ASOCIACIÓN CULTURAL LOS SITIOS DE ZARAGOZA

RADIO BICENTENARIO
(Temporada 2008-2009)

Onda Cero Zaragoza, 5ª época, programa nº 16

Emitido el viernes 9 de enero de 2009

Interviene: Paco Escribano y José Antonio Alaya.
Con la colaboración de Mariángel Pérez, Francisco Yáñez (como el coronel Antonio Sangenís) y Luis Arcarazo (doctor Thomeo).

ZARAGOZA 2008: BICENTENARIO DE LOS SITIOS

Puede encontrar la agenda actualizada de los actos de todo el año, no sólo con los ya confirmados, sino también con otros en diversas fases de organización y que incluso podrían no llegar a realizarse en:

CALENDARIO DE ACTIVIDADES

Los Sitios de Zaragoza (1808-1809)


CRÓNICA DE ZARAGOZA, LUNES 9 DE ENERO DEL AÑO DEL SEÑOR DE 1809

Titulares:

–                LOS FRANCESES PROSIGUEN CON LAS OBRAS DE ASEDIO.

–                CONDUCCIÓN AGRESIVA DE LA DEFENSA ESPAÑOLA.

–                EMPEORAN EL ABASTECIMIENTO DE ALIMENTOS Y LA SITUACIÓN SANITARIA.

LOS FRANCESES PROSIGUEN CON LAS OBRAS DE ASEDIO.

Hace ya dieciocho días que los franceses llegaron hasta las puertas de nuestra ciudad, consiguiendo ocupar nuestras posiciones a lo largo del Canal Imperial y siendo derrotados en el Arrabal. Hasta el momento no ha habido bombardeos de consideración contra el casco urbano. De hecho, es más destacable la actuación de nuestras baterías, que están incomodando mucho los trabajos de asedio. Mientras tanto, continúan las tareas de tala de árboles y derribo de edificios extramuros, lo que ha dado lugar a fuertes combates en Las Fuentes y el Arrabal.

Sin embargo, las tropas invasoras han conseguido cerrar un bloqueo efectivo en la margen izquierda del Ebro y han llevado a cabo numerosos trabajos de fortificación y asedio entre San Lamberto y Torrero, extendiendo comunicaciones hasta nuestras posiciones avanzadas del Castillo de la Aljafería, Reducto del Pilar y Convento de San José. Incluso han construido caminos cubiertos que limitan los efectos de los fuegos de los defensores.

Para ampliar estos datos, conectamos con nuestro compañero Paco Escribano, quien se encuentra en la Batería Palafox, frente al fortín de San José, acompañado por el coronel Antonio Sangenís:
 

–                 Gran número de franceses entre Torrero y el Huerva, agazapados tras trincheras ¿qué están haciendo? Explicación del sistema de paralelas y aproches.

–                 ¿Hay más líneas de avance como ésta? Otra dirigida hacia el Reducto del Pilar y una tercera hacia el Castillo de la Aljafería.

–                 ¿Atacarán en los tres puntos simultáneamente? Improbable, elegirán uno solo, aunque ahora mismo no podemos saber cuál. En cualquier caso, ese primer ataque es INMINENTE.

–                 ¿Qué podemos hacer ante esta amenaza? Salidas, fuegos artilleros desde baterías como ésta en la que nos encontramos, resistir porque los franceses tienen serios problemas logísticos (hambre, heridos)…

–                 El enemigo ha venido con muchas más fuerzas y más artillería que en el verano pasado ¿cree que podremos vencer o habrá que rendirse finalmente? «Que no se me llame nunca si se trata de capitular, porque jamás seré de la opinión de que no podemos defendernos».

CONDUCCIÓN AGRESIVA DE LA DEFENSA ESPAÑOLA.

En relación con las palabras del coronel Sangenís, debemos recordar las numerosas acciones ofensivas llevadas a cabo por las aguerridas tropas españolas. Son de destacar las mandadas por el coronel Mariano Renovales desde San José, así como los reconocimientos ofensivos que se han realizado hacia San Gregorio y el Gállego. Sin embargo, la acción más memorable es la gran salida del 31 de diciembre.

Viendo que los franceses se iban acercando demasiado en la construcción de sus obras, nuestro General determinó que ese día saliesen nuestras tropas bajo el mando del Brigadier Don Fernando Butrón a medir sus fuerzas con los enemigos. Se dirigió contra los que estaban hacia el Castillo, logrando que los valientes soldados del Norte fuesen batidos completamente en el campo del Sepulcro.

Muchos soldados enemigos, al verse perdidos y caer prisioneros, pidieron pasarse a nuestras armas. Pero, conociendo los nuestros que eran muchos para irlos recogiendo y que vendrían otras columnas a su socorro, la Caballería nuestra que salió a la ocasión acabó con ellos, dejando muchos muertos en el campo y recogiendo los caballos que quedaron para nuestro Ejército.

Este día fue uno de los más gloriosos de la campaña, distinguiéndose muchísimo todas las tropas así de infantería como de Caballería. Para celebrarlo, Su Excelencia mandó que cuantos se hallaron en ella llevasen una cinta encarnada al pecho, lo que se hizo saber mediante Proclama. La ciudad se llenó de alegría al ver la bizarría y denuedo de nuestra tropa, y se enardeció nuevamente en favor de la justa causa, teniendo la satisfacción de haber finalizado el año con una acción tan gloriosa.

EMPEORAN EL ABASTECIMIENTO DE ALIMENTOS Y LA SITUACIÓN SANITARIA.

Pese a que el asedio francés aún no ha planteado serios problemas militares, sí que ha imposibilitado la llegada de nuevos suministros y ya empieza a notarse la escasez de víveres, especialmente de carnero, pues no se matan sino vacas. El pan sólo se amasa de munición, siendo escasísima la verdura y a precio muy alto, lo que también está ocurriendo con las gallinas. A fin de asegurar la alimentación de las tropas, Palafox ha ordenado conducir a la Lonja de la Ciudad todas las judías, arroz, garbanzos y abadejo que se hallasen en los almacenes de los comerciantes.

Incluso más grave es la situación en los hospitales, pues el número de enfermos se acerca a los 10.000 y se ha visto a algunos caer muertos por las calles, por falta de atención. Es de destacar la virulencia de la enfermedad entre la tropa valenciana y murciana, que no cuenta con acuartelamientos debidamente acondicionados. El Hospital de Misericordia está lleno, a pesar de haberse trasladado a los heridos al Convento de San Ildefonso, por lo que se ha mandado abrir casas desocupadas por sus dueños para instalar botiquines regimentales en ellas.


FUENTES:

–      ALCAIDE IBIECA, A. Historia de los dos sitios que pusieron a Zaragoza en los años de 1808 y 1809 las tropas de Napoleón.

–      CASAMAYOR, F. Años políticos e históricos de las cosas sucedidas en Zaragoza (1808), Comuniter, 2008.

–      CASAMAYOR, F. Diario de Los Sitios. Comuniter, 2000.

–      LAFOZ, H. (ed.) Manifiestos y bandos de la Guerra de la Independencia en Aragón I. Los Sitios de Zaragoza. Comuniter, 2005.

–      Gazeta de Zaragoza de los días 27 y 31 de diciembre de 1808, 7 de enero de 1809.


Diario de Los Sitios. Basado en el Diario de Faustino Casamayor.

Lunes 26 de diciembre de 1808
Se tiraron muchas bombas desde nuestras baterías, con tan feliz éxito, que habiendo caído una en la fonda de Torrero mató un coronel y siete oficiales, haciendo salir de ella al general Moncey. Se retiró a la iglesia, donde cayó otra, lo que le obligó a mudar su Cuartel General a la Cartuja de la Concepción. Se pasaron algunos soldados, que aseguraban la mucha falta de víveres y municiones.

Las baterías se adelantaron mucho en este día por la mucha gente que acudió a ellas, así mismo se hicieron fosos y trincheras dentro de la ciudad junto a las puertas, cerrando algunas calles y poniendo parapetos como la vez anterior.

Se dio orden de no se amasase en los hornos otro pan que de munición para todo el vecindario, lo que así se ejecutó, dando dos libras de pan por seis cuartos. Las tropas estuvieron todo el día sobre las armas, y se prosiguió igualmente en el corte de olivos y derribo de casas inmediatas a las Tenerías y Arrabal a fin de evitar muchas desgracias.

Martes 27 de diciembre de 1808
Muy por la mañana se supo que los enemigos habían estado en la Puebla de Alfindén, donde robaron y maltrataron muchísimo las casas. Se formó igualmente la tropa como los días anteriores; se advirtió que a cosa de las 11 de la mañana se les había volado un gran repuesto de pólvora.

Por la parte del Arrabal estuvo todo muy quieto, dando lugar a que se pudieran echar a tierra todas las torres inmediatas a las baterías, y se vio también que los enemigos se habían marchado hacia lo interior.

Por la tarde hubo tiroteo con nuestras tropas, ellos desde las torres inmediatas al molino de Cuéllar, y los nuestros desde otras, lo que duró hasta el anochecer, habiendo ocurrido algunas desgracias de los que estaban en las baterías por la proximidad de los enemigos, disparándoles desde San José, Jardín Botánico, reducto del Pilar y del Castillo, por dejarse ver también en la torre de la Bernardona y sitios inmediatos.

Se observó que una porción de ellos se había introducido en el Soto de Mezquita, mas no obstante el fuego tan activo del enemigo y su proximidad, pudieron los nuestros cortar varios olivares, con lo que se pudo hacer mejor defensa. Se continuó trabajando en las baterías con el mayor tesón.

En este día se pasó un muchacho de 11 años el que fue presentado al Su Excelencia, y examinado dijo era alemán, declarando además dónde se hallarían cinco cañones y un obús junto al Ebro, que los franceses habían enronado en la tarde del ataque del Arrabal, lo que habiendo salido cierto, lo premió Su Excelencia, señalándole un duro diario y el Escudo de Patricio honrado. Se pasó también un polaco, trayéndose 10 prisioneros nuestros, al que Su Excelencia dio una buena gratificación. Salió este día un bando de la Ciudad concediendo licencia para que todo vecino pudiera matar carne en atención a la poca que tenía el abasto publico.

Miércoles 28 de diciembre de 1808
No hubo novedad esencial a causa de que los enemigos se fueron apartando, por cuya causa pudieron los nuestros cortar todos los cañares y árboles inmediatos al Arrabal y camino de Barcelona. Mandóse también derruir las torres próximas al Ebro y camino del pontón de Gallego.

Por el camino de San José se adelantó poco, por haber siempre franceses de Torrero, en términos que no pudieron salir los trabajadores al corte de olivares de las Fuentes. A pesar del mucho fuego que sufrieron de nuestras baterías, que les causó bastante daño en sus obras, consiguieron adelantarlas hasta construir un camino cubierto próximo al de las Torres de San José, de donde llegaban sus balas de fusil a nuestras mismas baterías.

Dentro de la ciudad se continuó en hacer fosos, aumentar baterías y parapetos, y cerrar algunas calles. Se pasaron algunos franceses y polacos y todos contestaron de tener muchos enfermos y falta de cañones y municiones.

Jueves 29 de diciembre de 1808
Siguió en los mismos términos, saliendo como unos 2.000 hombres de Infantería y un Regimiento de Caballería al corte de árboles y cañares de todos los términos de esta ciudad, a fin de evitarse que los enemigos pudieran ocultarse en ellos, en cuyo espacio de tiempo se les tiraron muchos cañonazos, bombas y granadas.

Nuestro Ejército se mantuvo en observación, empezando a enfermar y aun muriendo muchos de la tropa valenciana y murciana, pasando ya de 6.000 los que había en el Hospital de Misericordia, sin contar los heridos, que éstos se pasaron al Convento de San Ildefonso, separándolos a fin de evitar alguna epidemia, a consulta del Colegio médico, que de orden de Su Excelencia y de la Junta de sanidad se tuvo para la seguridad publica.

El Excelentísimo Señor Don Francisco de Palafox salió, no obstante el riesgo de los enemigos, a la Ciudad de Cuenca a solicitar del Duque del Infantado remitiese alguna tropa de las de su mando para el socorro de esta Plaza. Se pasaron diez artilleros y algunos polacos, contestando todos la misma falta de víveres y municiones.

Viernes 30 de diciembre de 1808
Siguieron los enemigos sus obras de defensa, adelantándolas tanto que llegaron a poner sus trabajos muy próximos a nuestras baterías, esto es hasta las torres de San José, construyendo en todo el un camino cubierto, que les resguardaba del fuego de nuestras baterías y aun de las avanzadas. Se dejaron ver todo el día trabajando por todo el camino desde San Lamberto hasta el Convento de San José.

Nuestras baterías les estuvieron haciendo fuego continuo, al que no correspondieron, y eso causó el poder trabajar en nuestras fortificaciones, así fuera de la ciudad como dentro, poniéndose todo en estado de la mayor defensa, en la que se interesaba muchísimo todo el vecindario, como también en el corte de árboles y caseríos, no dejando ninguno a la orilla del Ebro.

Los enemigos se internaron a los pueblos inmediatos, y pasando al otro lado por el puente construido por ellos mismos, el cual aunque se intentó ir a cortarlo con barcos, cañones y tropa, no pudo verificarse por haber crecido mucho el Ebro.

Este día se dio sentencia de horca a las 9 de la mañana a uno de Ablitas llamado Huici, hijo de francés, por haber declarado a los franceses, haber muerto a dos soldados de su lugar, que habían ido a buscar raciones, y los franceses con este aviso pasaron a muchos a cuchillo y robaron todo el pueblo. La sentencia fue dada por el Juez de Policía Don Santiago Piñuela, consultándola primero con Su Excelencia.

Se repitió la orden de no amasar otro par que de munición, y en atención a no haber carne para todo el vecindario se mandó no se vendiese sino a los enfermos que presentasen certificación de médico.

Sábado 31 de diciembre de 1808
Viendo nuestro General que los franceses en tantos días que estaban en las inmediaciones de la Ciudad, se iban acercando y maniobrando demasiado según la construcción de sus obras, determinó que saliesen nuestras tropas a medir sus fuerzas con los enemigos, a cuyo fin mandó esta arriesgada acción al Brigadier Don Fernando Butrón, el que dando las más activas providencias logró una excelente derrota, que dio mucho honor a nuestras tropas y horror al enemigo.

La acción fue con los que estaban hacia el Castillo, a los cuales saludaron los nuestros con una descarga que no hay muchos ejemplares, y habiéndola sufrido con la mayor serenidad, hicieron prodigios de valor, pues lograron que los valientes soldados del Norte fuesen batidos completamente en el campo del Sepulcro, pidiendo pasarse a nuestras armas muchos soldados, que viéndose perdidos no tuvieron otro recurso que rendirse prisioneros. Pero, conociendo los nuestros que eran muchos para irlos recogiendo y que vendrían otras columnas a su socorro, la Caballería nuestra que salió a la ocasión acabó con ellos, dejando muchos muertos en el campo y recogiendo los caballos que quedaron para nuestro Ejército.

Este día fue uno de los más gloriosos de la campaña, en la que se distinguieron muchísimo todas las tropas así de infantería como de Caballería, en cuya honrosa memoria mandó Su Excelencia llevasen cuantos se hallaron en ella una cinta encarnada al pecho, lo que se hizo saber mediante Proclama. La ciudad se llenó de alegría al ver la bizarría y denuedo de nuestra tropa, y se enardeció nuevamente en favor de la justa causa, teniendo la satisfacción de haber finalizado el año con una acción tan gloriosa, esperando de nuestro Dios por medio de nuestra Patrona María Santísima del Pilar, aniquilar en breve nuestros enemigos y poner en su trono a nuestro Católico Monarca Fernando 7º.

Domingo 1º de enero de 1809
Siguiendo lo furioso del sitio, se hizo este día un fuego tan vivo que se pudo conseguir no tirasen en todo él ni una bomba ni granada. Todo el campo del Sepulcro y sus inmediaciones al Castillo se vieron llenos de cadáveres de los enemigos de la acción del día anterior, siendo preciso hacinarlos para darles sepultura, y de los que se sacó buen botín. Se continuó trabajando muchísimo en la fortificación en el corte de árboles, batir torres y tapias de la frontera del Ebro. De orden de Su Excelencia se pusieron serenos para mayor comodidad y sosiego del vecindario.

Lunes 2 de enero de 1809
Se hizo la apertura del Tribunal de la Real Audiencia, a la que tan sólo pudieron asistir los Señores Regente Don Pedro Ric, los Oidores Don Juan Garrido y Don Serafín Chavier, el Ministro del crimen supernumerario Don Manuel Villaba, y el Fiscal Don Pedro Ruiz, por estar los demás enfermos, leyéndose en ella la oración acostumbrada por el Excelentísimo Señor Capitán General.

Los enemigos incomodaron muchísimo construyendo su camino cubierto, y de orden de Su Excelencia salieron por la mañana los Voluntarios de Aragón, los de Perena y de Valencia, con las Guardias Españoles y dos cañones a hacer un reconocimiento hacia la parte del Gállego, cuidando al mismo tiempo los vecinos de las trincheras y puertas de la ciudad, mas no correspondieron los efectos como se esperaba, a causa de la mejor situación de los enemigos y haber de atacarlos al descubierto, en que peligraron algunos.

Todo el día hubo un fuego vivísimo de todos nuestros reductos y puertas, habiéndoles incendiado la fonda de Torrero. Se prosiguió en los cortes y trabajo de las baterías, y hubo ya este día mayor escasez de víveres, especialmente de carnero, pues no se mataron en el rastro sino vacas. El pan sólo se amasaba de munición, siendo escasísima la verdura y a precio muy alto, llegándose también a vender las gallinas a más de 8 pesetas, a que se agregaba la mortandad de muchísimos vecinos, pero mayormente de tropa, especialmente los valencianos y murcianos.

Martes 3 de enero de 1809
Este día fue muy grande el fuego de nuestras baterías y el de los enemigos, por cuya causa tuvimos bastantes heridos, llegando a aproximarse a 200 toesas del Convento de San José, a cuyo punto salió Su Excelencia y mandó se colocasen los cañones gruesos en la batería llamada de Palafox, frente a dicho Convento, con lo que se lograron muchas ventajas.

Igualmente viendo el mal pan que se amasaba para la tropa y vecinos, salió en persona a registrarlo así a las plazas como a los hornos, y mandó bajo graves penas se mejorase.

Siguió aunque con el mayor riesgo el derribo de los edificios del Arrabal, camino de Cogullada, Molinos y del pontón del Gállego sin dejar ninguno.

Miércoles 4 de enero de 1809
Siguió el fuego con el mismo tesón por ambas partes, y hubo bastantes heridos; adelantándose las fortificaciones con el mayor tesón por parte del vecindario, y en lo demás no ocurrió novedad particular.

Jueves 5 de enero de 1809
El fuego de los enemigos fue muy grande, por cuya causa nos acarrearon algunas desgracias, y a pesar de eso nuestras avanzadas, así de tropa como de paisanos, cogieron algunos prisioneros, con los cuales dirigió Su Excelencia una elegante proclama en seis idiomas, a saber, español, francés, latino, alemán, polaco y ruso, convidándolos a venirse a nuestro Ejército, que corrió impresa a gusto de todos.

Se empezó a construir un espaldón con sus boquetes para cañones en el pretil frente al Palacio de Su Excelencia y se continuó en el derribo de algunas torres del Arrabal. Se mandó llevar al hospital militar, para el mejor estar de los enfermos, todos los muebles útiles de las casas de los que se hubiesen fugado de la Ciudad, en atención a la escasez que había de ellos, cuya orden salió del Mariscal de Campo Barón de Warsage, Cuartel Maestre General del Ejército.

Al mismo tiempo, de orden de Su Excelencia, se mandó conducir a la Lonja de la Ciudad todas las judías, arroz, garbanzos y abadejo que se hallasen en las lonjas de los comerciantes, para alimentar las tropas, pues empezaba la escasez.

Esta noche no se cantaron los Maitines de Reyes en el Pilar.

Viernes 6 de enero de 1809
Este día fue muy quieto de fuego, y estuvo todo tranquilo, en términos que las músicas de los 13 Cuerpos de tropas fueron a dar las Pascuas a Su Excelencia, no ocurriendo en lo demás novedad alguna de la mayor consideración.

Sábado 7 de enero de 1809
Hubo un fuego muy vivo por ambas partes, por cuya causa resultaron bastantes heridos, aunque se les cogieron algunos prisioneros. Se metieron en el Soto de Mezquita, desde donde incomodaron muy bastante.

Los enfermos siguieron muriéndose cada día en mayor número. Para su mayor comodidad se mandaron abrir algunas casas que estaban cerradas por ausencia de sus dueños, a donde se colocaron, y se tuvo Colegio de Médicos para tratar del medio más útil, pues cada día se notaban irse cayendo muertos por las calles, por falta de hospitales y facultativos, especialmente los valencianos y murcianos.

Domingo 8 de enero de 1809
Toda la noche hubo un fuego muy vivo por nuestra parte, lo que obligó al general Moncey a hacer salir todos sus heridos a la Villa de Alagón, siguiendo igualmente vivo el fuego del Soto de Mezquita, el que incomodábalo muy bastante.

Lunes 9 de enero de 1809
Siguió el fuego con igual ardor, y daño de los enemigos, los cuales contestaron en los mismos términos, y sin embargo de eso se iban aproximando demasiado a nuestros puntos, por cuya causa dispuso Su Excelencia alarmar las tropas y reforzarlas.

Se trató también de dividir los enfermos, por haberse aumentado sobre manera, y para su mayor comodidad y mejor asistencia.

Martes 10 de enero de 1809
Este día empezó el enemigo su bombardeo con el mayor tesón contra esta Ciudad, por las dos baterías colocadas a la falda del Torrero, tirando una infinidad de bombas y granadas, que causaron muchas ruinas en los edificios, y bastantes desgracias personales, a que se les contestó por nuestras baterías con tanto acierto, que habiendo intentado venir a tomar el punto de San José, fueron rechazados con una pérdida muy considerable, sucediendo lo mismo en el Reducto del Pilar.

Se dio orden permaneciese formado el Ayuntamiento, y que hubiese agua en las puertas de las casas, para acudir prontamente a los incendios. Varias comunidades religiosas, temerosas de tanta bomba y de la proximidad del enemigo, salieron de sus conventos y se fueron a la Iglesia del Pilar.

El bombardeo duró todo el día y noche, y a las 12 empezó un ataque con la mayor furia hacia el fuerte de San José a tiro de fusil, el que sostuvieron más de dos horas, en el que perdieron mucha gente, y por nuestra parte entre los heridos y muertos la del benemérito Coronel del 1º de Voluntarios de Aragón Don Pedro Gasca, que murió a las dos horas, habiéndose hecho un fuego de los más furiosos por ambas partes.

Miércoles 11 de enero de 1809
El fuego de cañones, obuses y morteros siguió con el mismo tesón, muriendo este día desgraciadamente en la batería del Palafox el Comandante de Ingenieros Don Antonio Sangenís, cuya pérdida fue sentida de todos por sus recomendables circunstancias.

Por causa del mucho fuego, este día no hubo coro ni rezo en ninguna iglesia, sí sólo misas continuas en la Santa Capilla, donde de continuo había un inmenso gentío.

Acometió así mismo el enemigo contra los puntos de Trinitarios Descalzos, Puerta del Carmen y reducto del Pilar con la mayor furia, siendo el fuego de los mayores que ha sufrido nuestra tropa.

Al medio día bajaron 2 columnas de Torrero para ganar el fuerte de San José, pero habiéndose tocado la generala, y acudido toda la tropa y vecindario se empezó una acción que hizo mucho honor a nuestros defensores, pues aunque pudieron ocupar dicho fuerte, les costó muy caro, habiendo retirado la artillería y clavado los obuses.

Este día fue continuo el fuego, y tantas las bombas que caían sobre los edificios, que no se podía subsistir seguro en parte alguna, cayendo una bomba en la Iglesia del Pilar y Capilla de San Juan; a pesar de estar llena de gente no hizo daño alguno.

Visitas: 0

Ir al contenido