Publicado por el Ayuntamiento de Zaragoza en 1988
EL BARÓN DE WARSAGE, CAUDILLO BILBILITANO
(Héroe del Segundo Sitio)
Ángel Lasa Moreno
(Mención especial)
CALATAYUD ANTES DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
La caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV (fotocopia del original que en la hoja siguiente publicamos, mandada al Ayuntamiento bilbilitano por orden de Fernando VII, [OMITIDA]) fueron acogidas con júbilo en Calatayud.
Fernando VII en un Real Decreto hacía saber que, con la llegada de los franceses a España, camino de Portugal, se hospedaría de la Corte para salir a recibir a Napoleón. No volvería hasta una vez acabada la Guerra.
El Real Decreto mandado al Señor Corregidor de la Ciudad de Calatayud lo reproduzco en hojas posteriores.
Volviendo un poco a la ciudad de la cual estamos hablando, Calatayud, la marcha del Rey a Bayona fue muy sentida, y desde luego se notaron conatos de sublevación, recordando la ciudad sus antiguas luchas concejiles y belicosas.
Pero el atraso era muy grande, y ni había armamento ni pericia militar. Cuatro o seis miñones (guardias municipales) y un cabo solían constituir la guarnición, apostándose en las diferentes puertas de la ciudad y bastando para la tranquilidad de ésta y de su Comunidad.
COMIENZA LA GUERRA. CALATAYUD Y EL BARÓN DE WARSAGE
Casi al mismo tiempo que en Zaragoza es aclamado Palafox, es proclamado caudillo por el pueblo de Calatayud el Barón de Warsage, D. José de L´Hotellerie Fernández de Heredia, organizador de las fuerzas de la ciudad y de su comarca.
El Barón de Warsage, designado como jefe para dirigir el entusiasmo del pueblo, comenzó a organizar algunas compañías, pero eran precisas unas autoridades que atendiesen a los diferentes órganos del ejército y al establecimiento de un Gobierno; y el 26 de mayo se instaló una Junta de Partido, compuesta por personas de mayor probidad, y siendo nombradas después por el Barón de Warsage a D. José Larraga en Mayor General de la División que se había de formar y a D. Joaquín Garcés de Marcilla en Comandante del Tercio de Paisanos, que debía de organizar.
Los ejércitos que se organizaron fueron los siguientes: 3 Batallones de Fernando VII, el primero de Voluntarios de Aragón en Calatayud y otros dos en Daroca y Cariñena, respectivamente. Del Regimiento de Dragones del Rey. Trescientos Guardias Españoles. Doscientos Guardias Walonas y Suizos.
Hay que tener en cuenta, como han publicado los historiadores, que por aquellos tiempos Calatayud era un pueblo muy importante; era, como ellos decían, un «pueblo de carrera», y a él iban llegando sin cesar oficiales y soldados que a la desbandada venían huyendo de Madrid y de otros pueblos.
Pero se veía en el apuro que casi todos los pueblos de la provincia no tenían ni fusiles ni municiones. Por fin, le enviaron de las fábricas de Villafeliche (pueblo que dista muy pocos kilómetros de Calatayud) diez quintales de pólvora, y el General Palafox le mandó a principios de junio dos cañones a cuatro con su brigada.
El alcalde de la ciudad, D. Ignacio de la Justicia, protegía en lo posible tan heroicos esfuerzos; y con esto el Barón logró reunir entre soldados y paisanos dos mil hombres, de los cuales sustrajo D. Francisco Palafox seiscientos de tropa de línea con dos cañones de a cuatro que aquél tenía, para incorporarlos a las tropas del General Palafox que fueron dispersadas en la batalla de Épila.
Muchos hombres concurrieron a El Frasno y otros a Calatayud, de manera que D. Francisco Palafox, encargado por su hermano para que tan presto como llegaran los hombres viniese al socorro de Zaragoza, salió en compañía del Barón de Warsage, con más de mil hombres de Calatayud hacia el pueblo de Almonacid, en donde recibió órdenes de acelerar su marcha, como lo ejecutó, retrocediendo con treinta hombres para conducir unos presos.
En el camino tuvo noticia que los franceses estaban por las inmediaciones de La Almunia de Doña Godina, y extraviándose por montes y veredas llegó a El Frasno, cuyo pueblo halló casi abandonado.
Decidieron irse de allí al poco rato, ya que un pastor avisó al Barón de que los franceses estaban en la Venta de Morata de Jalón. No se detuvo un momento, y con veinte hombres que le siguieron llegó al estrecho de la Condesa, desde donde observó una columna enemiga de mil infantes y doscientos veinte caballos. Al poco rato divisó otra de igual fuerza, caminando ambas a paso redoblado. Los veinte hombres al verlas huyeron y el Barón tuvo que partir precipitadamente con sus ayudantes de campo, realizando una marcha violenta, pues destacaron contra él algunos caballos, que le persiguieron, llevando sólo la distancia de dos tiros de fusil, hasta el puerto de Calatayud. En este punto se habían reunido como unos quinientos paisanos y algunos soldados, que cerciorados de la fuerza enemiga estaban en el mayor conflicto. Faltos de municiones, y con sólo doscientos fusiles útiles, tuvieron todavía bastante serenidad para sostenerse, ocupando aquellas alturas hasta entrada la noche para imponer al enemigo.
Al abrigo de la obscuridad, partieron a las gargantas de Illescas y de San Ramón, distantes en aquellos tiempos una hora de Calatayud. Sabiendo el Barón que la fuerza enemiga era muy considerable, se dirigió a las inmediaciones de la ciudad, en donde tuvo una reunión con algunos de los oficiales de más graduación, decidiendo retirarse por Ateca y desde allí venir a caer sobre Daroca para auxiliar en su caso las fábricas de Villafeliche; mandando cortar los puentes y poniendo algunos embarazos para entorpecer el paso a la caballería francesa.
Al ver esto los habitantes de Calatayud la abandonaron, incluso las comunidades religiosas, en el espacio de una hora, quedando sólo de Ayuntamiento el corregidor, D. Ignacio de la Justicia, y dos diputados; y estaba aquél meditando lo que debería practicar, se le presentó un coronel francés por orden del general, y se convinieron en franquear lo necesario para la tropa acampada en las inmediaciones de Calatayud.
A las ocho de la mañana entraba en Calatayud la oficialidad y gran guardia, en número de unos doscientos infantes y treinta caballos. Mientras tanto, una partida de franceses visitaba el barrio de Torres, a orillas del río Perejiles, donde fueron recibidos por sus habitantes a fusilazos, y habiendo matado un francés, entraron y pasaron por las armas a trece paisanos que hallaron, partiendo del barrio una vez estado saqueado e incendiado.
El ejército francés estuvo acampado. delante de Calatayud, hasta que de día habiendo recibido pliegos salió a eso de las dos de la tarde, dejando el camino de Madrid, a pesar de haber dado órdenes para que les acopiasen víveres en Ateca. Regresaron otra vez por el camino de Zaragoza, trayéndose doscientas arrobas de pólvora que ocuparon en la ciudad de Calatayud.
Las pocas tropas que custodiaban las fábricas de Villafeliche a las órdenes del comandante teniente coronel D. Ángel Bayón, suponiendo que el enemigo trataría de apoderarse de aquel punto, avisaron al Barón para que estuviese por aquellas inmediaciones, por lo que rehusó enviar más gente a D. Francisco, haciéndole ver que no tenía más que quinientos hombres, muchos de ellos desarmados, pues la restante fuerza la había ocupado en las remesas de pólvora y muchos habían desertado.
No se equivocaron, ya que a los pocos días tomaban los franceses dirección por el Campo de Cariñena, subiendo hacia el puerto de Codos, en donde el comandante de aquel campo, D. Ramón Gallán, con el paisanaje armado y unos cincuenta voluntarios que le proporciono el Gobernador de Daroca, les hizo algunos muertos.
El 17 de julio, a las cinco de la tarde, en un reconocimiento del campo por parte de la tropa descubrió cómo venía un destacamento de mil doscientos hombres y cincuenta caballos. De repente los franceses comenzaron a hacer señas con los pañuelos, dando a entender que querían parlamentar; pero como vieron que no se les contestaba desplegaron la caballería para imponer a los paisanos. Estos, en lugar de atemorizarse, rompieron un fuego vivo y ordenado. El enemigo se adelantó y observando más firmeza de la que esperaba se retiró con buen orden, para atraerlos a la llanura. Enardecidos los paisanos y soldados avanzaron, pero una vez que pudo maniobrar la caballería francesa, los atacaron con vigor y tuvieron que replegarse precipitadamente a tomar las alturas que hay sobre los molinos y camino de Ateca, desde las cuales rompieron el fuego, sosteniéndolas con entereza; y aunque algunos soldados franceses lograron entrar en la villa de Ateca, pagaron cara su temeridad. Llegó luego el Barón con su gente haciendo retroceder escarmentados a los franceses. Después de durar el tiroteo por ambas partes hasta la nueve de la noche, a las diez tocaron a generala y regresando por la misma ruta que habían venido.
A la mañana siguiente hallaron dispersos algunos franceses y el subteniente de la compañía de fusileros de Calatayud D. Juan Biec y López con su partida consiguió hacer veinticinco prisioneros. El teniente coronel de Artillería D. Ángel Salcedo dirigió a los paisanos y tropa bisoña; el capitán de Cazadores D. Bonifacio Pérez, que atacó al frente con su caballería, quedó muerto de un balazo. En este encuentro murieron bastantes franceses, no siendo muy considerables las bajas por parte de los aragoneses, aunque también les hicieron prisionera una avanzada que sorprendieron, dirigida por Langa, debiendo observarse que este acontecimiento fue señalado, por cuanto la tropa bisoña lidió contra duplicadas fuerzas de soldados aguerridos. El resultado por entonces fue impedir, la ocupación de las fábricas de Villafeliche. De vuelta de tan desgraciada expedición cometieron algunos excesos en la villa de Muel, ya que a la ida les habían matado a algunos franceses que quedaron rezagados.
Sobre los demás hechos que acaecieron en la ciudad de Calatayud durante la Guerra de la Independencia, presento a continuación fotocopias del memorial que presentaron al rey Fernando VII el Ayuntamiento, Clero y vecindario en marzo de 1816, y que se conserva en los archivos municipales de Calatayud [OMITIDAS].
Después de leer Fernando VII el memorial presentado por el Ayuntamiento de Calatayud, Clero y vecindario, y reconociendo este heroísmo y sacrificio continuados, concedió a los munícipes bilbilitanos el uso de la banda blanca y roja, parecida a la de San Fernando, y sobre ella bordado el escudo de la ciudad en oro y una estrella de ocho puntas, también en oro.
EL BARON DE WARSAGE Y EL SEGUNDO SITIO
Después de la Batalla de Tudela a nadie le cabía duda de que se avecinaba un nuevo Sitio, el Segundo. Se tomaron precauciones y en Torrero se construyó un atrincheramiento de ladrillos cocidos al sol capaz para cuatro piezas. Se montó una batería en el puente de América. Se cortó con una barricada el arco de paso del barranco de la Muerte. Se refuerza el castillo de la Aljafería con un camino cubierto y se rodea con un foso el convento de San José.
En la siguiente hoja reproduzco un plano con las fortificaciones del Segundo Sitio de Zaragoza.
22 de diciembre de 1808
Los franceses continuaban el trabajo de las baterías, especialmente en la que estaban construyendo en la subida a Torrero y en Buenavista, hallándose otra en las Tañerías junto al corral de Margarita, desde el cual se dominaba gran parte de la orilla del Ebro.
24 de diciembre de 1808
Toda la noche estuvieron muy quietos los franceses, de manera que una tropa pudo descansar. Nuestras guerrillas y avanzadas de Torrero y Arrabal tuvieron su tiroteo sin poder estorbar a los enemigos.
Los franceses continúan sus baterías y empiezan a fabricar un puente de tablas sobre el Ebro, frente a San Lamberto, en el mismo lugar que en el Primer Sitio. Las baterías de San José lograron impedirles la operación.
27 de diciembre de 1808
Los franceses al caer la tarde tienen en su poder el Molino de aceite de la ciudad, las casas inmediatas al monasterio de los Jerónimos, la torre del Pino y los conventos de Capuchinos y Trinitarios.
31 de diciembre de 1808
Palafox mandó sus tropas a medir las fuerzas con las del enemigo al mando del Brigadier Fernando Butrón, logrando una excelente victoria y horror al enemigo. Aquel día fue uno de los más gloriosos de la campaña en la que se distinguieron muchísimo todas las tropas, así de Infantería como de Caballería, en cuya honrosa memoria mandó Palafox llevasen cuantos se hallaren en ella una cinta encarnada al pecho, lo que se hizo saber mediante proclama. La ciudad se llenó de alegría al ver la bizarría de nuestra tropa, teniendo la satisfacción de haber finalizado el año con una acción tan gloriosa, esperando de nuestro Dios por medio de Nuestra Patrona María Santísima del Pilar, aniquilar a los enemigos y poner en el trono a Fernando VII.
2 de enero de 1809
Aquel día hubo sesión del Tribunal de la Audiencia, a la que sólo pudieron asistir los «SS. Regente D. Pedro Ric, los Oidores D. Juan Gansido y Serafín Chaviex, el Ministro del Crimen Superior D. Manuel Villalba y el Jijeal D. Pedro Ruiz, por estar los demás enfermos, leyendo en ella la oración acostumbrada el Exmo. Sr. Capitán General».
5 de enero de 1809
Para que se vea lo que mandaba el Barón de Warsage, mandó llevar al Hospital Militar todos los muebles útiles, para que estuviesen mejor los enfermos, pero únicamente de las casas que se hubiesen fugado de la ciudad en atención a la escasez que había.
27 de enero de 1809
Seguidamente voy a copiar textualmente el ataque dado por el Barón de Warsage al convento de los Trinitarios, del libro «Sitio de Zaragoza», de Rodríguez Landeira y F. Galiay:
“El convento de Trinitarios es de un heroísmo insuperable. No tenía parapeto por uno de sus flancos; precisamente el que estaba enfilado por los cañones del Castillo y batería de la Misericordia. Aprovechando esta circunstancia y teniendo en cuenta el peligro que para la ocupación de una parte considerable de la ciudad podía nacer de la posesión del convento por los franceses, se determinó atacarlo. Dirigió la acometida el general D. José de L´Hotellerie, barón de Warsage, al que le secundaban varios oficiales y los presbíteros Sas y Lacasa.
La irrupción de aquella masa informe y desordenada de militares y paisanos, de mujeres, y hasta de niños, amedrentó de pronto a los franceses guarnecían el punto, muchos de los cuales fueron muertos.
Nuestras pérdidas ascendieron a treinta muertos, entre soldados y paisanos, tres oficiales y un padre capuchino, distinguido por su fogosidad en los ataques, que murió de un balazo, dando la extremaunción a un herido.»
De comentarios que he obtenido de varios libros sobre este hecho, se llegó a comparar al Barón de Warsage por su bravura con el general Palafox.
14 de febrero de 1809
La tropa había quedado el día anterior para la mañana. Acudieron la tropa y gran número de paisanos al Puente de Piedra, y a eso de las 10 avisó el Mariscal de Campo, Barón de Warsage, que podían retirarse por haber pasado al otro lado del Ebro los enemigos; pero habiendo intentado acometer hacia la Universidad, al verles mandó pasar para allá, pero luego que los vieron se retiraron precipitadamente.
La ciudad está dividida en dos facciones; que los frailes lo dirigen todo. El general Palafox es un hombre muy amable y querido por los soldados que no hace nada sin consultarlo con un religioso llamado el Padre Basilio.
18 de febrero de 1809
Se acerca el fin. Faltan la carne fresca y las legumbres. Bacalao y trigo molido son los únicos alimentos de que disponen los defensores. En la calle yacen tirados los cadáveres. Este día, Lannes mandó arrasar la ciudad, dejándola como la palma de la mano, o sembrarla a modo de antañón de los caudillos bíblicos.
Los ataques contra el Arrabal se recrudecen. El Arrabal lo guarnecían tres o cuatro mil hombres, casi la mayor parte tropa de línea. Entre otros jefes estaban los Mariscales de Campo, D. José Manso y D. Mariano Peñafiel; pero al verlos tan amenazados, Palafox mandó al Barón de Warsage dirigir tan arriesgada empresa. Al cruzar el Puente de Piedra, una bala de cañón le hiere, de cuyas heridas morirá al día siguiente. Era por cierto bien arduo andar un largo trecho, siendo el blanco de una multitud de cañones que no cesaban de disparar bombas.
El cuerpo del Barón de Warsage se halla enterrado bajo las paredes de la Iglesia de San Pablo de Zaragoza.
Palafox ya no dirige la defensa. Se encuentra enfermo del tifus. Falta su presencia y decaen los ánimos. No hay posibilidad de que resista el Arrabal. Es inhumano que soporten más, los heridos y enfermos de la ciudad, el bombardeo.
Según datos que he recogido, Palafox, al enterarse que muere el Barón de Warsage y esfumadas las esperanzas, envía a su ayudante Casellas a pedir una tregua de tres días.
La capitulación se firma a altas horas de la noche del día 20 de febrero de 1809. Firman el Barón de Valdeolivos, el Conde de Fuenteolivar, el brigadier D. Manuel Peñas y el labrador D. Mariano Cerezo, ahora Inspector de Infantería.
Pero no me voy a quedar simplemente con la síntesis que anteriormente he presentado sobre la última hazaña (si se le puede llamar de alguna manera) y muerte del Barón de Warsage, sino que voy a presentar íntegramente el relato ofrecido por Norberto Torcal de su libro «Historia Popular de los Sitios de Zaragoza en 1808 y 1809», el cual, para mí, es de una belleza y realismo insuperable:
«El envío de auxilios al Arrabal para contrarrestar y detener los rápidos progresos de los franceses era preciso y urgente: pero, ¿cómo hacerlos llegar hasta allí teniendo que atravesar el puente de Piedra, batido horriblemente por el incesante fuego de algunas baterías que hacían poco menos que imposible la comunicación entre el populoso burgo y la ciudad? Como en todos los momentos y ocasiones de gran peligro, no faltaron entonces algunos héroes que, con sublime desprecio de la propia vida y henchidos de santa abnegación y patriótico celo, se aventurarán a pasar el puente; mas casi todos fueron víctimas de su ardiente arrojo. Sólo el siempre intrépido, denodado y heroico presbítero mosén Santiago Sas tuvo la fortuna de cruzarlo impunemente, desafiando altivo y sereno la granizada de plomo y hierro encendido que caía sobre el puente.
Había, sin embargo, que socorrer el Arrabal a toda costa. Informado Palafox de la apuradísima situación en que el famoso burgo se hallaba, encarga a su Cuartel Maestre General el Barón de Warsage el mando supremo de las fuerzas de aquel punto. El Barón, al primer golpe de vista, comprende lo arriesgadísimo y temerario de la empresa, mas no por eso vacila y desmaya. El insigne general ha mirado ya muchas veces de cerca a la muerte para que su corazón tiemble, ni el color de su rostro se altere ante un peligro más, por inminente que sea. Para él, como para todos los grandes patriotas, la vida vale bien poco, si con ella puede dar a Zaragoza un momento de respiro, o proporcionarle el más pequeño triunfo. Y alta la frente, tranquila la mirada, blandiendo al aire el desnudo acero y sonriendo a los proyectiles que con agudos silbidos pasan a su alrededor, el esforzado caudillo avanza por el puente. Ya están casi en la mitad de él. Sus ojos no se apartan de los muros de San Lázaro. Sueña tal vez con su reconquista, con arrojar del recinto a los invasores que lo ocupan, con rápidos y sangrientos desquites, con nuevas e impensadas glorias, sin fijarse en los muchos que a su alrededor van cayendo y cubren el suelo con sus despedazados cuerpos. De pronto, siente un golpe terrible, su rostro se cubre de mortal palidez y rueda por tierra moribundo, lleno de sangre. Una bala de cañón acaba de alcanzarle y destrozarlo, segando en flor sus brillantes ensueños y esperanzas. Piadosas manos lo recogen del suelo y lo trasladan a su domicilio actual de la calle de San Pablo, donde al día siguiente entregó su alma a Dios, lleno de méritos y gloria.»
BIOGRAFIA DEL BARON DE WARSAGE
La familia del ilustre bilbilitano D. José de L’Hotellerie de Falois Fernández de Heredia, Barón de Warsage, proviene del Norte de Bélgica, donde estuvo al servicio del Rey de España.
Fue el segundo hijo del matrimonio de D. Rolando José Augusto L´Hotellerie de Falois, coronel de Caballería y jefe del Regimiento de Guardias Walonas, llamado del «Príncipe» con Dª María Ana Fernández de Heredia.
Fue bautizado el 7 de junio de 1759 en la Insigne Iglesia Mayor Colegial de Calatayud. Su madre, fallecida el 17 de octubre de 1776, y su padre, el 1 de enero de 1778, se encuentran enterrados en la Iglesia del Insigne Colegio del Santo Sepulcro de Calatayud.
Siendo segundo teniente de Granaderos del Regimiento de Infantería de Guardias Walonas, en el que había ingresado muy joven, S.M. el Rey le concedió el 20 de abril de 1784 el empleo de primer teniente de fusileros de la Tercera Compañía del Primer Batallón del mismo.
Estando destinado en Barcelona, su hermano Alonso, a la sazón Barón de Warsage, que era primer teniente del mismo Regimiento, y destinado en Madrid, le concedió el 13 de mayo de 1791 licencia para contraer matrimonio por haber fallecido sus padres.
El 9 de junio de 1791, siendo primer teniente del Regimiento de Infantería de Guardias Walonas «Príncipe de Castelfranco», contrajo matrimonio la edad de 32 años con Dª Josefa Adriana de la Barre, hija del capitán de Infantería D. Adrián de la Barre, Barón de la Barre, y de Dª Josefa Ignacia Pechaman, residentes en Barcelona.
En 1803 se hallaba en Calatayud, siendo ya capitán de las Guardias Walonas (equivalente a coronel de Infantería).
Intimo amigo de Palafox, reclutó tropas en la zona de Calatayud. Aparece siempre como consejero de Palafox, o al mando de sus tropas, combatiendo junto a éste unas veces, como en Épila, o en otras junto a su hermano Francisco. Interviene también en acciones en Ateca y Calatayud, para pasar finalmente a defender Zaragoza. Después del levantamiento del Primer Sitio, fue ascendido por Palafox a comandante de Guardias Walonas (brigadier de Infantería) por sus acciones en Plasencia, Tudela, Fontellas, Alfaro, etc.
Por sus dotes tácticas y de mando, Palafox le concedió finalmente el cargo de Cuartel‑Maestre General del Ejército de Aragón (ahora Jefe del Estado Mayor General), combatiendo con él en Tudela antes del Segundo Sitio de Zaragoza. En este último estuvo en la defensa del Convento de los Trinitarios, Arrabal y la Aljafería.
Murió el 19 de febrero de 1809, cuando por delegación de Palafox, que estaba enfermo, iba a hacerse cargo de la defensa del Arrabal, siendo alcanzado por una bala de cañón francesa, al disponerse a cruzar el Puente Piedra, falleciendo al día siguiente a causa de las heridas. Su acta de defunción cita como hijos y herederos a Bernardo, Manuel y María Pilar. Su domicilio en Zaragoza durante los Sitios fue en la Calle de las Armas número 77. Los restos del Barón de Warsage se hallan en la iglesia de San Pablo Zaragoza.
El actual descendiente en línea de varones es el coronel de Artillería D. Domingo Guzmán de L’Hotellerie de Falois Agramonte, nacido en Pamplona el 16 de noviembre de 1918, casado con Dª Elisa Martínez Palacios y residente en Barcelona.[1]
ÁRBOL GENEALÓGICO
La familia del Barón de Warsage proviene del Norte de Bélgica, en donde hubo algún L’Hotellerie que sirvió a la monarquía española y que tuvo relación con la Casa Real, aunque el título es anterior. Un antepasado de los Warsage, Gil Carlos Alejandro, mandó a sus hijos a nuestro país para que sirvieran a S.M. Católica Felipe V y desde entonces la familia ha radicado en España.
Aquí llegaron el primogénito, Rolando, y un hermano más pequeño. Rolando se casó con María Ana Fernández de Heredia y Femández de Moros, de la alta sociedad española, hija de D. Álvaro Fernández de Heredia, y por lo tanto abuelo del Barón de Warsage.
Su madre falleció el 17 de octubre de 1776, y su padre, el 1 de enero de 1778. Ambos se hallan enterrados en la iglesia del Insigne Colegio del Santo Sepulcro de la ciudad de Calatayud.
Detallamos a continuación el árbol genealógico del Barón, árbol que según su actual descendiente, D. Guzmán de L’Hotellerie de Falois y Agramonte, podría ampliarse con posteriores investigaciones, pues con anterioridad a Juan e Isabel, con los que iniciamos este árbol, se dispone de documentación general en la que consta que la familia tenía, como mínimo, trescientos años de antigüedad antes de ellos.
JUAN DE L’HOTELLERIE & ISABEL DE ROLY
JUAN DE L’HOTELLERIE & ELENA DE LA HAYA
FLORENCIO DE L´HOTELLERIE & MARIA DE FALOIS
JUAN FLORENCIO DE L’HOTELLERIE & ANA FRANCISCA DE LINOTTE
Este es el primero del que hay constancia. Fue militar, ignorándose el grado que alcanzó, aunque se conserva el nombramiento de Capitán del Regimiento del Conde Lamboy.
JUAN DE L´HOTELLERIE DE FALOIS & ISABEL DE FRONGTEAU
Nació en Dalem el 6 de agosto de 1652. Magistrado en el país de Wandré, y Justicia de Rodico y del territorio de Rodelluc.
GIL CARLOS ALEJANDRO DE L’HOTELLERIE DE FALOIS & MARIA CATALINA LUISA JOSEFA DE CALONNE
Nació en Wandré el 11 de noviembre de 1685, y murió en el mismo lugar el 11 de mayo de 1737. Mandó a España a sus hijos para que sirvieran a Felipe V, Rey de España y de las Indias. Su hijo Rolando, el primogénito, fue el padre de José.
ROLANDO JOSE AUGUSTO DE L’HOTELLERIE DE FALOIS & MARIA ANA FERNANDEZ DE HEREDIA
Padre de José de L´Hotellerie de Falois Femández de Heredia. Barón de Warsage, ilustre bilbilitano que nos ocupa.
Fue Coronel de Caballería, jefe del Regimiento de Guardias Walonas llamado del Príncipe, al servicio de S.M. Católica el Rey de España y de las Indias. Nació en Tournay, en agosto de 1718. Se casó en Calatayud en junio de 1753. El hijo mayor, Alonso, murió soltero, pasando los derechos del título al segundo, José. El padre de la esposa, D. Álvaro Fernández de Heredia, abuelo materno de José, fue Mariscal de Campo y Presidente de la Real Audiencia de Guatemala.
A continuación detallamos la línea de los descendientes varones.
BERNARDO DE L´HOTELLERIE DE FALOIS DE LA BARRE & ANTONIA DE PEDRO
Parece que llegó a Coronel de Infantería. Hay un nombramiento de 2º Teniente, firmado por Fernando VII el 10 de agosto de 1815. Murió en Madrid en 1858, como atestigua su partida de defunción conservada en la Parroquia de San Lorenzo.
FRANCISCO DE L’HOTELLERIE DE FALOIS & TERESA SANCHEZ DE ARQUINIGO
Teniente coronel de Infantería. Nació en Calatayud el 23 de enero de 1824 y murió en Zaragoza.
FRANCISCO DE L´HOTELLERIE DE FALOIS & JOAQUINA DE MUNÁRRIZ
Jefe superior del Cuerpo de Correos, Nació en Cascante el 25 de julio de 1862 y murió en el mismo pueblo navarro el 5 de diciembre de 1949.
JOSE DE L´HOTELLERIE DE FALOIS MUNÁRRIZ & MARIA AGRAMONTE LAVILLA
Abogado. Nació en Cascante el 26 de abril de 1884 y murió en el mismo pueblo en 1970.
DOMINGO GUZMAN DE L´HOTELLERIE DE FALOIS AGRAMONTE & ELISA MARTINEZ PALACIOS
Es el actual descendiente, Coronel de Artillería. Nacido en Pamplona el 16 de noviembre de 1918, y residente en Barcelona.
Así, y según información recogida en el periódico zaragozano «El Noticiero», podemos afirmar que la familia L´Hotellerie de Falois es una de las más nobles de Bélgica, que cuenta con más de cinco siglos de antigüedad en el dominio del castillo de Rabosée, jurisdicción de Wandré, donde una larga serie de generaciones de esta familia tuvo su asentamiento. Profesó siempre la religión católica, apostólica y romana, y sirvió con acendrada lealtad a los Reyes de España durante su combatida soberanía en el condado de Flandes hasta fines del siglo XVII.
A mediados de esta centuria era jefe de la familia, Gil Carlos Alejandro de L’Hotellerie de Falois, Caballero de Warsage y Señor de Grandmer, casado con María Luisa de Calonne de Tour.
Prosiguiendo noblemente con la heredada fidelidad a los reyes españoles, este matrimonio mandó a nuestro país a sus hijos Rolando y Angel, para que sirviesen a la corona sentando plaza en el famoso Regimiento de Reales Guardias Walonas, creado por Felipe V en 1704.
De Rolando, el padre de nuestro héroe, ya hemos hablado anteriormente.
El hermano de Rolando, Angel de L’Hotellerie, nació en 1723 y murió en 1800 en Barcelona. Se llamó también Barón de Warsage. Permaneció soltero toda su vida y alcanzó mayor longevidad y más alta graduación que su hermano Rolando, ya que falleció Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos, dejando de heredero al que años más tarde sería caudillo de Calatayud e insigne defensor de Zaragoza, y de manera heroica en el Segundo Sitio.
En documentos conservados en el Archivo General Histórico Militar de Segovia figuran los siguientes datos sobre la familia y la persona del Barón: «El día 7 de junio de 1759 el Vicario General de la Ciudad de Calatayud, D. José Jordana, Canónigo Penitenciario de la Insigne Iglesia Mayor Colegial de Calatayud, bautizó a un niño y le puso por nombre, José María, Joaquín, Vicente, hijo legítimo y natural de D. José Augusto de L’Hotellerie de Falois, Barón de Warsage, Capitán de Caballeros del Regimiento de Barcelona; y de Dª Mariana Rafaela Fernanda de Soto de Heredia Coriugas; y nieto de D. Gil Carlos Alejandro de L’Hotellerie de Falois y de Dª María Catalina de Calonne, sus abuelos paternos; y de D. Alonso José Fernández de Heredia, Mariscal de Campo, y de Dª Ignacia Moreno y Baquero, sus abuelos maternos. Fueron padrinos el Racionero Juan Antonio Moros y Dª Ignacia Moreno y Baquero.»
Baronía de Warsage, casa de L´Hotellerie de Falois.
Escudo dividido en cuatro cuarteles:
- Primero y cuarto en campo azul y Faja de Oro y León Naciente en plata y coronado, y tres portillas de oro puestos dos y uno en el punto de ombligo de cada cuartel. Estas son las armas de L’Hotellerie.
- Segundo y tercero en campo de gules, dos leopardos pasantes en oro. Estas son las armas de Falois.
El escudo cimbrado de dos celadas de plata con rejilla, la de la derecha bordada de oro y azur, y la de la izquierda bordada de oro y gules. La de la derecha tiene un león saliente de plata coronado de oro y gules, y el de la izquierda de oro y azur.
RECUERDOS ACTUALES DEL BARON DE WARSAGE
En el palacio en que nació el Barón de Warsage y situado en la calle Dato, núm. 15 (más conocida por Rúa), se encuentra una lápida de mármol, colocada con ocasión del Centenario de los gloriosos Sitios de Zaragoza.
Con ocasión del descubrimiento solemne de esta lápida, el año 1908, y en la inauguración de la Galería de BILBILITANOS Ilustres que se celebró el mismo día, el Alcalde de Calatayud, D. Juan Blas y Ubide, leyó un discurso magistral. De él voy a copiar el párrafo en que hace referencia el Barón de Warsage:
«El Barón de Warsage, D. José de L’Hotellerie Fernández de Heredia, proclamado su caudillo por el pueblo de Calatayud, casi al mismo tiempo que Zaragoza aclamaba a Palafox, organizador de las fuerzas de esta comarca, que luchó bravamente contra el extranjero fuera y dentro de Zaragoza y murió en la heroica defensa del Puente de Piedra pocos días antes de su rendición es la primera figura bilbilitana de la epopeya de los Sitios, es la genuina representación de Calatayud en la lucha napoleónica».
En las siguientes hojas reproducimos fotografías de la placa conmemorativa, comentada anteriormente y fachada del Palacio donde nació el Barón de Warsage, diciendo que su monumental portada de piedra está copiada de la del Palacio de la Cancillería de Roma. Es neoclásica, orden toscano, correcta en sus líneas, pero fría, inexpresiva. Actualmente en el Palacio se encuentra el Casino Bilbilitano.
La redacción del texto de la lápida fue encomendada al catedrático Juan Moneva Puyol, siempre gran amigo de Calatayud.
N.I.R. BARON DE WARSAGE
El Instituto Politécnico núm. 2 fue instalado en el recinto del que fue «Cuartel Maestre General».
El Instituto se encuentra ubicado en las inmediaciones de Calatayud, al costado izquierdo de la carretera nacional N‑II, en dirección hacia Zaragoza, e inmediatamente sobrepasada la ciudad y el puente sobre el río Jalón.
Con motivo de la desaparición de los C.I.R,s, se ha creado en Calatayud el N.I.R. (Núcleos de Instrucción de Reclutas), donde se lleva a cabo la selección e instrucción de reclutas, éste lleva el nombre de Barón de Warsage.
Ambos, Instituto y N.l.R., se encuentran en los mismos terrenos. En la siguiente hoja reproduzco una fotografía de la entrada principal del Instituto Politécnico núm. 2 del Ejército de Tierra [OMITIDA].[2]
RECUERDOS EN ZARAGOZA
El día 13 de mayo de 1908 fue obtenido el permiso de la Dirección General de Obras Públicas, quedando montado el monumento conmemorativo sobre uno de los tambores del histórico Puente de Piedra, boceto del arquitecto D. Ricardo Magdalena Tabuenca, con la siguiente inscripción:
«Aquí fueron vilmente asesinados el R.P. Basilio Boggiero y el presbítero M. Santiago Sas. Aquí cayó mortalmente herido el Barón de Warsage. Honor a los héroes y gloria a los mártires. Primer Centenario de los Sitios de 1808 y 1809.»
Virtualmente desde entonces estuvo inaugurado. No obstante se pensó dar al descubrimiento una ceremonia oficial el día 14 de junio aprovechando la llegada del rey Alfonso XIII, pero hubo que suspender la ceremonia por la lluvia que caía.
Y, en efecto, para esa fecha se había invitado, dada la perspectiva significación de los héroes que se conmemoraban, a los PP. Escolapios, a una representación del Clero de la ciudad y a los descendientes del Barón de Warsage.
En la siguiente hoja reproducimos una fotografía del citado monumento.
BIBLIOGRAFIA
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- RODRIGO, M.: «El Barón de Warsage», de la revista Serviam, Calatayud, 1987.
[1] Nota de la Asociación en 2005: Es preciso tener en cuenta que este trabajo se redactó en 1987.
[2] Nota de la Asociación en 2005: Las reformas militares de los últimos años han hecho desaparecer tanto el N.I.R. como el Instituto Politécnico, si bien en esas mismas instalaciones se ubica ahora la pujante Academia de Logística del Ejército de Tierra. Más información en http://www.calatayuddigital.net/logistica/logistica.asp