Luis Arcarazo García
La Ciudad de Zaragoza tenía una deuda de honor, desde hace casi 200 años, con quien fuera su Capitán General durante los Sitios que sufrió la Ciudad entre 1808 y 1809, que se saldó con el monumento inaugurado el 22 de diciembre de 2000 en la plaza José María Forqué.
Antecedentes
Una vez finalizado el Primer Sitio de Zaragoza (de 15 de junio al 14 de agosto de 1808), el día 14 de septiembre los párrocos de la ciudad solicitaron al Ayuntamiento, por medio de los lumineros de sus parroquias, dedicar un monumento al General Palafox que se instalaría en la Plaza del Pilar, para que «perpetuase el valor y la constancia de sus defensores y eternizase el nombre de su digno General Jefe, con inscripciones de los hechos más gloriosos acaecidos bajo su mando».
El Ayuntamiento consideró que la propuesta era muy justa y loable pero decidió esperar a que finalizase la guerra y la situación de los vecinos fuese un poco más desahogada. Insatisfechos con la contestación se dirigieron a la Real Audiencia con un recurso de alzada, pero ésta sentenció que era un asunto que competía al Ayuntamiento y que era él quien debía resolver[1]. La estatua de mármol solicitada con tanta insistencia no se pudo realizar porque en diciembre de 1808 de nuevo se presentó ante la ciudad el Ejército Imperial Francés, destrozando buena parte de la misma como consecuencia de los combates, por lo que Zaragoza, una vez concluida la guerra, tuvo que dedicar el resto del siglo a reconstruir sus ruinas, no quedando tiempo ni caudales para erigir al General Palafox su monumento.
Monumentos dedicados a los Sitios
Con motivo del Primer Centenario de los Sitios de Zaragoza, la ciudad proyectó varios monumentos conmemorativos, algunos de los cuales no pasarían de proyecto, como «La Torre de Los Sitios», mientras que otros podemos contemplarlos hoy en día, tras una reciente restauración, en las mejores condiciones. El primero, es el inaugurado en 1904 en la Plaza de España, dedicado a los Mártires de la Religión y de la Patria, en el que se pretende perpetuar a la vez el recuerdo de los cristianos martirizados en ese lugar y a los defensores aragoneses muertos durante la Guerra de la Independencia. El diseño del pedestal de piedra y su ejecución fue obra de Ricardo Magdalena y las esculturas de Agustín Querol. Remata el monumento un ángel que sujeta a un defensor herido, sobresaliendo a sus espaldas una cruz en recuerdo de la Cruz del Coso, destruida en los combates de 1808.
Posteriormente, en 1908, año del Centenario, la Ciudad de Zaragoza organizó la exposición Hispanofrancesa, para la cual se construyeron una serie de edificios, de los cuales sólo han permanecido los de la Plaza de Los Sitios, y se inauguraron varios de los monumentos previstos, alguno de los cuales destinado a conmemorar la defensa de la ciudad en 1808‑1809, como el dedicado a los Defensores del Reducto del Pilar, en la Glorieta de Sasera. Inicialmente era un obelisco diseñado por Ricardo Magdalena. Años después sería sustituido por una escultura de Federico Amutio, representando a un defensor blandiendo un fusil cogido por su cañón; completa el grupo escultórico otro combatiente caído a los pies del anterior. Junto a la escultura hay dos cañones de época a tamaño reducido.
Otro de los monumentos fue el dedicado a Los Sitios de Zaragoza, proyecto que ganó el escultor Querol mediante un concurso popular, para ocupar la explanada de Santa Engracia (actual Plaza de Los Sitios), que fue inaugurado en 1908 por los Reyes. Es un gran monumento compuesto por un pedestal de piedra y abundantes figuras de bronce, coronado por una figura femenina que representa a la Ciudad de Zaragoza. En la «Revista Aragonesa» de 1907, a la vista del boceto se preguntaba “¿Dónde está Palafox, dónde la Condesa de Bureta ../.. dónde, en fin, la columna de honor de los héroes?”. Y el autor se respondía «A primera vista no se distinguen; se ven en lugar preeminente personas de indumentaria multiforme ../.. ¡Ellos son el pueblo! Sin cuya abnegación y empuje no se hubieran singularizado, ni Palafox, ni Boggiero ni ninguno de los héroes que en el monumento aparecen mezclados entre anónimos valientes»[2].
En ese mismo año los reyes inauguraron también el monumento a Agustina Zaragoza y a las Heroínas en la Plaza del Portillo, frente a la iglesia que contiene su panteón. El monumento tiene un pedestal de piedra con una figura de un baturro de pie y una alegoría de la lucha, representada por un león dando un zarpazo al Aguila Imperial Francesa; remata el monumento la figura de Agustina con uniforme de Subteniente de Artillería. El escultor de las figuras fue Mariano Benlliure, que también es el autor del Trofeo militar conmemorativo de Los Sitios de 1808 y 1809, que representa el busto de Agustina Zaragoza sobre el tubo de un cañón de la época y que se conserva en el Ayuntamiento.
Otro monumento fue el dedicado a Otros Héroes de los Sitios y que está en el Puente de Piedra. Se trata de una estela coronada por una cruz de piedra que recuerda al escolapio Basilio Boggiero y al sacerdote Santiago Sas, ejecutados en aquel lugar tras la rendición de la ciudad, y al barón Warsage, muerto de un disparo de artillería al cruzar el puente durante los combates. El diseño es de Ricardo Magdalena.
El más reciente de todos es el monumento al Tío Jorge, instalado en el parque de su mismo nombre, en el Arrabal; fue realizado por Angel Orensanz en 1968 y, a diferencia de los anteriores, es de piedra y está actualmente muy deteriorado[3].
De todos estos monumentos conmemorativos de la Guerra de la Independencia el General Palafox sólo está representado en el de Los Sitios de Zaragoza, en el que aparece montado a caballo, en bajorrelieve tallado en la piedra; también está su busto en uno de los medallones que adornan la entrada del grupo escolar Gascón y Marín, inaugurado en 1919, en la escalera principal del Museo Provincial y, por último, es de mencionar la escultura en bronce del general, modelada por Dionisio Lasuén y que preside la escalera principal del edificio de Capitanía General. Posiblemente, aparte de encabezar listados de héroes en la Escuela de Artes y Oficios o en la iglesia de Santiago, poco más ha dedicado la ciudad a José de Palafox y Melci, ni siquiera en la conmemoración del 150 aniversario en 1958 se planteó el tema.
De nuevo un monumento al General Palafox
En 1985 se creó la Asociación Cultural «Los Sitios de Zaragoza» entre unos cuantos aficionados a la historia que querían rescatar la memoria de aquellos momentos que por unos motivos u otros se estaban olvidando. En el artículo III de sus estatutos se estipula que los fines de la Asociación son «promover cuantas actividades puedan ayudar a la difusión y conocimiento de la historia de los Sitios…» por medio de la convocatoria de premios, creación de museos, congresos, exposiciones etc., pero sobre todo, estaba en la mente de la primera Junta Directiva el sacar adelante la idea de construir un monumento al General Palafox, pendiente desde 1808, y con ese objetivo ha trabajado la Asociación hasta ver realizado su objetivo a finales del 2000[4].
Hay que decir que Zaragoza no contaba más que con un monumento ecuestre, el dedicado al General Franco en la Academia General Militar, director de su 2ª época, obra en bronce del escultor Moisés Huerta, inaugurada el 15 de diciembre de 1948[5], ya que cuando se diseñó el monumento al Batallador, en 1918, el escultor José Bueno preparó un primer boceto del rey a caballo, para fundir en bronce, y otro de pie, para realizar en piedra, siendo aprobado éste último por problemas económicos[6].
Primeros pasos
Para comenzar, se convocó un premio artístico en 1989 que permitiese disponer de un proyecto de monumento para poder desarrollar la idea[7]. El proyecto premiado fue el del escultor Ignacio Rodríguez, «Iñaki»; el monumento consistía en una escultura ecuestre del General, a tamaño 1/1’5, sobre un pedestal, alcanzando el monumento una altura de casi doce metros, de los cuales cuatro metros ochenta centímetros correspondían a la estatua de bronce, que eran las medidas adecuadas para la visualización correcta de una escultura encima de un soporte.
El mencionado escultor comenzó a trabajar por iniciativa propia en el proyecto. Antes que nada, hubo que decidir qué aspecto debía tener el general, si el de 1808 sin bigote ni patillas, o bien el más conocido con bigote, patillas y uniforme de general, del cuadro de Goya. Luis Sorando Muzas fue el especialista que asesoró en la uniformidad, utilizando una casaca y un bicornio de la época, condecoraciones, pistoleras y el resto de los elementos del uniforme. Para diseñar el sable del general el escultor se desplazó al Museo del Ejército de Madrid donde se conserva el auténtico. Para la postura a caballo se basó en el mencionado cuadro de Goya pintado en 1814, al regreso del cautiverio en Francia y depositado en el Museo del Prado, mientras que para el aspecto físico también se tuvo en cuenta el cuadro de Marcelino de Unceta, que se encuentra en el Ayuntamiento de Zaragoza[8].
Con todos estos datos comenzó una fase del proyecto muy prolija, realizándose los bocetos en papel con todos los detalles del general y del caballo, que los afiliados a la Asociación «Los Sitios» pudimos visitar en el propio estudio del escultor el día 1 de noviembre de 1996. Una vez diseñado el monumento en todos sus detalles el escultor pasó a realizar la escultura, antes de tener solventado totalmente el problema de la financiación y ubicación.
Financiación
Como es lógico, la financiación ha sido muy complicada. Hubo que conseguir treinta y tres millones de pesetas, que debían servir para sufragar los gastos del escultor, de la fundición de la estatua, del escudo de la ciudad y de una placa alegórica.
Finalmente y tras infinitas gestiones, las entidades colaboradoras en la creación del monumento han sido quince[9].
Dado que el proyecto inicial de 1808 era financiado por la ciudad, esa voluntad popular inicial se ha retomado, intentado que en este momento también sea la ciudad por medio de los empresarios zaragozanos los que sufraguen el actual monumento. El dinero obtenido fue aportado directamente a la Asociación «LosSitios» que lo ha gestionado con la fiscalización de la Intervención General del Ayuntamiento.
Una vez conseguida la financiación es cuando el Ayuntamiento, presidido por la Alcaldesa Luisa Fernanda Rudi, dio el visto bueno y formalizó, con la Asociación “Los Sitios» y el resto de entidades financiadoras, un Convenio de Colaboración para realizar un Monumento ecuestre en homenaje al EXCMO. SR. D. JOSÉ DE PALAFOX. A la Asociación «Los Sitios» se le encomendaron los trámites precisos para sacar adelante el proyecto, asistida, en todo momento, por el personal técnico del Ayuntamiento. En este convenio se acordó ubicar el monumento en una plaza pública del polígono 3, del Entorno Pignatelli, pasando a ser la estatua de titularidad municipal una vez instalada en su pedestal[10].
El Ayuntamiento ha colaborado financiando el proyecto del pedestal, ya que se ha encargado el arquitecto D. Manuel Ferrández, jefe del Servicio de Parques y Jardines, concejalía que asumió el proyecto del pedestal. El arquitecto tuvo que ponerse de acuerdo con el escultor en temas como altura, volumen y materiales, a la hora de proyectar el soporte de la escultura, asumiendo finalmente el proyecto del Ayuntamiento.
En este momento hubo que plantearse la búsqueda de una fundición para realizar en bronce la escultura, que ya estaba terminada, tras cuatro años de trabajo.
Fundición
Dado que en Aragón no existía, teóricamente, ninguna fundición de tuviese condiciones para realizar un trabajo en bronce y de tales dimensiones, se pensó en una empresa de Valls que había fundido los leones del Puente de Piedra de Zaragoza, pero las Fundiciones Villaguz de Villanueva de Gállego se ofrecieron a la Asociación «Los Sitios»para realizar el trabajo, y una vez puestos de acuerdo con el escultor, se dio el visto bueno para el trabajo. Para la Fundición Villaguz ha sido un reto, ya que nunca habían realizado un trabajo de esta envergadura; por otra parte, se conseguía de esta manera que el dinero fuera a manos de una empresa aragonesa.
Es la primera vez que en Aragón se funde una pieza de estas dimensiones, ya que hay fundiciones que o bien sólo trabajan con hierro o carecen de la capacidad para trabajar piezas tan grandes. Para poder fundir la escultura hubo que desmontarla en unas sesenta piezas, ya que el horno del que dispone la fundición no es de un tamaño muy grande. El sistema utilizado para hacer los moldes ha sido el de la «cera perdida». En la fundición se han utilizado 2.500 Kg. de bronce.
Una vez fundidas todas las piezas comenzó su ensambladura. Como el caballo se apoya en dos patas, cosa muy poco frecuente dado el problema de estabilidad, se diseñó una estructura metálica interior que diese solidez al conjunto. La escultura puede soportar un cierzo de 170 Km., certificado por el Instituto de Control de Material.
Su fundición ha costado catorce millones de pesetas, de los cuales cinco fueron para el escudo, las letras de bronce y la placa, ya que el fusil de fundición que hay apoyado contra la placa es una donación del escultor.
Traslado e instalación
Para el traslado, el día 18 de diciembre, hubo que contratar la góndola más baja que había en Zaragoza (no levantaba más de 40 cm. del suelo), ya que la escultura mide 4’80 m. y desde Villanueva hasta la capital hay algún puente, como el elevado que cruza la carretera de Huesca para la urbanización el Zorongo, que no tenía la altura necesaria, debiendo rebasarse éste por uno de sus lados. Cuando la góndola llegó a la ciudad fue escoltada por la Policía Municipal, dadas las características del transporte; una vez en la plaza de José María Forqué, por medio de una grúa se subió al pedestal construido para tal fin[11].
Inauguración
El día designado por el Ayuntamiento para la inauguración fue el 22 de diciembre a las 12 horas. Estuvieron presentes el Alcalde José Atarés y el Justicia de Aragón; en representación del Ministerio de Defensa estuvieron presentes el General de la Brigada Castillejos II y el Coronel del Regimiento de Caballería Numancia núm. 9 y los directores de las empresas financiadoras; desgraciadamente Luisa Femanda Rudi no pudo asistir, ya que al ser un día de hacienda sus obligaciones en Madrid no le permitieron desplazarse a Zaragoza, muy a su pesar, ya que durante su mandato fue cuando se gestionó prácticamente todo el proyecto.
En el acto hubo una serie de discursos; dirigieron la palabra Carlos Melús, presidente saliente de la Asociación «Los Sitios», yel recientemente elegido, José Manuel Diaz‑Sancho. Finalizó las intervenciones el Alcalde que, entre otras cosas, dijo: «confío en que este esfuerzo sirva de ejemplo de cara al futuro en general y a corto plazo para 2008, año para el que se preparará un bicentenario de los Sitios en condiciones»[12].
El aspecto del monumento es imponente dadas sus dimensiones. Domina la escultura ecuestre del General Palafox con su sable en la mano derecha, mirando en dirección al Portillo; el pedestal está decorado con un escudo de la ciudad y una placa, ambos en bronce, con la leyenda de Benito Pérez Galdós, de su obra «Zaragoza», perteneciente a la serie Episodios Nacionales: «Entre las ruinas y los muertos habrá siempre una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde».
Completan el monumento dos inscripciones en letras de bronce, en una simplemente pone PALAFOX y en la contralateral JOSE DE PALAFOX Y MELCI, DUQUE DE ZARAGOZA. A pesar del esfuerzo realizado es una obra inconclusa, ya que faltan algunos detalles que por falta de presupuesto no se han podido incluir; en el pedestal faltan algunas placas de bronce alegóricas, pero eso queda para mejor ocasión.
Para finalizar, resumir las palabras de Carlos Melús el día de la inauguración, según las cuales Zaragoza estaba zanjando una deuda incumplida durante 200 años con sus heroicos antepasados, pretendiendo, a su vez, que el monumento represente «la primera piedra de todos los proyectos y todas las ilusiones que tiene la ciudad de Zaragoza, especialmente de cara a 2008»[13].
[1].Agustín Gil Domingo. El Clero en los Sitios de Zaragoza. VI Premio Los Sitios de Zaragoza. Zaragoza, 1994, p.97
[2]. Uvencio. Querol y Benlliure. Revista Aragonesa. Núm. 4 a 7, Julio-octubre, 1907, p. 304-307.
[3]. Guía histórico artística de Zaragoza. Zaragoza, 1982, p.314-327.
[4]. Estatutos de la A.C. Los Sitios de Zaragoza, 2 de mayo de 1988. III Premio Los Sitios de Zaragoza. Zaragoza, 1988, p. 13 16.
[5]. Luis Arcarazo García. El Museo de los Sitios en la Academia General Militar de Zaragoza. Armas y Cuerpos, núm. 76, junio 1995.
[6]. J. Ramón Morón. El Batallador. Un monumento anónimo en Zaragoza. Documentación cedida por Carlos Melús.
[7]. La Diputación General de Aragón, Consejería de Cultura, Ayuntamiento de Zaragoza, Concejalía de Cultura y Academia General Militar, entre otros, convocaron un premio extraordinario de escultura.
[8]. Entrevista personal a D. Luis Sorando Muzas. Zaragoza, 29-I-2001.
[9]. Ministerio de Defensa, Caja de Ahorros de la Inmaculada, Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, Cámara de Comercio de Zaragoza, CEPYME, Confederación de Empresarios de Zaragoza, Construcciones Mariano López Navarro, Electricidad Tabuenca, Valero López, Banco Central Hispano, Cajalón, Caja Rural Provincial, Cobasa, Inmobiliaria Manuel Asín S. L., PRONISA.
[10]. Convenio con la Asociación Cultural «Los Sitios de Zaragoza», para la realización de un monumento ecuestre al General Palafox. Archivo personal de D. Carlos Melús.
[11]. Para más datos ver El Heraldo de Aragón de 19 XII 2000.
[12]. El Heraldo de Aragón, 23 XII-2000.
[13]. El Heraldo de Aragón, 23 XII-2000.