Palabras del presidente.
Ecos de la Asociación.
Uniformes y distintivos de los Sitios de Zaragoza (III). Las condecoraciones.
El armamento de chispa.
Futuro monumento al General Palafox.
Queridos amigos:
De nuevo con todos vosotros. Hemos dado un paso más. Un paso importante. Cumplimos en este año 95 nuestro décimo aniversario como Asociación, como grupo hermanado en una misma dirección y con idénticas ilusiones.
En todo este tiempo hemos ido creciendo, ensanchándonos, conociéndonos más y mejor, los muchos que sentimos amor profundo por Zaragoza y asombro y admiración por su tenacidad en las horas amargas, por el heroísmo con el que supo mantener lucha tan desigual ante los poderosos ejércitos del dominador de Europa.
Alegrémonos pues por este feliz Aniversario. Diez años. Casi la mitad del camino hacia ese Bicentenario al que nos hemos referido ya en ocasiones anteriores, desde estas mismas páginas.
No cabe duda que nuestras llamadas animando a la investigación que puntualmente hacemos cada año, los ilustres conferenciantes que en distintos momentos y desde muy diversos foros han apoyado nuestra idea, la acogida de ciertas instituciones, han ayudado en gran medida al conocimiento que la ciudad de Zaragoza va teniendo poco a poco de nuestra Asociación y de la ilusión que nos anima.
Pero no cabe duda tampoco, que el mayor apoyo, el mejor acicate, es el calor y el afecto que en tantas ocasiones nos habéis prodigado. Aprovecho estas líneas para expresar a todos mi agradecimiento más sincero.
No quisiera despedirme, por último, sin animar una vez más a cuantos pudiéseis tener alguna idea o iniciativa, para que nos la hagáis llegar. Gracias de antemano.
Me despido como empecé. Felicitando a todos por estos diez primeros años, que empiezan a ser ya una andadura larga y desde luego, fructífera.
Con todo afecto,
Carlos Melús Abós
Presidente de la Asociación
ECOS DE LA ASOCIACIÓN
Todo un éxito. La IV Ruta de los Sitios se llevó a cabo el 1 de Noviembre, como viene siendo costumbre. Jalones obligados, la Cripta de las Heroínas en el Portíllo, el sepulcro de la Beata M. María Rafols y la magnífica alegoría de Agustín Querol, en la plaza de los Sitios. Todo ello, antes de partir hacia la Academia General Militar, a cuyo museo habíamos sido cordialmente invitados. Agradecidos una vez más al estamento castrense. En la despedida ante la tumba de Palatox en la cripta del Pilar, nos acompañó nunca falta- nuestro Asociado de Honor, D. Luis Gómez Laguna.
Fue casualidad. Feliz por cierto. En el mismo momento en que estaba siendo beatificada en Roma la Madre Rafols, nosotros estábamos visitando el lugar que guarda sus restos y depositando allí nuestro ramo de flores, como testimonio de gratitud y admiración. Testigo silencioso, aunque imaginamos que complacido, el P. Juan Bonal, también héroe de los Sitios, cofundador de las Hnas. de la Caridad, y cuyo sepulcro está justamente enfrente del de la heroína.
Crecemos. Nuestra Asociación ha sido «presentada en sociedad» en Madrid, en el ler Congreso Nacional sobre la Guerra de la Independencia, por nuestro ilustre asociado, el Profesor José Antonio Armillas. No podíamos haber elegido mejor representación. Agradecemos su interés, sus noticias y su entusiasmo, siempre contagioso. Nos comprometimos a colaborar en cuantas actividades propongan. Os mantendremos informados.
Nos ponemos al día. Los trabajos correspondientes a las convocatorias VIl, VIII y IX, van a ser editados a lo largo del presente año por la Institución Femando el Católico de la D.P.Z, merced a la muy personal gestión de D. Guillermo Fatás, excelente amigo y asociado. Agradecemos muy cordialmente tan extraordinaria oportunidad de «saldar deuda”.
Corrió la pólvora. El pasado 27 de enero, en los locales de la Agrupación Artística Aragonesa (c/ Lagasca) el coronel Julio Ferrer nos deleitó con una documentadísima charla sobre el armamento en la Guerra de la Independencia. Con su talante cordial y su amenísimo estilo, hizo un pormenorizado recorrido por los mil detalles técnicos y las mil y una anécdotas que ha ido acumulando a lo largo de muchos años de estudio sobre tan sugestivo tema. Para finalizar, el disparo auténtico de una magnífica reproducción de un cañón de época (escala 1/2) llenó de ecos y humo la sala.
UNIFORMES Y DISTINTIVOS DE LOS SITIOS DE ZARAGOZA (III)
Las condecoraciones
Luis Sorando Muzas
A lo largo de ambos Sitios fueron varias las condecoraciones creadas por el General Palafox para premiar los servicios distinguidos. La primera de ellas, y de la que sólo tenemos noticia de una concesión, fue otorgada al paisano Tadeo Ubón por haber logrado arrebatar a dos jinetes franceses en Tudela (8 VI 1808) la banderola o estandarte que portaban. Dicha concesión dice así: … se le nombre Sargento 1º en el Tercio que elija; y lleve el noble distintivo perpetuo de un escudo de bronce alusivo a su fidelísimo esfuerzo por nuestro Augusto Monarca, con estas letras: Por F. VII (1) .
En Agosto de 1808 (entre los días 7 y 15) dispuso Palafox la creación de un escudo de distinción, llamado «de Defensor» o de Avance y Honor, con el que premiar a cuantos individuos militares y paisanos han defendido la ciudad de Zaragoza, se han batido con el enemigo y se han hallado en los mayores peligros (2); éste deberá ser de color rojo con un león de oro coronado en el centro y un rótulo que le circunde, con la denominación de Defensor de Zaragoza (3). Para lograr la concesión de este escudo era necesario que el interesado probase su residencia perenne en esta Ciudad los dos meses que duró el asedio a la misma (4).
El 16 de Agosto de 1808 creó Palafox un nuevo escudo, llamado «de Premio y Distinción», o de Valor y Distinción, para premiar las acciones distinguidas de los Defensores, con un escudo superior al de Defensor (2). Este deberá tener las armas del Rey y las de Aragón con las inscripción Recompensa del Valor y Patriotismo (5). Para su concesión debía haberse realizado alguna acción heróica o distinguida, de cualquiera clase que sea, cuya verdad está suficientemente documentada (4).
Ambos escudos el de Defensor y el de Distinción- eran círculos de paño rojo, de 5 cm de diámetro aproximadamente, bordados en oro para los oficiales y en seda para las categorías inferiores, que debían colocarse en el antebrazo izquierdo, y en el caso de que una misma persona ostentase ambos, el de Distinción debía colocarse más hacia el codo (6).
Como es lógico, el número de concesiones del escudo de Defensor fue muy superior al de Distinción, pues se concedió a Regimientos enteros, como el Rgto. Extremadura, el 4º Tercio de Aragoneses (7) o las compañías de Sas (2), y a grandes colectivos, como a todos los oficiales que se hallaron en el bombardeo del 4 de Agosto (3).
Los testimonios, tanto escritos como iconográficos (8), nos prueban la profusión con que fueron usados estos escudos, aunque de todos ellos sólo se hallan hoy localizados 4 ejemplares (2 de cada) en el Museo del Ejército, que pertenecieron a Agustina Zaragoza y a D. Javier Ferraz y Cornel, y que son los que aparecen reproducidos en este artículo.
El 1 de Enero de 1809 aún creó Palafox otra recompensa, en esta ocasión para distinguir a cuantos participaron en la salida del día anterior contra las obras que los franceses realizaban frente a la ciudad, consistía ésta simplemente en una cinta encarnada que debía colocarse en el 2º ojal izquierdo de la casaca o la chupa (9).
Las mujeres también lograron bastantes de estos escudos; refiriéndose a ellas decía Palafox Las mujeres con sus escudos de mérito en el brazo, armadas de cananas y fusiles han sido unas amazonas, acreditándolo con acciones de heroísmo (10). Refiriéndose a las mismas, el inglés Vaughan decía: Muchas mujeres que, con una bayoneta construida improvisadamente con un palo, asaltaron los lugares de mayor peligro en el transcurso del asedio, habían vuelto de forma tan absoluta a su comportamiento natural que, salvo el escudo de honor bordado en sus vestidos, o alguna cicatriz que desfiguraba su persona, nadie podría haber soñado que hubieran tomado parte en escenas tan horribles.
La Condesa de Bureta hizo tanto aprecio de estos escudos que mandó el modelo a su hermana para que los fabricasen en esmalte, a fin de que, decía ésta, algún día los vea nuestro deseado Fernando (11).
Con posterioridad a la capitulación de Zaragoza se crearon diversas medallas destinadas a recompensar a sus defensores, pero hemos preferido centrarnos aquí en las que realmente se llevaron durante los dos Sitios.
Notas
(1) Tomás Mateo al Inspector General Raymundo Andrés. Zaragoza 11 VI 1808 (A,M,Z. fondo Palafox, Caj. 3, lég. 3 5 6),
(2) Sas a Palafox, solicitando para sus hombres escudos de Honor y Distinción. Reproducido por A. Ibieca. T.III, pp. 21 a 28.
(3) F. Butrón (Ayte, de Campo de Palafox) a Mariano Basco. Zaragoza 17 IX 1808 (A.M.Z. fondo Palatox, Caj. 24).
(4) Edicto de la Junta de Recompensas fijando las normas para solicitar los escudos. Zaragoza 5 XI 1808. Colec. Part.
(5) Decreto de creación, reproducido por A. Ibieca, T.I, p. 257.
(6) Este detalle es apreciable en varios retratos.
(7) Concesión al Rgto. Extremadura, 20 XII 1808 (A.M.Z. fondo Palafox, Caj. 10, lég. 1); al 4º Tercio se le concedió en Septiembre de 1808.
(8) Es de destacar el propio escudo de armas de D. Fernando Pasqual, por haber incluido los dos escudos entre sus cuarteles (reproducido por J. Pasqual de Quinto en «Los Sitios de Zaragoza”, Ed. CAI. pág. 97),
(9) Decreto de creación, op. cit. T. II, pp. 79 80,
(10) A.M.Z. fondo Palafox, lég. 46,4 6 3).
(11) M. Pano y Ruata, “La Condesa de Bureta”, Episodios y Documentos de los Sitios de Zaragoza, Tipografía Mariano Escar, 1908, pág.224.
EL ARMAMENTO DE CHISPA (I)
Coronel Julio FERRER SEQUERA
Habida cuenta del interés despertado por alguna de mis conferencias referentes al armamento en la Guerra de la Independencia en general y en los Sitios de Zaragoza en particular (llave de chispa), y por si algún consocio o simpatizante se anima a practicar el tiro deportivo con alguna de las armas de este sistema, hemos pensado presentar en nuestro Boletín ciertos conocimientos básicos sobre esta técnica, o más bien arte, que permitirían a los felices poseedores de algún arma auténtica de época o a los más modestos aficionados que se conformasen con adquirir alguna de las variadas reproducciones modernas que hay en el comercio, disfrutar de sensaciones inéditas que les harían evocar los lances heroicos de aquellos arriscados baturros que se enfrentaron a “la francesada”.
1. El pedernal
El pedernal o sílex pirómaco es el responsable de producir precisamente el «fuego vivo» necesario para la inflamación de la pólvora. La fractura de esta piedra es concoidea, lo que facilita la fabricación de piezas aguzadas. Su propiedad de despedir chispas al golpear contra el acero, hace saltar pequeñas partículas incandescentes que se combinan con el oxígeno del aire y que inflaman lo que tocan (yesca, pólvora, gases inflamables),
En España se encuentra abundantemente en todo el territorio. De los yacimientos europeos siempre ha tenido fama el sílex translúcido, color miel, obtenido en los cerros de Meusnes (Loir et Cher, Francia) que jugó importante papel en los triunfos napoleónicos.
Las piedras se tallaron principalmente de dos formas: “a la francesa», es decir, con una sola parte afilada y un talón romo, y «a la inglesa», con dos extremos afilados: lo que permitía darte la vuelta cuando se gastaba uno de ellos. El ejército francés de Napoleón usaba cuatro tipos de piedras:
1. Piedra reglamentaria de dotación para Infantería, Dragones y «VoItigeurs».
2. Piedra para carabinas y mosquetones de Caballería y Gendarmería,
3. Piedra para pistolas de arzón y medio arzón.
4. Piedras para fusiles de parapeto y encendedores para las piezas de Marina (Caronades).
Una buena piedra de chispa para fusil podía servir para 50 ó 60 disparos en manos de un tirador experto, pero teniendo en cuenta la precipitación y descuido del soldado durante el combate, se le dotaba de una piedra para cada 20 o 30 disparos. Los Reglamentos de la época prescribían lo siguiente para la colocación del pedernal en el arma; tampoco deberán olvidarlo los aficionados actuales:
1. Colocar como junta en las quijadas cuero grueso o plomo, nunca trapo o papel.
2. Colocar la piedra de forma que su costado interior siga exactamente el plano vertical tangente al costado derecho del cañón,
3. Centrar la piedra de suerte que la arista de la parte afilada toque en toda su longitud la superficie del rastrillo o batería.
2.Cargas y fuego
Los datos que se incluyen a continuación corresponden al fusil liso calibre 17,3 mm, (69″) español o francés, pero son de aplicación para cualquier arma de guerra de calibre similar.
Para escopetas de caza, cuyos calibres suelen ir del 16 al 10 (en libras) quedaremos muy bien poniendo de 4 a 6 gramos de pólvora y de 28 a 45 gramos de perdigones. Si su cañón es de forma cónica doble (choque a la española) no se puede tirar con bala.
Cuando se disponga de un arma larga de calibre no comprendido en estas cifras, los yankees recomiendan la siguiente fórmula: Calibre en pulgadas = Carga en grains. Ejemplo: Calibre 45″ = 45 grains de pólvora negra (unos 3,56 gramos) partiendo de esta base se aumenta o disminuye de medio en medio gramo. En las armas cortas debe disminuirse un 25 por 100 del resultado.
Para las armas de guerra se utilizan desde finales del siglo XVII cartuchos de papel conteniendo la bala y la pólvora ya dosificada, aunque para la caza se sigue usando el frasco o el cuerno de pólvora. Yo personalmente recomiendo a los tiradores usar siempre cartuchos para todas las armas, aunque sean de caza, pues exige mucha práctica el dosificar la carga a estima.
Suponemos que la manera de fabricarse el cartucho es sobradamente conocida: recortar el papel trapezoidal, enrollar sobre el mandril cilíndrico con la bala alojada en su extremo, llenar de pólvora el hueco del mandril al retirarse y terminar con los plegados ulteriores de cierre.
Para el transporte de los cartuchos puede improvisarse una granadera con un taco de madera con orificios verticales.
3.Manejo del arma
Con la aparición del cartucho de papel la carga se simplificó grandemente, reduciéndose de 26 tiempos (!) a los 12 tiempos que resumimos a continuación: Colocar el arma en posición horizontal, levantar el rastrillo y abrir la cazoleta, tomar y romper el cartucho, cebar la cazoleta y cerrarla bajando el rastrillo, verter la pólvora en el cañón e introducir la bala y atacar con la baqueta. Un soldado instruido podía llegar a efectuar hasta tres disparos por minuto.
Una precaución adicional, Estos fusiles alcanzan mucho más de lo que un profano puede imaginar, es decir, más de mil metros tirando con un ángulo de 43º; colocado horizontalmente, el proyectil cae a unos 235 metros, siendo el tiro verdaderamente preciso a 140 metros. La velocidad inicial del proyectil (Vo) es de unos 350 m por segundo. Así es que hay que tener mucho cuidado con la bala perdida, pues puede producir lesiones tal vez más graves que un arma moderna.
Creo que así queda explicada la manera de cargar un arma de sílex lisa. Con respecto a los riesgos, son multitud las experiencias técnicas que avalan el hecho de que aquellos viejos fusiles y sus reproducciones, son tan seguros, precisos y fiables (e incluso más) que los que actualmente están en servicio en los ejércitos modernos.
Si alguno se anima, será un placer responder a cualquier duda sobre el tema.
FUTURO MONUMENTO AL GENERAL PALAFOX
En el año 1990, en la V convocatoria del Premio «Los Sitios» que anualmente organiza nuestra Asociación, obtuvo el Primer Premio de Expresión Artística un magnífico proyecto para una monumental escultura ecuestre del General Palafox. Su autor, lñaki.
La maqueta, de gran tamaño, con una acertadísima épica, causó admiración y cautivó de inmediato a cuantos anhelamos que Zaragoza rinda al fin al heroico defensor de los Sitios, el homenaje y la reparación que su figura merece, y más, tras tantos años de olvido e ingratitud.
El silencio de las instituciones (las cosas de palacio van despacio) ha sido de momento la única respuesta que tal proyecto ha merecido. Pero con la esperanza de que algún día ojalá no muy lejano‑ las cosas sean al fin como todos deseamos, hemos contactado con el autor, que ha tenido la gentileza de abrirnos su casa y mostrarnos en qué momento se halla su monumental proyecto. Traemos aquí, junto con el valioso testimonio gráfico, una breve semblanza de su fructífera andadura.
IÑAKI
Este polifacético artista, escultor, pintor y dibujante, aunque nacido en Bilbao en 1940, inicia sus estudios artísticos en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Zaragoza en 1953, en el aula de “Antiguo y Natural», trabajando con modelo vivo durante nueve años, simultáneamente con la pintura, continuando su formación de modo autodidacta.
En el campo de la pintura son muchas las exposiciones realizadas ya en todo el país, y muchas también en el extranjero, corno la Art Gallery de Washington, Burdeos, Coñac, Anguleme, Tours, Talance y Pau.
La obra de Iñaki se mueve dentro de las premisas de integración de las artes que ya propagara William Morris (18341896) y el movimiento «Arts and Crafts» de Inglaterra, precursores del modernismo europeo, de forma que se amalgame la labor paciente del artesano, del carpintero y del herrero a la del artista, dibujante y pintor; y hay que comprender esta voluntad expresiva teniendo en cuenta que Iñaki es un hombre polifacético pintor, dibujante y escultor, con una versatilidad (que no dispersión) que hace que este artista, como los creadores del Renacimiento, se aproxime al verdadero humanista, alejado de modelos monocromáticos, la actividad escultórica data de 1967. En esta época trabaja con hierros forjados y recuperados, creando con los mismos grandes ensamblajes en el espacio. Más tarde trabaja con aceros mecanizados. En la actualidad utiliza materiales inoxidables que han sido plegados y doblados previamente.
Tiene innumerables monumentos situados por toda la geografía nacional. En Aragón encontramos obra en Alcañiz, Caspe, Utebo, Zaragoza, Huesca, Tamarite, Escatrón, Ricla (una cabeza de Goya de 3,50 metros de altura en acero forjado).
Está representado en distintos museos: Museo Taurino de Madrid, Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid, Museo del Alto Aragón de Huesca, Museo Municipal de Graus, Museo Nacional de Dibujo en Larrés (Huesca), Museo Estrada Saladich de Bellaterra (Barcelona), Museo de la Resistencia “Salvador Allende», Casa Museo de Goya en Burdeos, Museo de Arte Contemporáneo Villafamés (Castellón), Casa del Cordón (Vitoria), Museo Municipal de Logroño…
En el campo de la ilustración trabaja para Integraph Internacional y para diversas editoriales españolas. Sus dibujos, reflejando el Aragón rural del siglo XIX, han servido para ilustrar numerosas obras, entre las que destacamos la Historia de la Jota, de Alfonso Zapater. Diseña la Enciclopedia de la Parasicología (de J.M. Kaydeda), así como para Ediciones Oroel el libro de «Goya 1824 1828», sobre el exilio del insigne pintor, o para Unali, la ejecución de las obras completas de L . López Allué.
Miembro de diferentes comisiones gestoras de muy distinto signo (desde Perspectiva Plástica Aragonesa, hasta el Centre Culturel «Casa de Goya» de Burdeos), es hombre de gran peso en la vida artística de nuestra ciudad. Le deseamos continúe cosechando toda clase de éxitos.
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