de Italia -cuyos orígenes se remontaban a 1797- era su jefe el Coronel J. Konopka y estaba compuesto de 4 escuadrones, de a 2 compañías, dando unos efectivos totales de 43 oficiales y 1000 suboficiales y tropa.
El 30 de mayo maniobraron en Bayona ante Napoleón, quien les impuso 24 cruces de la legión de Honor, concedidas por su actuación en la batalla de Struga (1807). Tras pasar la frontera por Roncesvalles, llegaron a Pamplona, uniéndose allí a la columna que, encomendada al General Lefebvre, iba a partir hacia Zaragoza.
El 5 de junio salieron 3 de sus escuadrones[1], situados al frente y a ambos lados de la columna de infantería: esa noche en Tafalla, el 6 en Caparroso y el 7 en Valtierra. El 8 por la mañana cruzaron el Ebro por Arguedas, y a medio día derrotan y dispersan al improvisado ejército español en Tudela. En medio del desastre un paisano, Tadeo Ubón, logró matar a uno de los lanceros, arrebatándole su lanza con banderola, que sería después presentada a Palafox como trofeo[2]. Un grupo de unos 80 lanceros llegó a pie al campo de batalla, cuando ya todo había concluido, por haber muerto sus caballos «de forma súbita» tras cenar en Valtierra trigo solo.
La columna permaneció en Tudela, reparando el puente y esperando nuevos caballos y refuerzos; allí el capitán Huppet formó una batería volante de artillería, servida por algunos lanceros y los 4 cañones tomados a los españoles[3]. El día 12 eran 30 oficiales y 669 lanceros que reemprendieron su camino, dejando allí a 61 de ellos para proteger las comunicaciones. Esa noche la pasaron frente al enemigo, y por la mañana del 13 dispersaron en Mallén nuevamente a los aragoneses, lanceando a muchos de ellos por la espalda y empujándoles hacia el Ebro para que se ahogasen, ocurriendo lo mismo con el teniente Topolczany, algunos lanceros y un francés, llevados por su excesivo ardor persecutorio. El 14 volvieron a topar con los aragoneses, pero mientras que la infantería francesa los entretenía en un puente sobre el Canal Imperial los lanceros dieron la vuelta por Grisén sorprendiéndoles por la espalda y provocando una nueva desbandada.
Al mediodía del 15 llegaron ante las puertas de Zaragoza, produciéndose el ataque en tres columnas, contra las puertas del Portillo, Carmen y Santa Engracia. Contra esta último fue el tercer escuadrón, junto al 1º de infantería del Vístula, y tras lograr forzarla y tomar el único cañón que la defendía[4], un pelotón mandado por el teniente Snaski y el sargento Rogojski «a toda rienda» la traspasó, siguiendo rectos por la calle de la Encarnación[5], y al llegar a su bifurcación se fueron hacia su izquierda, directos hacia el Hospital de Convalecientes[6], siguiendo su loca carrera[7]-ya seguidos por bastantes voluntarios y molestados por los disparos de los frailes de San Ildefonso-, hasta la plaza de Misericordia, en cuyas verjas[8] murieron algunos, mientras que el resto pasaba por delante de la plaza de toros y llegaba a la plaza del Portillo, intentando enlazar con la columna que desde el exterior intentaba ocupar esos mismos puntos. Pero allí rodeados y tiroteados por todas partes, decidieron darse media vuelta e intentar salvarse, dejando a unos cinco rezagados tras de sí, que fueron exterminados por los paisanos: Uno de ellos, muerto su caballo, intentó refugiarse en una casa de la plaza, pero fue alcanzado y arrojado por una ventana, mientras que otro en su loca carrera por la salvación se separó del resto, y callejeando logró llegar !hasta la calle Predicadores!, siendo allí sorprendido y muerto por 3 mujeres. Su cadáver fue arrastrado hasta el mercado, y su caballo presentado al General por Joaquina Plazas. Los pocos supervivientes se retiraron por el mismo camino, tan rápidamente como habían llegado, encabezados por el sargento Rogojski, que llevaba sobre sus espaldas al Teniente. Antonio Snarski, gravemente herido y que moriría al ser transportado a su campamento.
Hacia el 24 fueron enviados a Plasencia doscientos lanceros con un cañón para evitar la captura de los convoyes que venían desde Navarra por el Canal Imperial. Al amanecer del 28 una parte participó en la toma del Monte Torrero, donde instalaron su nuevo campamento «con abrigo de madera para los caballos».
Durante el ataque general del 2 de julio vadearon el Ebro, apresando a bastantes defensores que intentaban huir por el Arrabal, y al día siguiente partieron los 3 escuadrones, con otras tropas, hacia Calatayud, para intentar dispersar a las tropas que allí reunía Warsage, regresando al cerco el día 7. A mediados de julio volvieron a cruzar el Ebro, estableciéndose 200 lanceros con el mayor Klicki junto al puente del Gállego, a fin de evitar tanto las salidas de los defensores como las llegadas de ayudas. Allí rechazaron el día 23 un ataque dirigido por Viana, que murió, lo mismo que un sobrino de la Emperatriz Josefina, el Subteniente Tachor, que había sido agregado al Regimiento a fin de que pudiese hacer carrera rápidamente. Doscientos con el mayor Klicki fueron junto a otras fuerzas, el día 28, contra los refuerzos españoles reunidos en Osera, logrando dispersarlos, no sin sufrir varias bajas. Por esta acción recibieron la Legión de Honor el furriel Jagielski y el sargento Lubanski, este último a título póstumo, ya que murió en el combate. Estos siguieron hasta Fuentes, y regresaron junto al Gállego el 30.
En esas fechas eran 717 lanceros y 713 caballos, distribuidos en 3 escuadrones, a los que el 4 de agosto se unirían otros 180 hombres, junto con su Coronel Konopka, quedando así ya reunidos los 4 escuadrones del Regimiento. El 4 de agosto tuvo lugar un nuevo asalto, y de nuevo 300 lanceros vadearon el Ebro frente a la desembocadura del Gallego para cerrar la carretera de Cataluña. Mientras en las calles de la ciudad el capitán Hupet se había distinguido con su batería volante.
El 5 Lefebvre se instaló con los lanceros en Villamayor, con el fin de evitar la llegada de un gran convoy que venía en auxilio de Zaragoza, logrando tan sólo apresar, sus escuadrones 3º y 4º, a los carros de su retaguardia, con las casacas y la caja del 2º de Voluntarios de Aragón. La noche del 14 de Agosto levantaron los franceses el asedio, siendo los últimos en retirarse de Torrero el 3er. Escuadrón de lanceros.
SEGUNDO SITIO
Rotas de nuevo las hostilidades participaron los lanceros en la segunda batalla de Tudela (23 de noviembre) y en la persecución del Ejército de Castaños hacia Calatayud y Castilla, alejándose de Aragón. Tan sólo un destacamento al mando del comandante Kliski regresó ante Zaragoza participando en el 2º Sitio. El 15 de enero de 1809 eran 33 hombres con 35 caballos, destinados a la escolta de Junot, en su campamento de la Cartuja de la Concepción, existiendo además otros 19 hombres y 6 caballos en el llamado «depósito de lanceros» en Tudela.
Cuando el General Palafox salió preso hacia Francia lo hizo en un coche con capota de hule negra y escoltado por lanceros[9]. Tras la caída de Zaragoza éstos seguirían en Aragón. El 15 de junio eran 80 que combatieron en María. En junio de 1810 eran un destacamento, «compañía de élite», en Mequinenza; en julio, con Kliski, eran llamados «escuadrón» y atacaron Daroca.
En enero de 1811 eran 106 hombres, repartidos por Aragón; y entre febrero y el 15 de abril se hallaron en Daroca, para partir definitivamente a finales de ese mes hacia Andalucía para unirse al resto de su Regimiento, que iba a convertirse en 7º Rgto. de Lanceros.
ZARAGOZA Y LA EXPOSICIÓN HISPANO-FRANCESA DE 1908
Eloy Fernández Clemente (Andorra, Teruel, 1942) es Catedrático de Historia Económica en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Zaragoza, de la que ha sido Decano entre 1996 y 1999. Desde su tesis doctoral La Ilustración Aragonesa (1969) y su libro Aragón contemporáneo (1975) ha publicado tres docenas de libros y muchos cientos de artículos sobre la historia contemporánea de Aragón, la mayoría desde una perspectiva económica. Fundador y director durante diez años de la revista cultural aragonesista Andalán (1972-77 y 1982-87), dirigió también la Gran Enciclopedia Aragonesa (1978-82) y tres de sus apéndices, y ha participado en muchas obras colectivas.
Entre sus trabajos recientes destacan Estudios sobre Joaquín Costa (1989) y una serie de estudios sobre el periodo entreguerras en la Europa del Sur, concretados por ahora en los libros: Ulises en el siglo XX. Crisis y modernización en Grecia, 1900-1930 (Zaragoza, 1995) y Portugal en los años veinte. Los orígenes del Estado Novo (Valladolid, 1996). En 1996-1997 publicó el estudio monumental, su obra más importante, Gente de Orden. Aragón durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) en cuatro tomos (Ed. Ibercaja). Desde 2001 dirige, en la Institución Fernando el Católico, la Biblioteca Aragonesa de Cultura.
El Gobierno de Aragón le concedió en 1995 el primer Premio a las Letras y el Ayuntamiento de Zaragoza le hizo Hijo Adoptivo de la Ciudad en octubre de 1997. Por su parte, la Diputación Provincial de Teruel le concedió, en la primavera de 1998, la Cruz de San Jorge. En marzo de 2000 fue elegido académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (en la que pronunció el discurso de ingreso el 15 de enero de 2002) y en octubre del mismo año, fue nombrado miembro de la Comisión permanente del Consejo del Centro de Estudos de História Contemporânea Portuguesa.
En la conferencia de hoy pretende resaltar los importantes cambios que a nuestra ciudad trajo la celebración de la Exposición que recordaba el Primer Centenario de Los Sitios y analizar la personalidad e ideología de los principales organizadores. Sin duda, la celebración de este importante evento supuso un importante punto de inflexión para Zaragoza, por la gran repercusión que tuvo y la atención que reclamó sobre ella durante los meses en que estuvo abierta (de mayo a diciembre de 1908).
El monumento a la Exposición Hispano-francesa de 1908 fue inaugurado en enero de 1910. Hasta 1947 estuvo situado en la Plaza de Paraíso, y desde entonces se encuentra en un alejado rincón del Parque Primo de Rivera, donde actualmente presenta un lamentable aspecto, lleno de pintadas, moho y suciedad.
Obra de los hermanos Miguel y Luciano Oslé, fue concebido como una composición alegórica de la Paz, inspirándose en la obra de los franceses Dalou y Gardet para el puente de Alejandro III en París. La obra arquitectónica fue diseñada por Ricardo Magdalena Gallifa, con grandes sillares sin desbastar que forman un zócalo escalonado. Desde el principio contó con un podio para instalar el busto de Basilio Paraíso, pero éste no fue colocado hasta 1952, a su muerte, ya que el prócer siempre se negó a tal iniciativa.
(Fuente: Guía histórico-artística de Zaragoza)
MEDALLAS DE HONOR DE LA ASOCIACIÓN
Juan José Marcén Letosa (póstuma)
Creador de la Asociación Cultural de Nuestra Señora de Magallón, de Leciñena, con su incansable actividad consiguió reconstruir el Santuario del mismo nombre, destruido por los franceses durante Los Sitios, así como instituir la celebración anual de la “Cabalgada o Batalla del Llano”, que recuerda los mismos hechos.
Impulsó la ruta de Los Sitios en el Arrabal y descubrió el archivo de Fray Theovaldo, fraile comisionado por Palafox para la remisión de refuerzos y ayudas a Zaragoza, en la Abadía de San Isidoro de León, facilitando inmediata copia de toda la información hallada a cuantos pudieran tener interés en su estudio.
Repentinamente enfermo, no permitió ser ingresado hasta concluir la biografía de Matías Calvo, símbolo de la resistencia de Leciñena contra el francés, y al que había dedicado un estudio previo premiado con un accésit del Premio Los Sitios. Su rápida muerte le impidió ver su libro editado.
Hospital de Nª Sra. de Gracia
Una de las más antiguas instituciones zaragozanas, durante Los Sitios prestó un impagable servicio a la población. Su destrucción por el bombardeo francés del 4 de agosto supuso una gran conmoción entre los sitiados y una fuente añadida de problemas a los defensores.
El importante recinto que ocupaba en lo que hoy es la Plaza de España se perdió irremediablemente. Desde entonces ha continuado prestando sus servicios a la población de nuestra ciudad, sobre el emplazamiento de lo que anteriormente era Hospital de Convalecientes.
Actualmente se encuentra ante el importante reto de su plena integración en el Servicio Aragonés de Salud, que ahora se hace cargo de las competencias sanitarias recién transferidas. Continuará así con una labor asistencial, que está a punto de cumplir seiscientos años.
XVII PREMIO DE INVESTIGACIÓN
El ganador ha sido el oscense Ramón A. Guirao Larrañaga por su trabajo titulado “Tres regimientos emblemáticos de Los Sitios de Zaragoza: Extremadura, Guardias Wallonas y Guardias Españolas”. En él analiza de forma minuciosa la participación de estas unidades, con un importante aporte documental, fruto de la minuciosa investigación realizada.
Se han concedido dos accesits. Uno de ellos a Javier Tambo Moros y Alfredo J. Martínez Tirao por su análisis de “La muerte durante Los Sitios”.
El otro ha correspondido a Hugo O´Donnell Armada, Óscar Rodríguez Ramón y Pablo Soler Corredera por el estudio sobre las vidas paralelas de “Calvo de Rozas y Villacampa: Los héroes olvidados”.
El Premio a Jóvenes ha correspondido a Julio Escolán Gonzalvo, de 14 años, por su trabajo sobre “Alcaldes y regidores oscenses en la Guerra de la Independencia”.
EL HOSPITAL REAL Y GENERAL DE NUESTRA SEÑORA DE GRACIA EN LOS SITIOS
Luis A. Arcarazo García
La ciudad de Zaragoza a principios del siglo XIX contaba con el Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia, fundado por el rey Alonso V de Aragón en 1425. Su máxima era “Domus infirmorum urbis et orbis”, y era considerado como uno de los cinco grandes de España. Ocupaba un inmenso solar entre la calle de Santa Engracia, la actual Plaza de España, el Coso hasta calle Porcel y por detrás hasta la calle San Miguel. Disponía de posada, teatro, devastado por un incendio en 1778, iglesia, cementerio y salas para pobres enfermos, dementes y expósitos. Su capacidad era de 472 puestos fijos que podían ascender a 641 camas en situación de necesidad, más las de dementes. Para su servicio había 240 personas con derecho a alojamiento y comida, destacando la Comunidad de Hermanas de la Caridad de Santa Ana, de la que era Superiora la madre María Rafols. El personal sanitario se componía en agosto de 1808 de tres médicos colegiales, dos médicos velantes, diez cirujanos y dieciocho practicantes.
Otro hospital era la Casa de Convalecientes u Hospital de Ntra. Sra. de la Piedad, fundado en 1677 para enfermos procedentes del Hospital de Gracia, que carecía de condiciones. También existía el Hospital de Niños y Niñas huérfanos de la Ciudad, que pertenecía a la Casa de Misericordia.
Asistencia sanitaria en el Primer Sitio
Cuando llegaron los franceses ante Zaragoza no se había organizado casi nada; se consideró suficiente para asistir a todos los pacientes al Hospital de Gracia, aunque enseguida se colapsó al multiplicarse los heridos. También faltó personal, ya que muchos cirujanos dejaron el hospital para acudir a la defensa, a pesar de hallarse relevados de las armas y tener dedicación exclusiva al Hospital. Por lo que respecta al número de pacientes, el 3 de agosto de 1808, tras 50 días de combates, ya había 2.111 enfermos, todos con cama, alimento y sin falta de ropa y aseo.
Antes del gran bombardeo de la ciudad, el Hospital General ya había sufrido daños, pero el 31 de julio de 1808 comenzó uno muy violento que duró cuatro días, comenzando a caer algunas granadas en el Hospital que causaron las primeras muertes; los destrozos tuvieron tal envergadura que antes del medio día fue preciso evacuar a los pacientes, dando licencia a los que podían caminar, mientras que los que no podían valerse por sí mismos fueron bajados a la iglesia. Así las cosas, el Intendente Calvo de Rozas dio orden de evacuar a los varones a la Real Audiencia y Casas de la Ciudad y a las mujeres a la Lonja; el traslado lo hicieron los dependientes de la casa y sus regidores, religiosos de San Francisco, oficiales de intendencia y contaduría y muchos vecinos. Por lo que respecta a los dementes, muchos fueron dejados en el piso bajo con sus cuidadores, pero el 4 de agosto, en el asalto francés, fueron apresados y recluidos en el Pozo de los Santos Mártires de Santa Engracia; allí morirían sepultados por la voladura del convento.
El bombardeo fue el preludio del asalto general del día 5; los franceses tomaron el hospital y quemaron el granero; el día 7 comenzó a arder el centro del Hospital y algunas casas inmediatas y el día 10 Palafox mandó prender fuego al resto del edificio para que no sirviese al enemigo de parapeto, con lo que su destrucción física fue completa.
Habilitación de nuevos hospitales
Una vez concluido el Primer Sitio, se intentó solventar la pérdida del Hospital de Gracia utilizando la Casa de Misericordia y la Casa de Convalecientes, ya que los enfermos y heridos estaban repartidos por edificios públicos y casas particulares. La Junta Suprema de Sanidad de la Guerra, presidida por Palafox, propuso, entre otras cosas, establecer hospitales de paisanos y militares, pero de inmediato el número de pacientes en la Casa de Misericordia fue excesivo, por lo que el 26 de septiembre Palafox ordenó dejar la Misericordia como Hospital Militar y pasar a los paisanos al de Convalecientes, dando lugar a la nueva sede del Hospital de Gracia que con el paso de los años se convertiría en el Hospital Provincial de Nuestra Señora de Gracia tal y como hoy lo conocemos.
Situación del Hospital de la Misericordia
Era totalmente crítica y sus condiciones muy deficientes; los pacientes apretados, muchos sin cama, mal tratados, sin alimento ni agua ni medicinas por falta de personal, murieron muchos de ellos sin haberles aplicado los remedios dispuestos por los médicos. El 4 de diciembre ya no había sitio para ingresar a nadie más y algunos pacientes estaban en el suelo de un subterráneo, habiendo una confusión total entre los enfermos y heridos. El 22 de diciembre, sospechando la existencia de una epidemia entre los militares, se trasladó a los heridos del Hospital de la Misericordia al convento de San Ildefonso, en un intento por evitar el contagio de éstos. El hospital de Sangre de San Ildefonso recibiría únicamente heridos; con los años dará lugar al Hospital Militar de San Ildefonso. A pesar de todo, como consecuencia de la epidemia, la Misericordia era incapaz de albergar a más pacientes (había 3.000), lo mismo que en Convalecientes y aun con la ampliación de San Ildefonso las camas eran insuficientes. Ante esta situación se crearon Botiquines en los cuarteles.
Hospitales provisionales
El 7 de enero se ordenó establecer nuevos hospitales en casas particulares, ya que la gente caía muerta en las calles; una vez arreglados, en las inspecciones se vio cómo los heridos moraban acondicionados de mala manera, casi todos por el suelo, encima de un poco de paja por falta de camas, colchones y demás enseres. El cuidado de los enfermos corría a cargo de sus propios compañeros, con la asistencia sanitaria del personal del Hospital de Gracia, que no fue capaz de prestarla, ya que Zaragoza estaba cortada por infinitos parapetos y zanjas que impedían el tránsito normal. Al final del Segundo Sitio había más de 50 edificios convertidos en hospitales provisionales para la tropa, mientras que los oficiales estaban en sus casas, circunstancia que favoreció la epidemia.
En total, el número de estancias hospitalarias en el Hospital General, desde el 1 de junio de 1808 al último día de febrero de 1809, fue de 4.700 de oficiales y 380.083 de tropa; mientras que de los hospitales provisionales no hay datos. En lo concerniente a bajas, en el Primer Sitio hubo unas 3.500, y en el Segundo Sitio se calcula que muertos hubo 53.837: por tifus, 47.782, por combates 6.055 y enfermos en los hospitales quedaban unos 13.000.
Conclusión
Zaragoza disponía de la asistencia sanitaria que le correspondía en aquel momento y sobre todo contaba con el Hospital de Gracia. La actuación del personal sanitario fue la que le correspondía, trabajando hasta la extenuación en los hospitales, aunque los más efectivos fueron los cirujanos, que procuraron consuelo a los heridos. En lo que concierne a la asistencia hospitalaria hay que decir que la pérdida del Hospital de Gracia fue gravísima e irreparable en aquel momento; la solución dada fue buscar grandes edificios para alojar a enfermos y heridos, pero faltó la infraestructura sanitaria y los pacientes estuvieron sin camas, medicación ni personal sanitario, aunque dada la magnitud del desastre, aun con el Hospital indemne, la situación no habría sido mucho mejor.
También hay que reconocer el valor de todos los sanitarios que permanecieron en la ciudad, algunos de ellos hasta morir, con un convencimiento que nos asombra en estos tiempos en que muchos valores no son tenidos en cuenta, prevaleciendo los de índole material.
Para finalizar, quiero mencionar unas palabras del doctor Ricardo Royo Villanova escritas en el Primer Centenario: “Con las armas en la mano defendimos la patria en 1808, con los libros en la mano debiéramos defenderla desde ahora. Dediquemos, por consiguiente la centuria que ahora empieza a la meditación, confección y estudio de aquellos libros, y quiera Dios que las generaciones venideras conmemoren el segundo Centenario de los Sitios, llevando aquellos libros en la mano, en la cabeza ideas grandes y en el corazón sentimientos generosos y consigan para el espíritu nacional, la independencia que para el terruño patrio consiguieron nuestros bisabuelos”.
ALAGÓN EN LOS SITIOS DE ZARAGOZA
Domingo Genzor y Paco Escribano
(revista “Viajar por Aragón” –febrero 2002-)
Nuestros pueblos esconden rincones que han sido testigos vivos del pasado pero muchas veces resultan desconocidos para los que en ellos habitamos. Desde la Asociación Cultural “Los Sitios de Zaragoza” proponíamos el pasado octubre un paseo por calles y plazuelas del barrio de la Magdalena de Zaragoza, convertidas hace doscientos años en escenario de cruentos combates. Este mes ofrecemos la posibilidad de conocer un poco más de nuestra Historia desplazándonos hasta Alagón. Municipio situado a sólo 24 kilómetros de la capital, en la confluencia de los ríos Ebro y Jalón, en aquellos meses de 1808 y 1809 fue sucesivamente campo de batalla, puesto de mando francés, centro logístico, hospital y, por último, cementerio de un considerable número de franceses e hispanos. Al mismo tiempo aprovecharemos para conocer un poco más este pueblo de casi 6.000 habitantes y en el que se aprecia un dinamismo económico relevante, en parte debido a la actividad de Opel España.
El viajero que vaya a Alagón desde Zaragoza por la Autovía de Logroño podrá imaginar la nube de polvo que levantaban los casi siete mil hombres reclutados y encuadrados precipitadamente por Palafox, y con los que pretendía establecer una última línea antes de que los franceses llegaran a la capital. Era la madrugada y la mañana del 14 de Junio de 1808. Parece increíble que esos hombres, la mayor parte de los cuales apenas había manejado un arma, pudiesen estar decididos a enfrentarse con unas tropas cuyo número ignoraban, pero que sabían eran disciplinadas y temidas en toda Europa.
Abandonamos la autovía a la altura del kilómetro 263 para entrar al pueblo. Los campos que dejamos a la izquierda fueron escenario de la batalla, ya que las tropas francesas llegaban por el Puente de Pamplona, situado junto a la Gasolinera de Miravegas. Mientras fijaban a los españoles desde este puente, los franceses envolvían por dos direcciones: una por el camino de Cabañas y otra por el de Grisén hacia el puente sobre el Jalón, quedando el pueblo cerrado en una tenaza. Este despliegue y el rumor de que Palafox había sido herido provocaron la confusión entre los defensores, aprovechada por los franceses para ocupar el pueblo. Fue saqueado y el general Lefebvre les dijo a los prisioneros capturados “que habría de entrar en Zaragoza a pesar de los 30.000 idiotas que querían oponerse a los esfuerzos de sus tropas aguerridas”. Aquella noche Lefebvre durmió en esta localidad, pensando que al día siguiente entraría en Zaragoza, para celebrar allí el Corpus el 16.
En la glorieta de entrada al pueblo tomamos la carretera a Remolinos y a 600 metros encontramos la Avenida de la Portalada, frente al Instituto y Colegio de Nuestra Señora del Castillo. Éste es dirigido por religiosas de la Congregación de Hermanas de Santa Ana, cuya fundadora fue la Madre María Ráfols, reconocida como Heroína de los Sitios por su espíritu de sacrificio, servicio y entrega. Aquí se libró un duro enfrentamiento con uno de los brazos del ejército francés que llegaba por el camino de Cabañas. Recorremos este lugar, que se convirtió en cementerio para numerosos franceses, y pronto llegamos a la Iglesia de San Juan. Antiguo convento de los Agustinos Descalzos fue abandonado tras la Desamortización, hasta que en 1875 se hicieron cargo de ella los misioneros del Corazón de María. Durante Los Sitios fue empleado por los franceses como hospital. Según cuentan las crónicas, las condiciones higiénicas eran pésimas, lo que unido a las heridas de los enfermos y la epidemia de tifus que se desató en la región después de la Batalla de Tudela, hizo que el número diario de muertos fuera muy elevado. Se dice que los enfermos que fallecían eran arrojados desnudos por las ventanas, cayendo uno sobre otro “como si fueran sacos de grano”.
Enfrente de la iglesia se encuentran unas escaleras que nos llevan a la Ermita del Castillo. Situada en la parte más alta de la población, es fácil imaginar que los defensores emplearían esta plaza para dirigir la defensa. Es un lugar cargado de historia y leyendas en torno a sus pasadizos subterráneos. A su alrededor se ubicó el más antiguo asentamiento humano conocido, la ciudad ibérica de Alaun. En ella se acuñó moneda con inscripciones en alfabeto ibero y se sabe que mantuvo conflictos con Salduie por problemas de riego, resueltos por la sentencia del famoso Bronce de Contrebia Belaisca, guardado en el museo de Zaragoza. En la ermita se guarda la imagen de tradición románica de la Virgen del Castillo (fechada hacia el 1300), patrona de la localidad, cuya festividad se celebra el 8 de Septiembre.
Desde esta plaza se aprecia la inclinación de la magnífica torre mudéjar de la Iglesia Parroquial de San Pedro. Nos acercamos a ella y alzamos levemente la mirada. Admiramos su bien conservado estilo mudéjar aragonés del siglo XIV, con bellísimas tracerías y un campanario que posiblemente sea el antiguo alminar de la Mezquita. Además, esta torre fue un testigo vivo de la Batalla de Alagón pues su elevación le permitió a Palafox dominar desde allí todo el campo y así poder ubicar a sus soldados. Esto fue observado por el enemigo que disparó, posiblemente desde el Puente del Jalón, un proyectil cuyo impacto puede apreciarse hoy en día.
Desde aquí bajaremos hasta la Plaza de la Alhóndiga. Todavía hay en ella un extraño rumor de mercaderes, gentes y culturas que nos hablan de siglos pasados. Entramos en la Plaza de San Antonio, poco a poco el entorno mudéjar va quedando atrás. Ahora se nos ofrece uno de los conjuntos histórico – artísticos más importantes que hay en Alagón: La Iglesia de San Antonio y el antiguo Colegio de la Compañía de Jesús rehabilitado para Casa de Cultura. Fue utilizado como Hospital y Cuartel General de los franceses después de que, el 30 de noviembre, una avanzada del tercer Cuerpo de Ejército, al mando del mariscal Moncey, se asomara por Casablanca, Torrero y San Lamberto, y decidieran replegarse hasta Alagón, que quedó convertida en base de operaciones del ejército francés. Su cercanía a Zaragoza, sus buenas comunicaciones y el hecho de poder disponer de un canal navegable por el que podían transportar tropas, armamento y alimentos fueron factores más que suficientes para preparar desde aquí el segundo asedio a Zaragoza.
La Casa de Cultura merece ser visitada. Toda la ornamentación se concentra en el patio de entrada y la escalera, que descansa sobre columnas clásicas y se remata con una bóveda presidida por un fresco atribuido a Goya con un emblema de la Compañía de Jesús. Además cuenta con un museo de la etapa mejicana del pintor aragonés Luis Martín Bosqued. Adosada a ella está la Iglesia de San Antonio, auténtico festín de luz y color de estilo Rococó. Contemplar y descubrir su belleza es motivo más que suficiente para haberse trasladado hasta aquí. Tras un largo período de restauración hoy luce con todo su antiguo esplendor. El retablo original, quemado en un incendio que sufrió durante la Guerra Civil, guardaba notables semejanzas estilísticas con el retablo mayor del Seminario de San Carlos de Zaragoza.
Hasta aquí hemos recuperado la Historia. Ahora les invitamos a que paseen por sus calles y se acojan a la hospitalidad de sus gentes. Hay que caminar por las calles que están detrás de la Iglesia de San Antonio para conocer el barrio judío; recorrer la calle de las Damas con sus hermosas casonas y alguna advertencia delatora de la procedencia de su nombre (“Mira pecador cual vives, porque de la misma suerte que es la vida, así es la muerte”); ir por la calle de la Jota aragonesa y admirar las fachadas y aleros de antiguos palacios renacentistas; aprovechar para degustar las típicas “tortillas de Alagón”. Y para terminar les aconsejamos que se desplacen al paraje de El Caracol, un entorno dieciochesco enmarcado por las Murallas del Canal Imperial, la amena chopera y el recuerdo al ilustrado Ramón Pignatelli.
SITIO Y CAPTURA DE ZARAGOZA El duque de Montebello llegó el 20 de Enero de 1809 para hacerse cargo del mando del Sitio de Zaragoza. La ciudad era defendida por 50.000 hombres, tanto de tropas regulares como de campesinos armados. Todos los empleos de generales, oficiales y suboficiales eran ocupados por monjes. El 26 comenzó el auténtico ataque a la ciudad. El 27 cayeron el convento de Santa Engracia y unas 30 casas. Como el enemigo defendía cada casa, hubo de recurrirse a la zapa y la mina, y cada día se hacían saltar varias casas de esta manera. Al conducir así el asedio, el avance era lento pero seguro. Finalmente, el 20 de marzo (sic) la ciudad fue ocupada por nuestras tropas. 15.000 hombres de Infantería y 2.000 de Caballería entregaron las armas en la puerta del Portillo y rindieron 40 banderas y 50 cañones. Los insurgentes perdieron 20.000 hombres durante el Sitio y se encontraron otros 13.000 en los hospitales. Sacado del 33º Boletín del Ejército de España. |
[1] El otro escuadrón, con el Coronel, llegó en agosto.
[2] Dado que nunca se habían visto en España unidades de lanceros, y menos con un gallardete en cada lanza, ésta fue erróneamente considerada como «bandera» y como tal representada en un grabado de Gálvez y Brambilla.
[3] Esta batería se distinguió en Mallén (12-VI), donde tomó otros 2 cañones; Eras del Rey (15), donde un cañón con el Sargento Radwaski logró romper la puerta del Carmen; 2 de Julio, con cuatro piezas de nuevo contra la puerta del Carmen; dos en Osera (28-VII); y en las calles de Zaragoza el 4-VIII. Huppet recibió la legión de Honor el 25-VIII
[4] Hecho por el que el Teniente W. Dobiecki sería condecorado con la Legión de Honor, por decreto del 9-VII.
[5] Hoy Avenida Cesar Augusto.
[6] Hoy de Ntra. Sra. de Gracia.
[7] Por la actual calle Rafols.
[8] Actualmente llamado Edificio Pignatelli, sede de la DGA.
[9] .Esteban Torres (AP. Caj.12, leg. 10-2).
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