– MELCHOR DE AZAGRA –
Eminente jurista, polígrafo y científico de la Ilustración. Su madre, de familia hidalga, fue María Antonia del Río y Andrés (Calatayud, 1709 – Zaragoza, 1743). Su padre, Onofre de Asso y Cabo Reluz (Nápoles, Italia, 1696 – Zaragoza, 1764), era también infanzón; poseyó un rico mayorazgo extendido principalmente por la Ribera del Ebro y el valle del Jalón, y fue gobernador y administrador general de la casa de los condes de Aranda en Épila desde 1734. Ambos se casaron en Zaragoza el 3-III-1729.
Ignacio tuvo dos hermanos mayores: Onofre (?, 1731 -?, ?), carmelita y lector de Teología y Artes en la Universidad de Zaragoza, y Joaquina, religiosa del convento de Santa Rosa de Zaragoza.
También tuvo de su padre un hermano menor bastardo, Francisco Miguel (?, 1759 – ?, después de 1814) que fue oficial mayor de la Administración de Rentas en Almagro (Ciudad Real). En 1764 heredó el mayorazgo de sus padres, que fue a menos y que hubo de partir con su hermano bastardo en un pleito en 1805. Fue de carácter introvertido, amante del estudio y sencillo de costumbres.
Recibió una excelente formación científica y humanista. Durante su infancia en Zaragoza fue educado por su preceptor, el sacerdote Pedro Cornel. Estudió griego y latín en el colegio de las Escuelas Pías de Zaragoza (1755) y Filosofía con los jesuitas en el Real e Imperial Colegio de Nobles de Nuestra Señora y Santiago de Cordellas, en Barcelona (1756), pasando luego a las universidades de Cervera, en donde se graduó de bachiller en Artes (1760), y de Zaragoza, en donde estudió jurisprudencia y obtuvo el grado de bachiller y doctor en 1764.
Acabados sus estudios, desarrolló durante once años (1765-1776) una brillante labor como jurista: tras un año de Repasante de Derecho Civil en la Universidad de Zaragoza (1766) y quizás con la protección del conde de Aranda fue nombrado en Madrid abogado de los Reales Consejos y examinador de las oposiciones para enseñar Derecho Público en los Reales Estudios de San Isidro.
Viajó durante tres años por Europa y entre 1771 y 1775 publicó en Madrid solo o en colaboración con el bibliotecario mayor de los Reales Estudios de San Isidro, Miguel de Manuel, el grueso de su gran obra jurídica (Instituciones del Derecho Civil de Castilla, 1771; El Fuero Viejo de Castilla, 1771; El ordenamiento de leyes que D. Alfonso XI hizo en las cortes de Alcalá de Henares el año de mil trescientos y cuarenta y ocho, 1774).
En 1776 inició, quizás también de la mano del conde de Aranda, una carrera diplomática que le llevaría a ser cónsul en Dunkerke (1776), cónsul general de Holanda en Amsterdam (1776-1787) y cónsul en Burdeos (1787-1791).
Su estancia y su trabajo en Holanda le permitieron conocer con detalle todo lo concerniente a la política, comercio y finanzas internacionales y adquirir una sólida formación económica. Diplomático y científico prestigiado y reconocido por sabios y eruditos de España y de toda Europa, no perdió sino que acrecentó el contacto con los problemas de su tierra: viajó varias veces a Aragón; colaboró activamente con la joven Real Sociedad Económica Aragonesa; contribuyó, quizás desde Amsterdam, a solucionar los graves problemas de financiación del Canal lmperial, y sobre todo comenzó a prestarle una atención creciente en sus escritos.
Así publicó en pocos años, en las prensas de C. Sommer de Amsterdam, sus obras más importantes sobre botánica, zoología y mineralogía aragonesas (Synopsis estirpium indigenarum Aragoniae, 1779; Mantissa stirpium indigenarum Aragoniae, 1781; Introductio in oryctographiam, et zoologiam Aragoniae, 1784; Enumeratio stirpium in Aragonia noviter detectarum, 1784); realizó una importante labor editorial traduciendo y publicando las obras de multitud de poetas, literatos y escritores aragoneses de la época musulmana (Bibliotheca Arabico–Aragonensis, 1782) y sobre todo de los siglos XVI y XVII (Joannis Sobrarii, Carmina, 1783; Clariorum Aragonensium monumenta in lucem prolata, 1786; Poesías Selectas de Martín Miguel Navarro Canónigo de Tarazona, 1781; la obra de Juan Francisco Andrés de Uztarroz Aganipe de los Cisnes Aragoneses Celebrados en el clarín de la fama, 1781), y rescató de la biblioteca de la Universidad de Leyden el famoso mapa de Aragón de Juan Bautista Labaña. Trasladado a Burdeos por problemas de salud, los acontecimientos revolucionarios le impulsaron a volver a su tierra en 1791. El 18-II-1790 se casó en Zaragoza con la hermana del cónsul en Bayona, María Teresa Floreuse Bordonava (Zaragoza, 20-X-1749; Zaragoza, 27-I-1815).
No tuvieron hijos. Vivió en Zaragoza, en donde tuvo dificultades económicas: en 1796 recibió contra su voluntad la jubilación en la carrera consular; estuvo varios años sin percibir sus haberes, y en su calidad de persona con fuero militar solicitó sucesivamente las plazas de tesorero del Ejército y de archivero de la Diputación del Reino, que no le fueron concedidas. A pesar de todo, continuó sus tareas científicas: fue director de las cátedras de Química y Botánica de la Real Sociedad Económica Aragonesa (1797-1802) y escribió y publicó en Zaragoza varias obras sobre agricultura, botánica, ciencias naturales y erudición literaria (Relación de los experimentos de Agricultura hechos en Zaragoza en el año 1797 acerca del cultivo y rendimiento en pan de diferentes especias de trigo, 1797; Cl. Hispaniensium, atque exterorum epistolae, 1793; De libris quibusdam Hispanorum rarioribus disquisitio, 1794).
Pero sobre todo redactó y editó su Historia de la Economía Política de Aragón (1798), obra que le ocupó casi cuatro años de trabajo (1795-1798) y para la cual usó y consultó, en medio de no pocas dificultades multitud de documentos, archivos e instituciones, entre ellas la Real Sociedad Económica Aragonesa.
En los últimos años de su vida puso a prueba finalmente su gran amor a Aragón como patriota y político. En los dos sitios de Zaragoza fue asesor de Palafox y se encargó de redactar esos meses la Gazeta extraordinaria de Zaragoza, contribuyendo con sus informaciones, a veces de forma importante, a mantener y alentar la resistencia popular. Tras la caída de Zaragoza huyó a Murviedro y luego a Palma de Mallorca, y aún intentó colaborar, viejo ya y sin fuerzas, con la Junta Gubernativa Superior de Aragón. En 1810 fue nombrado por ésta diputado a Cortes, cargo que no fue ratificado por el Consejo de Regencia. Tras la retirada de los franceses volvió como héroe de la resistencia a Zaragoza y en enero de 1814 fue nombrado regidor de la ciudad; pero, enfermo ya, no llegó a ocupar el cargo. Murió tres meses después, a los 72 años de edad.
(Gran Enciclopedia Aragonesa 2000, tomo 2)
Su papel como importante personaje de Los Sitios está un tanto olvidada, pero no ocurre así con su legado científico. De hecho su efigie es una de las más vistas por los zaragozanos, pues se trata de una de las cuatro esculturas sedentes de la escalinata del Paraninfo, en la Plaza de Basilio Paraíso.
Comparte espacio con Andrés Piquer (médico aragonés del siglo XVIII), Miguel Servet (médico y científico también aragonés del siglo XVI) y Fausto Elhuyar (científico riojano de lo siglos XVIII-XIX). Las efigies fueron talladas por Dionisio Lasuén, las dos centrales, y Jaime Lunch, las de los extremos.
El programa iconográfico, dedicado a la Medicina y las Ciencias, se completa con las abundantes representaciones de médicos y científicos, tanto en el exterior del edificio (Euclides, Newton, Descartes, Abu-l-Qasim, Lamarck, Galeno, Chirino, etc.) como en el interior, incluido el salón de actos del Paraninfo (Hipócrates, Arquímedes, Huarte, Del Río, etc.,).