ASOCIACIÓN CULTURAL LOS SITIOS DE ZARAGOZA

Jueves 14 de agosto, 20,30 horas. Iglesia de Santa Engracia. Entrada libre

200º aniversario del final del Primer Sitio y de la voladura del Monasterio de Santa Engracia

El 14 de agosto de 1808 la ciudad de Zaragoza amaneció libre del asedio de las tropas napoleónicas, que habían abandonado sus posiciones de asedio y se replegaban hacia Pamplona. Los habitantes, que habían sufrido dos meses de bombardeos y ataques, salieron a las calles a expresar su júbilo y se celebró un solemne Te Deum para festejar el final del sufrimiento. Antes de marcharse, los franceses volaron con explosivos el Monasterio de Santa Engracia, situado en el extremo Sur del casco urbano, en previsión de tener que volver a asediar la ciudad, como efectivamente ocurrió cuatro meses después.

Por ello, la Asociación Cultural “Los Sitios de Zaragoza”, en colaboración con la Parroquia de Santa Engracia, quiere conmemorar simultáneamente ambos hechos:

  • 20 horas:  Concentración de personas vestidas de época en la puerta de la iglesia.
  • 20,30 h.:   Lectura de una monición  explicativa de los acontecimientos que se conmemoran en ese día: voladura de Santa Engracia, retirada de los franceses y final del Primer Sitio.
  • Celebración de la Santa Misa, con música al órgano interpretada por D. Juan Sanmartín (organista del Pilar).
  • Lectura de textos del Diario de Faustino Casamayor.
  • Palabras de despedida de D. Santiago Gonzalo, Presidente de la Asociación Cultural «Los Sitios de Zaragoza».
  • 21,30 h.:  Fin del acto.

Colaboran: A.H-C. “Voluntarios de Aragón” y A.C. «El Royo del Rabal»

El mismo día 14, a las 13,15 horas, se cierra la temporada de la «Crónica de Los Sitios» en Onda Cero Zaragoza, con la emisión del noticiero radiofónico sobre los hechos de ese día (puede oír programas anteriores en «Los Sitios» en la radio.
 

Asimismo, está prevista la emisión, a partir de las 20 horas, de un programa especial en «La linterna» de la COPE, en el que ha colaborado nuestra Asociación.

Puede consultar el calendario completo actividades: Calendario de actividades


Diario de Los Sitios. Faustino Casamayor
Domingo 14 de agosto de 1808

Amanecimos libres de Franceses viendo desamparados todos los puntos, pero con tal precipitación que no tuvieron tiempo para llevarse muchos efectos de cartuchos, armas y un cañón de a 8 que tenían colocado en el Coso frente al Santo Hospital, hallándose así mismo en Torrero el amasijo del pan y muchos carros, que todo se ocupó por nuestras tropas. Las calles quedaron llenas de minas, de cadáveres suyos y de sus caballos, que todo daba un hedor insufrible, pero todo lo sufrió este valeroso pueblo con la mayor bizarría de ánimo al verse libre de tales enemigos, y que María del Pilar había triunfado sin detrimento de Su Santo Templo, al que concurrió todo el lleno del más expresivo agradecimiento a tributarle las debidas gracias.

El Ayuntamiento, llevado de la más sincera devoción, votó en los primeros instantes una fiesta a nuestra Señora con la mayor solemnidad, pasando comisionados al Cabildo Eclesiástico para el Te Deum, convidando la Ciudad a Su Excelencia a dicha función.

A las 12 en punto se anunció al público la evacuación de los franceses con las campanas de las Catedrales, y si alguna vez excedió en regocijo y demostración fue en la ocasión presente, pues todo el pueblo se enardeció de nuevo en la devoción a María y en manifestarle nuestro justo reconocimiento. A la tarde se cantaron en ambas Iglesias las Vísperas, pero en el Pilar fue con la mayor solemnidad, y con todo el magnífico aparato de 1ª clase por ser la Titular, habiendo ido Su Excelencia con su comitiva a dar las gracias a nuestra Señora, el que fue sumamente victoreado.

Con estas tan lisonjeras felicidades se pasó este día que será memorable en los Anales de Zaragoza y que perpetuará su gloria inmortal, por haberse defendido de un Ejército que habiendo empleado 48 días para entrar en la ciudad destituida de muros, tropa, y que en 11 días que han pisado su suelo, no han podido trepar sus calles, teniendo baterías en ellas, lo que acredita el gran valor de sus vecinos, y el amor de nuestra Patrona; cuyo borrón no podrá jamás cubrir la Nación Francesa, ni su inicuo Emperador.

Este día se evacuaron las casas que habían ocupado, sacando de ellas lo poco que habían dejado. En los campos se hallaron muchos cadáveres y caballerías muertas, especialmente hacia la Torre de Escartín y en el Convento de San Lamberto, donde tenían los heridos, de manera que de los 16 mil que vinieron a la conquista habrán quedado más de las 2 terceras partes.

Los enemigos que últimamente nos intimaban rendiciones y amenazaban con nuestra ruina, nos han dejado libres cuantos puntos ocupaban delante de la Ciudad. El General Lefebvre, alojado en la fonda de Torrero con el sobrino de la Emperatriz que estaba únicamente con el objeto de llevar al Emperador la noticia de la toma de Zaragoza, partieron a media noche, y hoy a la mañana se vio pasar por las Casetas la ultima división del Ejército Francés. Por otra parte, los males con que por último quisieron afligirnos no producirán el efecto que su perfidia se propuso, pues a toda priesa se están atajando los incendios excitados en la parte de la ciudad que tuvo la desventura de ser ocupada, y apenas ha tenido seguida el fuego de las casas de Torrero. Ya no resta sino que fuera de la ciudad nuestro valor les sea tan funesto como dentro de ella y acabemos de vindicar los males y agravios que hemos recibido.

El día 15 se publicó un Manifiesto del Capitán General Palafox:

Manifiesto

Después de tantos días de penalidad y de aflicciones, llegó por fin la deseada época que podía prometerse de la constancia y del valor con que habéis defendido esta ilustre capital. Testigos ya de la vergonzosa huida de los esclavos franceses, que han abandonado la artillería, municiones y los víveres que su detestable rapiña había amontonado, llenemos nuestra primera obligación, que es dar gracias al Todopoderoso que ha dado el bien merecido castigo a esos miserables soldados que profanan templos, ultrajan las imágenes sagradas de la Divinidad y no conocen la moral ni son dignos de alternar con los demás hombres. Dejemos a Su Emperador entre los remordimientos y aflicciones, único patrimonio de todos los malvados, y roguemos al Altísimo que bendiga de nuevo nuestras armas, para que los Ejércitos que marchan en seguimiento de la fugitiva canalla logren su completa derrota.

Los campos de Zaragoza, sus puertas y algunas de sus plazas y calles manchadas con la sangre de más de 8 mil franceses que han pagado con la vida la temeridad de su Jefe, es el fruto que ha cogido hasta ahora de su entrada en Aragón. Toda la Europa, y aun el Universo todo, oirá con admiración el detestable nombre de Lefebvre y de Verdier, sus Gobernadores, que olvidados del buen tratamiento que se ha dado en Aragón a los prisioneros franceses y demás naturales de aquel país, han cometido las mayores iniquidades y verán justamente la diferencia que hay de un sistema de gobierno vergonzoso y falaz al de una Nación que cimenta su felicidad en principios de equidad y que no considera como enemigos verdaderos a los que no tienen parte en los delirios de su gobierno. La Francia llorará muchos siglos el mal que la ha preparado la guerra con España, y no podrá sin vergüenza pensar en los medios que se han empleado para hacerla.

Labradores, artesanos, huérfanos, religiosos, viudas y ancianos que habéis quedado reducidos a la indigencia y a la miseria por haber incendiado vuestros campos, destruido vuestras haciendas y casas, y robado los franceses una propiedad que, aunque limitada, constituía vuestra fortuna y era vuestro único consuelo, tranquilizaos. Tenéis la fortuna de vivir en España y la gloria de haber defendido la capital de Aragón, impidiendo que nuestros enemigos asolasen el resto de esta hermosa provincia. Habéis sufrido con resignación vuestros quebrantos, disimulando vuestras penas, desestimado vuestra fortuna, y aun despreciándola por atender sólo al bien general. Mi corazón no puede ser indiferente a tantos rasgos de heroísmo, no sosegaré hasta proporcionaros algún alivio.

He encargado muy particularmente al Intendente General del Reino, Don Lorenzo Calvo de Rozas, que cuando las graves y urgentísimas ocupaciones del día se lo permitan, piense los medios de acudir a vuestro socorro, y cuanto en la generosidad de todos los corazones sensibles de los españoles y la de nuestro amado Rey, cuya causa habemos defendido, que harán un esfuerzo capaz de indemnizaros.

Cuartel general de Zaragoza 15 de Agosto de 1808. José de Palafox y Melci.

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