RADIO BICENTENARIO
Onda Cero Zaragoza, 4ª época, programa nº 23
Emitido el viernes 20 de junio de 2008
Interviene: Paco Escribano y José Antonio Alaya
ZARAGOZA 2008: BICENTENARIO DE LOS SITIOS
MANTO A LA VIRGEN DEL PILAR.
Nuestra Asociación ha propuesto donar un manto a la Virgen del Pilar, en recuerdo de los defensores de 1808-1809, que consideraban a su Virgen como su capitana y baluarte moral.
EL MANTO YA ESTÁ TERMINADO.
SE ENTREGARÁ EL PRÓXIMO 22 DE JUNIO A LAS 11.45.
Ha sido confeccionado por Bordados Olga (C/ Sixto Celorrio, 7)
La financiación se ha llevado a cabo mediante cuestación popular. La recaudación ha superado los 8.000 euros, depositados por 92 personas e instituciones, por lo que se ha cubierto el coste del manto e incluso ha quedado un remanente que se empleará en acciones relacionadas con la donación y de las que se informará oportunamente.
En un apartado específico de nuestra web se informa del estado de la colecta, así como de los nombres de los donantes, salvo instrucciones expresas de éstos.
Del 29 de mayo al 14 de octubre. Centro de Historia de Zaragoza (Pza. San Agustín s/n) | Exposición:“La ciudad de Los Sitios” | Fundación Zaragoza 2008. | LIBRE |
Puede encontrar la agenda actualizada de los actos de todo el año, no sólo con los ya confirmados, sino también con otros en diversas fases de organización y que incluso podrían no llegar a realizarse en:
CALENDARIO DE ACTIVIDADES
Los Sitios de Zaragoza (1808-1809)
CRÓNICA DE ZARAGOZA, LUNES 20 DE JUNIO DEL AÑO DEL SEÑOR DE 1808
Titulares:
– GLORIOSA VICTORIA DEL PUEBLO ZARAGOZANO ANTE EL INVASOR FRANCÉS.
– CONTINÚAN LOS PREPARATIVOS ANTE POSIBLES NUEVOS ATAQUES.
– SE EXTIENDE LA INSURRECCIÓN POR TODA ESPAÑA.
GLORIOSA VICTORIA DEL PUEBLO ZARAGOZANO ANTE EL INVASOR FRANCÉS.
LO QUE PARECÍA IMPOSIBLE, OCURRIÓ. El hasta ahora invencible Ejército francés fue derrotado ante las tapias de nuestra ciudad el pasado miércoles, un día que pasará a los anales como aquél en que el heroico valor de un pueblo, en la defensa de la causa más justa que puede presentar la historia, venció a quien creía poder abatir toda resistencia con su sola presencia. El 15 de Junio hará conocer a toda Europa las hazañas de Zaragoza y la historia las recordará con admiración.
Tan gloriosa jornada tuvo, sin embargo, un mal preludio, pues en la noche del día 13 se recibieron las noticias de la derrota sufrida por nuestras tropas en Mallén. De inmediato tocaron las campanas a rebato, se puso la ciudad sobre las armas y se mandó que a las 2 de la mañana siguiente estuviese en el Campo del Sepulcro todo vecino, a cuya hora formaron de 8 a 9 mil hombres.
El General Palafox salió con esas fuerzas a las 4 y pasaron a Alagón, donde se batieron con vigor, pero todo fue un destrozo y desconcierto, muriendo gran número de los nuestros, tanto por el cansancio, el calor y la falta de alimentos como por el fuego enemigo. El General regresó aquella noche y mandó se alarmase todo el Ejército y que el pueblo tomase las armas.
Antes de las 11 de la mañana del día 15 se tuvo noticia de la proximidad de las tropas francesas. El General, tras besar la mano de la Virgen del Pilar, marchó a poner su cuartel General en Belchite, dejando al mando de la Plaza al Teniente de Rey Don Vicente Bustamante. Antes de las dos de la tarde se acercaron los enemigos en gran número, bajando por Torrero y Santa Bárbara, empezando el fuego con el mayor tesón, al que se le correspondió con los cañones de las Puertas del Portillo y Santa Engracia.
El enemigo consiguió penetrar por la Puerta del Carmen y la del Portillo, pero todos murieron. Habiendo acudido los paisanos y esforzándose con un tesón inaudito, lograron alcanzar la más brillante victoria jamás vista, siendo el triunfo el más grande y sus circunstancias las más heroicas. Ayudó mucho el valor de las mujeres que desde un principio llegaron hasta las filas llevando agua, vino, aguardiente y toda suerte de municiones. Se distinguieron muy particularmente los vecinos del Arrabal y Tenerías, así como los de las Parroquias de la Magdalena, San Pablo y San Miguel.
Además de matarles más de 700 hombres, se logró coger a los franceses muchos caballos y armas, una caja de guerra, seis banderas y seis cañones de Batallón. Duró la acción hasta más de las 7 de la tarde, que descalabrados se fueron retirando hasta más de la Casa blanca, a la que dieron fuego. Los nuestros entraron triunfantes en la ciudad, llevando las banderas a Nuestra Señora, acompañándoles todo el pueblo a darle gracias por batalla tan señalada.
CONTINÚAN LOS PREPARATIVOS ANTE POSIBLES NUEVOS ATAQUES.
Los franceses no han vuelto a acercarse a las tapias de la ciudad. Sin embargo, han continuado los trabajos de fortificación en previsión de que lancen un nuevo asalto. Se han reforzado las murallas y se han inutilizado todos los caminos próximos a ellas, cerrando con maderos y otros estorbos las bocacalles, especialmente las inmediatas a las Puertas, y surtido de pólvora y balas a todo el vecindario, que está guardando las plazas, cárceles, Audiencia y demás oficinas. Gran número de mujeres y religiosos están distribuyendo comidas a los soldados y trabajadores.
El mando de la ciudad ha sido asumido por el Señor Marqués de Lazán, con poderes amplios de su hermano, el General Palafox. Además, ha continuado la llegada de tropas que se unen a la defensa, entre ellas unos soldados portugueses huidos de Bayona, algunas partidas de varios Regimientos de Infantería venidos de Madrid y Barcelona y un batallón bastante falto del Regimiento de Extremadura. El General Lefebvre envió un pliego en el que exigía la rendición de la ciudad y esta misma mañana ha salido un edecán de nuestro Capitán General con la respuesta negativa a tal petición.
Nuestro compañero, Paco Escribano, se encuentra en la Torre Nueva…..
– ¿Cómo se ve desde esa altura el campo francés?.
– Puedo ver movimientos de unidades entre el Huerva y la subida a La Muela, tiendas y barracas en la Val de Espartera, destacamentos de Caballería, movimientos por el barranco de la Muerte, algunas humaredas (saqueo e incendio de Santa Fe el día 16), obras por la parte de la Bernardona. Correrías hacia el Ebro, vadeándolo para pasarse en caso necesario al Castellar.
– ¿Y de los españoles?
– Gran fortaleza en Torrero, patrullas y descubiertas, trabajos de fortificación en el castillo, con un reducto cuadrado.
– ¿Cómo puedes ver todo eso?
– Estoy con el señor José Mor de Fuentes, un marino de Monzón que tiene el mando de la atalaya que se ha establecido en este punto. ¿Cómo se le ocurrió montar este observatorio?
– Se me ocurrió el día 15 de junio subir a la torre para observar a los enemigos, y casualmente tuvo el mismo pensamiento el Comandante de Artillería. Convinimos en la necesidad indispensable de que se estableciese aquí mismo una especie de atalaya, para otear de continuo las operaciones de los Franceses. Como él tenía que acudir a las urgencias de su ramo, me suplicó que me encargase de aquel destino. Como faltaba el General fue preciso participar aquella determinación a su hermano el Marqués de Lazán, que ejerce el mando, quien la ha aprobado altamente.
– ¿Y con qué medios cuenta?
– Mi amiga la condesa de Bureta, que vive aquí al lado, subió a visitarme brindándome con los excelentes anteojos que heredó de su padre, muerto de Teniente General hace algún tiempo. Así puedo ver a mi satisfacción al enemigo, y así en mis partes puedo especificar el número cabal de tropa, y el calibre y la calidad de las piezas que se ponen en movimiento, para sus ataques o expediciones.
– Pues ya ves José Antonio, que éste es un punto importante para la defensa de la ciudad, pues incluso está previsto que se toque a rebato con la campana en caso de que se produzca el temido ataque….
SE EXTIENDE LA INSURRECCIÓN POR TODA ESPAÑA.
Continúan llegándonos noticias sobre el ambiente anti francés que se extiende por todo nuestro país. La propia Gazeta de Madrid da cuenta de los movimientos de tropas imperiales que han entrado en Segovia, Palencia y Valladolid, además de estar llegando a Córdoba. Según estas informaciones, tales soldados están derrotando a quienes llaman sediciosos y miserables, a la vez que aseguran estar actuando como debe hacerse al avanzar por país amigo. Sin embargo, por otras vías nos cuentan de los saqueos que protagonizan esas tropas al ocupar las poblaciones que les ofrecen resistencia.
Por otro lado, no cesan de llegar las nuevas de todos los puntos de España proclamando a Fernando como nuestro Rey y declarando la guerra al invasor Napoleón. En Sevilla se ha constituido una Suprema Junta de Gobierno que ha empezado a editar una Gazeta Ministerial en la que se recogen los preparativos de defensa de la mitad Sur de la Península. El general Castaños, jefe de las fuerzas del Campo de Gibraltar, se ha puesto al mando de los miles de soldados de Andalucía y Sur de Portugal, y se están recibiendo apoyos de la escuadra británica que hasta ahora bloqueaba Cádiz.
FUENTES:
– Noticias locales extraídas de Años políticos e históricos de las cosas sucedidas en Zaragoza (1808), de Faustino Casamayor, del Diario de Los Sitios de Faustino Casamayor (Comuniter, 2000) y de la Historia de los dos sitios que pusieron a Zaragoza en los años de 1808 y 1809 las tropas de Napoleón, de Agustín Alcaide Ibieca.
– Gazeta de Zaragoza de los días 11, 14, 16 y 18 de junio de 1808.
– Gazeta de Madrid de los días 14, 17, 18 y 19 de junio de 1808.
– Gazeta ministerial de Sevilla de los días 1, 4, 8 y 11 de junio de 1808.
– Relato de la atalaya de la Torre Nueva tomado del Bosquejillo de la vida y escritos de José Mor de Fuentes.
Gazeta de Zaragoza, 16 de Junio de 1808.
Bosquejillo de la vida y escritos
D. José Mor de Fuentes
Por fin el 24 de mayo llegó el correo que traía el cohete incendiario, quiero decir, el notición de las renuncias en Bayona, y el nombramiento del fugitivo Eneas, del héroe de la Mancha, para la lugartenencia general de la Monarquía.
Desde muy por la madrugada se fueron agolpando corrillos frente al Palacio del general Guillelmi, que estaba cerca de mi casa; y a eso de las diez, habiéndose reforzado en gran manera, subieron hasta su vivienda, y sin usar de rodeos, le pidieron armas para defenderse de los Franceses. Es de saber que a la sazón no había en la ciudad ni en Aragón una sola compañía de soldados, excepto los miñones, que, como se sabe, no son tropa de línea, y se reducían a unos 200 hombres.
El General contestó que carecía de medio y sobre todo de órdenes. Los demandantes replicaron si las esperaba de Murat, actual soberano de la nación, y que estas serían de aherrojarlos a todos. El paradero de la contienda fue prender al mismo Guillelmi, y cercado de gente armada, lo vi pasar con bastante serenidad por debajo de mi balcón, camino del castillo de la Aljafería, donde le dejaron encerrado.
Ya se habían descargado del superior que se oponía aferradamente a sus miras, pero ¿quién se encargaba del mando en circunstancias tan azarosas? Brindaron con él a Cornel, que había sido ministro de la guerra, al Conde de Sástago y a otros; todos se estremecieron a semejante propuesta, y se negaron con desesperados extremos a tan arriesgado trance.
Los desalados vecinos andaban de calle en calle con las armas en la mano, buscando ansiosamente, y sin cometer el menor exceso, un oficial aragonés que se dignase empuñar el bastón. En esto, a la hora de la siesta del 26 [¿25?], asomaron en mi casa dos clérigos de la Iglesia de San Miguel, y me dijeron que se había pensado en mí para general; y que si yo aceptaba la propuesta, vendrían luego los labradores de su parroquia armados para aclamarme y escoltarme a la Audiencia para solemnizar mi nombramiento. Contestéles con las mismas veras que me manifestaban, que habiendo presenciado las atrocidades de los ya enemigos en Madrid, estaba pronto a sacrificarme por la causa nacional; pero que me constaba de ciencia cierta haber ido varios mozos de la clase media en busca de Palafox, que se hallaba en la torre de Alfranca, recién venido de Bayona, que por mi cuenta debía llegar aquella misma noche, y cuando no, la mañana siguiente se tomaría el partido que se juzgase más acertado.
Vino en efecto aquella noche Palafox, le vi la madrugada inmediata; y dígase cuanto se quiera de la resistencia que opuso al principio, lo cierto es que admitió el mando, y con este arriesgadísimo arrojo, reunió los ánimos, concentró las providencias y las operaciones, e hizo un servicio señaladísimo a la patria.
El entusiasmo general rayaba en frenesí. Se alistaron facilísimamente los batallones, las compañías se solían formar por gremios u oficios, y la de albañiles en especial, encerrándose en la plaza de toros, rehusaba todo género de respiro en larguísimas horas; de modo que en el término de una semana se habilitó perfectamente en el manejo del arma y en los principales movimientos del ejército. Pero se padecía suma escasez de oficiales, y este vacío no se suplía con la excelente voluntad de los más cabales en miembros y en potencias.
Extendí desde luego un plan de operaciones, encargando particularísimamente no se presentasen nuestros reclutas a la caballería enemiga, que ya estaba en marcha, y que forzosamente los había de arrollar. Llevé mi escrito al general con todo estudio a la hora de hallarle en la mesa, y recomendé a cuantos le rodeaban se tuviese muy presente su contenido. Así lo ofrecieron todos, pero luego trascordaron su palabra en el acto de su ejecución.
Llegaron nuestras avanzadas hasta Tudela; vinieron los enemigos y las dispersaron al vuelo, haciendo luego otro tanto con nuestros cuerpos bisoños en Aragón, de modo que sin un destacamento de voluntarios de Aragón que milagrosamente se apareció aquellos días, a las órdenes de mi íntimo amigo y bizarrísimo oficial D. Pedro Gasca, que guarecido de unas tapias a las orillas del canal, con sus oportunas descargas contuvo al enemigo, aquella misma tarde se apodera este de la ciudad absolutamente desprevenida.
Se presentó el día siguiente, y aun se internaron algunos soldados por las calles, mas perecieron casi todos, y los demás fueron rechazados. Entonces se acudió a formar una especie de reductillos o baterías por las puertas con ramaje, sacos a tierra, en fin como se pudo, pero sin resguardar la tapia larga y bajísima del Carmen y Convalecientes, como que todo pertenecía a una ciudad cercada de paseos amenísimos sin el más remoto viso de plaza militar, y careciendo de tropas y de fortificación, no le quedaba más recurso que oponer como dice Arriaza:
Brazos de hierro y pechos de diamante; cual lo practicaron en efecto sus ínclitos moradores.
Ocurriome aquel mismo día 11 [15] de junio subir a la torre nueva para observar a los enemigos, y casualmente tuvo en aquel punto el mismo pensamiento el Comandante de Artillería, y desde luego convinimos en la necesidad indispensable de que se estableciese allí mismo una especie de atalaya, para otear de continuo las operaciones de los Franceses, y como el otro tenía que acudir a las urgencias de su ramo, me suplicó que me encargase de aquel destino. Como faltaba el General, y no vino hasta pasado algún tiempo, fue preciso participar aquella determinación a su hermano el Marqués de Lazán, que ejercía el mando, quien la aprobó altamente.
Mi amiga la condesa de Bureta tenía su casa en la inmediación, subió a visitarme brindándome con los excelentes anteojos que heredó de su padre, muerto de Teniente General hacía algún tiempo. Por este medio atalayaba a mi satisfacción al enemigo, y así en mis partes solía especificar el número cabal de tropa, y el calibre y la calidad de las piezas que se ponían en movimiento, para sus ataques o expediciones.
Como los Franceses se habían apoderado, por los ardides vil y soezmente bonapartescos que son bien notorios de la ciudadela y plaza de Pamplona, tenían expedita la carretera de Navarra para enviar cuantos refuerzos necesitaban a Lefebvre, sobrino del Mariscal, que era el encargado del sitio. Con este motivo sus movimientos eran incesantes, y así Martínez de la Rosa estuvo muy escasamente informado, cuando dice que los enemigos dieron a la ciudad hasta seis ataques. Pobréale sobremanera el incensario al panegirista, repartiendo por toda la duración del sitio el número de acciones que solía haber en un solo día; y así aun cuando añadiera un cero a su escasillo guarismo, no alcanzaría a expresar la verdad, pues en efecto fueron más de 60 los avances o refriegas que se empeñaron en los dos meses que duró la contienda.
Apenas sonaba el eco de arrebato en mi Torre nueva, todo el vecindario abandonaba sus faenas, y volando al Coso para informarse del rumbo que traía el enemigo, se abalanzaba en riada al punto amenazado, y no volvía a sus hogares sino triunfante y satisfecho. Las mujeres, hechas unas furias infernales, clamaban por metralla, y en cuajando sus canastos iban a carrera a llevarla en persona a las baterías, aguijoneando y tal vez avergonzando a los hombres que las servían. Las señoras principales solían ir también a repartir personalmente la comida a los artilleros; quienes con estas demostraciones enloquecían de entusiasmo. [….]
Llegó el regimiento de Extremadura casi en cuadro, pero su bizarra oficialidad fue de suma importancia para completar y habilitar el cuerpo y desempeñar el servicio con todo esmero y valentía.
A primeros de julio asomó un oficial de Marina que quiso encargarse de la Comandancia de la atalaya, con lo cual pude complacer al General, en ir absolutamente solo a reconocer el estado de nuestra raya con Francia por la parte confinante a Cataluña, de donde no se tenía en Zaragoza la menor noticia.
El 11 de julio salí con dos señoras que iban a Huesca, en un carrito cubierto, que no parece llamó la atención a los enemigos, que ya habían pasado el Ebro, e infestaban su izquierda con partidas de caballería. Anduve el Pirineo, y aunque había algún amaguillo, no se había formalizado expedición alguna de consideración; pero como faltaba pólvora a nuestra escasa línea, se providenció lo necesario para municionarla. Tomé conocimiento del estado y urgencias de Venasque, y bajé a Monzón que estaba también comprendido en mis credenciales, y traté de dar luego la vuelta.
Durante mi ausencia ocurrió la catástrofe de Falcó y de Pesino, y el 4 de agosto fue la memorable entrada de los enemigos en la ciudad, cuyos habitantes, en especial los de las parroquias de San Miguel y de la Magdalena, acabaron completamente con la columna formidable de granaderos que ocupaba el Coso, y desde entonces los Franceses desahuciados de apoderarse del pueblo, y teniendo a la espalda por otra parte al Conde del Montijo con las tropas de Valencia, trataron de levantar el sitio, como lo verificaron atropelladamente la noche del 13 al 14 del mismo agosto.
Con esta novedad, siendo ya infructuosa mi presencia en Zaragoza, me detuve en casa algún tiempo hasta que dispuse mi viaje para Madrid.
RESPUESTA DE PALAFOX AL PLIEGO DEL GENERAL LEFEBVRE (20 de junio de 2008)
Excelentísimo Señor:
Si Su Majestad el Emperador envía a usted a restablecer la tranquilidad, que nunca ha perdido este país, es bien inútil se tome Su Majestad estos cuidados. Si debo responder a la confianza que me ha hecho este valeroso pueblo de Aragón, sacándome del retiro en que estaba, para poner en mi mano su custodia, es claro no llenaría mi deber, abandonándole a la apariencia de una amistad tan poco verdadera. Mi espada guarda las puertas de la Capital, y mi honor responde de su seguridad. No deben tomarse, pues, este trabajo esas tropas que aún estarán cansadas de los días 15 y 16. Sean enhorabuena infatigables en sus lides, yo lo seré en mis empeños. Lejos de haberse apagado el incendio que levantó la indignación española a vista de tantas alevosías, se eleva por puntos.
Se conoce que las espías que Usted paga son infieles: gran parte de Cataluña se ha puesto bajo mi mando, y lo mismo no menor de Castilla. Los Capitanes Generales de ésta y de Valencia están unidos conmigo. Galicia, Extremadura, Asturias y los cuatro Reinos de Andalucía están resueltos a vengar sus agravios. Las tropas francesas cometen atrocidades indignas de hombres, saquean, insultan y matan impunemente a los justos que ningún mal les han hecho, ultrajan la religión, y queman las sagradas imágenes de un modo inaudito. Ni esto, ni el tono que usted observa aun después de los días 15 y 16, son propios para satisfacer a un pueblo valiente. Usted hará lo que quiera, y yo lo que deba.
B. L. M. de usted. El General de las tropas de Aragón. José de Palafox y Melci.
BANDO DEL ALCALDE DE ZARAGOZA, JUAN ALBERTO BELLOCH JULBE
(13 de junio de 2008)
Zaragozanos:
Ha llegado la hora. El gran momento que Zaragoza ha venido soñando durante años. Durante los próximos tres meses, la ciudad se presentará ante el mundo como anfitriona de la Exposición Internacional sobre Agua y Desarrollo Sostenible. Será la cita internacional más importante que nuestra ciudad ha tenido en un siglo y, por lo tanto, una oportunidad inmejorable para mostrar a todos lo mucho, antiguo y nuevo, que Zaragoza tiene que ofrecer a sus visitantes. Será también la ocasión para dar a conocer la gran transformación urbana que ha experimentado la ciudad y sus grandes proyectos para el futuro.
Desde que el 16 de diciembre de 2004 Zaragoza fue elegida para organizar la Expo 2008, se ha hecho un intenso trabajo del que los zaragozanos podemos sentirnos orgullosos. Todo está a punto para asombrar a España y al mundo. Sin embargo, todavía tenemos que hacer un último esfuerzo. Ahora a los zaragozanos nos toca hacer, una vez más, lo que siempre hemos hecho con naturalidad y entusiasmo: ser los mejores anfitriones para nuestros visitantes.
Para ello os animo a todos a que mostréis la mejor disposición para ayudar, orientar y acoger a los millones de personas que vendrán a Zaragoza durante este verano. La nuestra es, sin duda, una. gran ciudad, pero lo mejor de ella son, con diferencia, sus vecinos y vecinas. Tenernos que hacer honor a ese merecido título.
También las calles de Zaragoza tienen que mostrar su mejor cara. El Ayuntamiento ha ordenado el refuerzo de los servicios de limpieza y mantenimiento, pero para que la ciudad luzca espléndida y acogedora es imprescindible la colaboración de todos y cada uno de los zaragozanos, con su ejemplo cotidiano de civismo y buenas maneras. No dejéis que nadie estropee con su indolencia o mala educación este gran momento.
La movilidad será asimismo una decisiva piedra de toque para hacer que Zaragoza obtenga un gran éxito durante la Expo. Los nuevas infraestructuras que estos días entran en funcionamiento ayudarán a un tráfico más fluido en la ciudad y permitirán acabar con las numerosas molestias causadas por las obras, soportadas con impagable paciencia por la ciudadanía. Sin embargo, con decenas de miles de visitantes cada día en nuestras calles, no será suficiente. El transporte público va a ser reforzado con líneas especiales al recinto de la Expo y mejora de otras líneas ya existentes. También contaremos con la primera línea de tren de cercanías.
Como alcalde hago un llamamiento a todos los zaragozanos a que eviten utilizar el vehículo privado, casos imprescindibles, para ir a la Expo. Los nuevos itinerarios peatonales y el transporte colectivo van a ser la mejor forma de disfrutar de esta gran fiesta y contribuir a que la ciudad funcione mejor durante estos meses.
Zaragozanos: estamos a punto de materializar el gran sueño de París. Nuestro homenaje a los héroes de Los Sitios y a los visionarios emprendedores de 1908. La gran opuesta ciudadana para hacer de la Zaragoza de 2008 una ciudad inigualable y hermosa. Conseguirlo está en las manos de todos. La Expo somos todos.
Ciudadanos: ¡Viva Zaragoza!