ASOCIACIÓN CULTURAL LOS SITIOS DE ZARAGOZA

Carta de nuestro Presidente
Héroes y Cobardes
Los sitios en la Península ibérica
Homenaje a las Heroínas de los Sitios de Zaragoza
Nuestras calles. Nuestra Historia

Queridos amigos

Nos volvemos a reunir en este tradicional Acto de Homenaje a las Heroínas zaragozanas recordando, una vez más, a tantas y tantas mujeres que lucharon en aquellos durísimos Sitios.

Los vientos de guerra trajeron a un ejército invasor hasta las puertas de nuestra ciudad hace poco más de 200 años y a las mujeres zaragozanas les tocó asumir un papel poco habitual para la época. Les tocó asumir el papel de DEFENSORAS. Ellas no lo deseaban, pero lo desempeñaron con coraje. Lucharon codo con codo con los hombres y demostraron un heroísmo ejemplar. Su valor en la lucha contra el invasor fue un ejemplo en toda España y en el mundo entero.

Agustina de Aragón, Manuela Sancho, Casta Álvarez, María Agustín, la Condesa de Bureta, la Madre Rafols, y tantas otras que por menos conocidas no son menos importantes, mostraron la bravura y la tenacidad de nuestro carácter. Precisamente publicamos en este Boletín un interesante trabajo de José María Fernandez (Premio de los Sitios) que nos muestra algunos ejemplos de estas heroínas más desconocidas.

Afortunadamente hoy no sufrimos unas circunstancias tan trágicas como aquellas, pero las zaragozanas de 2011 son también defensoras, en un mundo en el que las cosas no son nunca fáciles y en el que queda tanto por hacer.

Para todos los socios, amigos y simpatizantes, un fuerte abrazo,

GONZALO AGUADO AGUARÓN
Presidente Asociación Cultural Los Sitios

HÉROES Y COBARDES
Por Arturo-José González Ascaso

En un momento de la genial interpretación llevada a cabo por el grupo Baluarte aragonés de Los Sitios de Zaragoza de Oudrid (que podemos disfrutar en su grabación comercializada) se habla de que, durante la contienda, había “hombres (y mujeres) que luchan cantando y hombres que cantan muriendo. Eran Hijos de Aragón luchando por nuestro suelo…”. Y, como muchas coplas de esta bendita tierra, esas canciones eran plegarias a la Virgen del Pilar, rogando por su consuelo y protección frente al francés. Héroes y Heroínas que dieron su vida por defender, con honor, Patria y Religión.

¡Cuánto han cambiado las cosas! Hoy en día, al menos en parte de nuestra sociedad, se ha perdido esa ansia, esa identidad y ese honor con el que nuestros antepasados defendieron Zaragoza y sus señas de identidad, con la Virgen a la cabeza bordada en los estandartes. Hoy en día, apoyándose en una malentendida libertad, ganada con la sangre de nuestros antepasados, grupúsculos de nuestra sociedad en las redes sociales (aprovechando cobardía y anonimato) se permiten el lujo de hacer chanza, burla y escarnio de nuestro más preciado bien. Ese bien que nos guió en la batalla y dio alas a nuestra resistencia: la Virgen del Pilar. Una malentendida libertad porque confunde “humor” con falta de respeto y humillación; porque confunde “derecho propio” con “derecho ajeno” y, sobretodo, porque da muestras de que el anonimato es fácil compañero de viaje para quien poco o nada tiene que ofrecer a la sociedad ya que ofrece necedad en vez de inteligencia, trabajo y entrega. Menos mal que la mayoría sentimos, como se canta a lo largo del celebérrimo, y único en el mundo, Rosario de Cristal, que estamos a punto de volver a disfrutar, aquella jotica que dice:

Virgen del Pilar no olvides, que no podrían vivir, ni España sin Zaragoza, ni Zaragoza sin ti. En este día, Zaragoza honra a sus Defensoras, famosas y anónimas que, con su valor, abnegación y entrega dieron prueba de su valía.

Unas mujeres que ayer, hoy y siempre serán ejemplo de lucha y de esfuerzo porque, recordemos que, aunque el Ejército francés ya no esté a las puertas de la Ciudad, la defensa hay que realizarla en el interior y no hay nadie, como las mujeres, para darnos ejemplo a todos de cómo enfrentarse al sempiterno enemigo.
Por ellas, por todos:
¡Zaragozanas, zaragozanos, por la Virgen del Pilar, vencer o morir!
Y, hoy, más que nunca, ¡Felices Fiestas!
¡Viva la Virgen del Pilar!

EL PASADO SE CONVIERTE EN HISTORIA

LOS SITIOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Por Francisco Escribano

Frente al retroceso de la guerra de asedios en los conflictos napoleónicos, en la Península Ibérica hubo un gran número de ellos, pues de los setenta y dos meses que van de mayo de 1808 a abril de 1814, sólo en ocho no se dieron operaciones importantes de sitio. Y entre junio de 1809 y octubre de 1812 siempre hubo en marcha al menos un asedio, llegando  a  coincidir  en  bastantes

ocasiones hasta cinco de ellos. Aunque en algunos casos es muy complicado distinguir entre un golpe de mano, un asalto, un bloqueo, una capitulación un tanto “amistosa” o un sitio, se contabilizan más de cincuenta operaciones relacionadas con plazas fuertes o ciudades fortificadas. De ellas, más de treinta pueden considerarse asedios en toda regla, con una duración superior a los quince días, establecimiento de baterías y trincheras de asedio, apertura de brecha, etc. Entre los casos extremos de la entrega de Pancorbo en cumplimiento de una orden del Gobierno y el Segundo Sitio de Zaragoza, tenemos la defensa de la línea de Torres Vedras, el largo bloqueo de Hostalric, la capitulación de Valencia en 1812 como resultado de una nefasta campaña defensiva y otros muchos ejemplos distintos.

Además, para asegurar las comunicaciones frente a la actividad de las unidades guerrilleras, los franceses crearon una red de puntos de apoyo y bases de operaciones, que iban desde ciudades como Zaragoza hasta conventos fortificados con una guarnición de apenas cien hombres. Este despliegue tan disperso dio lugar a un fenómeno muy peculiar (no contabilizado en el resumen anterior), el de los numerosos casos en que unidades guerrilleras bloqueaban a pequeñas fortificaciones francesas, sin poder asediarlas en regla ni atacarlas por la carencia de artillería pesada y medios de zapadores.

¿A qué se debió esta proliferación de asedios? Básicamente a las peculiaridades del territorio peninsular, muy compartimentado y con malas comunicaciones. Además, se trataba de regiones pobres, con una agricultura muy precaria y en el que se dependía en extremo de los almacenes y convoyes de abastecimiento y, por lo tanto, de líneas de comunicación seguras. Esas características geográficas hacían imprescindible el control de numerosos puntos a fin de asegurar las comunicaciones a retaguardia, por lo que los ejércitos debían ocupar físicamente posiciones y plazas fuertes que normalmente habrían dejado atrás.

Por consiguiente, los franceses tuvieron que afrontar numerosos asedios de ciudades durante su Guerre d´Espagne, bien sitiando, bien siendo sitiados. En unos casos porque esas plazas controlaban las rutas de paso en las fronteras franco-española (San Sebastián y Gerona) o hispano-lusa (Ciudad Rodrigo y Almeida; Badajoz y Olivenza); en otros porque eran focos de resistencia popular al invasor que debían de ser tomados para poder controlar las comarcas circundantes. De hecho, la progresión del mariscal Suchet hacia Valencia se vio jalonada por la ocupación de Lérida, Mequinenza, Tortosa, Tarragona, Sagunto, Oropesa y Peñíscola a lo largo de dieciocho meses. Desde el punto de vista de los franceses como sitiadores, podemos recordar una clasificación sencilla:

Todos los asedios que los napoleónicos hicieron, se debieron, como es presumible, a razones de orden meramente militar. Se puede hacer un esquema que las aclare y ordene: 1) Una ciudad importante de la que habría de irradiar la ocupación de un gran espacio geográfico: Zaragoza y Valencia. 2) Para facilitar la maniobra y despejar las vías de comunicación vitales en el movimiento de los ejércitos: el Puente de Piedra de Zaragoza, el Castillo de Tortosa, el Fuerte  de  Mequinenza  y  la  roca  de

Peñíscola. 3) Como punto de apoyo para iniciar una gran ofensiva: Ciudad Rodrigo. 4) Para la custodia de las comunicaciones con Francia: Jaca y Gerona. 5) Como defensa de una conjunción geográfica, Lérida. 6) Como final de una operación: Astorga. 7) Para alcanzar cierto objetivo marítimo e impedir el apoyo de la Escuadra inglesa: Tortosa, Tarragona y Tarifa. 8) Como premisa necesaria y obligada para poder asediar otra plaza de mayor trascendencia: Sagunto y Olivenza.

Por tanto, no es sorprendente que los dos comandantes con más éxito en la Península (el británico Wellesley y el francés Suchet) se vieran implicados en casi tantos asedios como batallas campales, de modo que en algunos casos el fracaso en el asedio deslucía las brillantes victorias obtenidas en el campo de batalla. Por ejemplo, la orden de Napoleón de construir recintos fortificados en la ciudad de Salamanca a finales de 1809, en previsión de que el ejército aliado tomara las fortalezas fronterizas de Ciudad Rodrigo y Badajoz y avanzara hacia el interior, resultó acertada, ya que en junio de 1812 Wellington tuvo que detenerse con una división en Salamanca hasta recibir las piezas de artillería y munición necesarias para asediar los fuertes. Y posteriormente, el ejército aliado de británicos, portugueses y españoles, pese a su gran victoria en la batalla de los Arapiles el 22 de julio de 1812, tuvo que detener su avance para acometer el asedio del castillo de Burgos. Esta situación la aprovecharon los franceses para reagrupar sus fuerzas y emprender una contraofensiva que envió de vuelta al ejército aliado a la frontera con Portugal a finales de ese mismo año.

Extracto de un excelente trabajo de Francisco Escribano titulado: “Los sitios en la Península ibérica (1808-1814): mucho más que mitos”, que pueden leer, completo, en nuestra página web.

HOMENAJE A LAS HEROÍNAS DE LOS SITIOS DE ZARAGOZA. 9 DE OCTUBRE DE 2011

PROGRAMA DE ACTOS

10:30 h.      Salva artillera.

10:35 h.      Comienzo    del    desfile    de    las Unidades militares.

10:45 h.      Jotas a cargo de la Rondalla del Royo del Rabal.

11:10 h.      Llegada del Excmo. Sr. Alcalde y Autoridades a la Plaza.

11:15 h.      Comienzo del Acto oficial.

11:25 h.  Ofrenda de Coronas y flores. Salvas de Honor.

11:35 h. Mientras las Autoridades realizan una Ofrenda oficial en la Capilla de las Heroínas, la Jota suena en el exterior de la Plaza del Portillo a cargo del Royo del Rabal.

Agustín Alcaide Ibieca. Historia de los dos Sitios que pusieron á Zaragoza en los años de 1808 y 1809 las tropas de Napoleón.

“…Continuad, pues, valerosos aragoneses con el ardor y noble espíritu de que estáis animados. Ved la conducta de la zaragozanas, que inflamadas todas del amor á su patria, su rey y su religión, corren presurosas á prestaros todo género de auxilio.”
“… ¿Y cuándo, y cómo se ha visto que nos grupos de hombres, de los cuales muchos no conocían el uso ni manejo del arma, mostráran un teson y energía semejante? ¿Cuándo que las mujeres llegáran hasta el pie del cañón, despreciando la muerte, para llevar municiones y refrescos á los artilleros? El entendimiento vacila, la imaginación se confunde. En este dia los habitantes de la capital se excedieron á sí mismos. ¡Ojalá tuviera cien leguas para ensalzar tantas proezas! Pero mis débiles acentos llegarán á la mas remota posteridad, y al recordarlas derramarán lágrimas de placer las generaciones venideras.”.

NUESTRAS CALLES. NUESTRA HISTORIA

Aragón, Agustina de. Es la calle que antes recibía el nombre de Ancha del Barrio Curto, paralela a las calles de Conde de Aranda y de Pignatelli. Desemboca en la plaza del Portillo, donde se encuentra ubicado el monumento erigido en su memoria, y es el lugar donde se llevaron a cabo los hechos que le dieron fama. El apellido real de Agustina era Zaragoza y Doménech.

Nació en Barcelona en 1786 y vino a refugiarse a Zaragoza huyendo de los franceses. Fue protagonista el 2 de julio en la defensa de la Puerta del Portillo al prender y disparar la mecha de un cañón abandonada por el artillero. El general Palafox le concedió el escudo de honor y fue condecorada con las insignias de oficial de artillería. Murió en Ceuta el 29 de mayo de 1858, trayéndose sus restos a Zaragoza el 14 de julio de 1870. Se depositaron en el templo del Pilar, y posteriormente, en 1908, con la conmemoración del primer centenario se trasladaron a la iglesia del Portillo junto a los de otras heroínas. Goya la inmortalizó junto a un cañón en uno de sus grabados titulado

¡Qué valor! También lo hizo el pintor madrileño  Eugenio  Lucas  Velázquez  e igualmente aparece en uno de los grabados realizados por Gálvez y Brambila..

Asalto, del: Trazada a lo largo de la Huerva, da nombre a los sucesos acaecidos en el mismo lugar, por lo que recorriéndola nos podemos hacer idea de los acontecimientos que se desarrollaron en ese entorno. Se encuentra situada entre la calle de Monreal y la plaza de San Miguel. Durante el primer sitio, la muralla, que todavía perdura en esta calle, fue escenario de numerosos intentos por parte de las tropas francesas imperiales para escalarla y penetrar en la ciudad, evitándolo la decidida intervención de los defensores. Se encuentra, a mitad de calle, una lápida conmemorativa que fue colocada durante el centenario de los Sitios, en 1908, y que recuerda que en ese lugar estaba situada la batería de Palafox, donde murió el coronel Antonio Sangenís y Torres el 10 de enero de 1809.

Información extraída del libro “Zaragoza, las calles de Los Sitios”, cuya autora es nuestra socia Conchita Sánchez Rojo, que puede descargarse gratuitamente de nuestra web.

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