Onda Cero Zaragoza, 3ª época, programa nº 29
Emitido el 1 de junio de 2007
Interviene Sergio Sánchez
El museo (radiofónico) de Los Sitios
SALA DE LA LOGÍSTICA
Como todos sabemos, Zaragoza representa un enclave estratégico de primer orden en la Península. De ahí que nuestra ciudad se convierta en la capital de la Logística, con un espacio tan importante como puede ser Plaza. Si trazásemos líneas entre las principales ciudades españolas, tales como Bilbao, Barcelona, Valencia y Madrid, Zaragoza quedaría justo en el centro de todas. Para ilustrar esta sala, comenzaríamos mostrando un mapa de Aragón de la época, marcando los principales caminos que pasaban por nuestra ciudad, los mismos que hoy en día marcan nuestras carreteras.


Presidiendo la Sala, la penetrante mirada del cuadro de Lorenzo Calvo de Rozas, intendente general durante el Primer Sitio. Un cuadro pintado por Izquierdo Vivas que actualmente se encuentra en la Academia General Militar. Gracias a este casi desconocido personaje, que tiene una calle en barrio de las Delicias, la ciudad pudo soportar el asedio con suficientes alimentos, agua y municiones. Como curiosidad, a ambos lados del cuadro aparecerían sendas reproducciones de los decretos llamados de las camas y del grano: el primero vendría a incautar todas las camas de la ciudad para los posibles heridos que previsiblemente iba a haber; y el segundo proclama que todos los habitantes de la ciudad comerían el mismo tipo de pan, tanto ricos como pobres. Era un hombre al que Palafox tenía en gran estima por su seriedad y profesionalidad, pero por la misma razón, no gozaba de mucha popularidad entre el pueblo. También fue ponente en las Cortes de Cádiz en 1812, donde fue uno de los pioneros en defender la libertad de imprenta.
En una de las paredes de la sala, nos sorprenden dos cuadros de Goya, que ya se mencionaron en la Sala dedicada al inmortal pintor. Nos muestran cómo se fabricaban tanto balas como pólvora, dichos cuadros llevan éstos mismos títulos: “Fabricación de balas y fabricación de pólvora”; ambas necesarias para mantener la resistencia. Acompañando a estos cuadros, tendríamos una reproducción de uno de los famosos molinos de Villafeliche, que tan vital papel desempeñaron. Junto a ellos, un molino antiguo de confitero, ya que el infatigable Calvo de Rozas mandó ponerlos a disposición de la ciudad para la fabricación de municiones. Incluso se podría poner una pantalla con el documental de Eugenio Monesma sobre Villafeliche.
En un diorama, una maqueta representa uno de los hechos más celebrados del Primer Sitio, que no es otro que la llegada de carros con pertrechos y víveres, junto con los 4000 voluntarios catalanes que trajo consigo Palafox, cruzando el Puente de Piedra, arteria principal de llegada de abastos a la ciudad.
Seguiríamos decorando la sala con dos objetos muy comunes pero básicos en todas las campañas, como por ejemplo un carro –vital para el transporte de todo tipo de pertrechos- y por supuesto, un caldero, éste tanto para la comida caliente como para el suministro de agua. Sobre éstos, el dibujo de Gálvez, de María Agustín, representativo de lo vital de dichos objetos.

(Academia General Militar)

En otra pared, por supuesto la logística francesa, con dos mapas clave: un mapa del Canal Imperial de Aragón, que se halla en la Confederación Hidrográfica del Ebro, usado sin duda por las tropas francesas para abastecer de municiones y alimentos, sobre todo a la zona de las baterías del Monte de Torrero. Bajo éste una nueva maqueta representando una barcaza en el Canal, tirada por una caballería, al llegar a la esclusa de Casablanca.
El otro mapa, representaría, las acciones de la caballería francesa, dado que no era muy útil para las acciones en la ciudad, por lo que fue desperdigada por Aragón para capturar todo tipo de ganados, fundamentalmente ovejas, llegando incluso hasta Alcañiz, de donde llevaron consigo unas 3000 ovejas.
Cabe destacar la gran importancia de Alagón como centro logístico para el Ejército Imperial, ya que por su situación estratégica, entre el Canal y el Ebro, guarnecedor de la ruta Tudela-Zaragoza, sirvió de almacén gigante de municiones, alimentos y de hospital.
Y finalmente dos maniquíes con los uniformes de caballería francés y otro con el uniforme de intendencia español, como elementos fundamentales en este aspecto habitualmente olvidado de los combates

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