ASOCIACIÓN CULTURAL LOS SITIOS DE ZARAGOZA

Paseo de la Mina, calles Asalto y del Heroísmo. Los nombres de las calles que componen la estrecha encrucijada -referidos a los Sitios- son suficientemente expresivos. Los feroces combates se libraron en esta zona que Napoleón había señalado sobre un mapa, como el más débil de la defensa de Zaragoza.

Dejando atrás la calle Manuela Sancho (en honor de la heroína que tanto se distinguiera en los combates de esta zona), salimos a la Ronda. El afortunado corte que supone la calle Cantín y  Gamboa nos permite apreciar el grosor de la recia muralla que rodeaba -en algunos sectores aún lo hace, como puede verse- la ciudad. Una trinchera cubierta la unía con el Molino de aceite de Goicoechea, verdadero fortín avanzado; parte del Parque Bruil y de la calle Dr. Alvira Lasierra, se asientan sobre su solar. Algunos restos del molino decoran un extremo del Parque.

El Convento de San José estaba situado más atrás, al otro lado del Río Huerva, en la zona ajardinada entre éste, la Avda. de la Torres y la calle Jorge Cocci. Convertido en auténtica ciudadela, estaba al mando de Mariano Renovales y guarnecido con 3.000 hombres y 12 cañones pesados. Protegía el puente y tenía la posibilidad de cruzar su fuego de flanco con el molino y el Reducto del Pilar -véase 21º objetivo-, por lo que esta zona parecía ser la más facilmente defendible.  
No fue así, sin embargo. El propio Napoleón había señalado -se dice- este lugar al contemplar los planos de la ciudad, a raíz del fracaso del primer asedio: Por aquí se ha de tomar Zaragoza.

Como en definitiva acabó sucediendo, aunque no de manera simple y directa. La guerra en las calles supuso para los franceses un enorme desgaste.
Sobre la muralla, en el lugar donde se hallaba instalada la llamada batería Palafox y donde fue abatido Sangenís mientras observaba el progreso de una zanja-trinchera que los asaltantes iban excavando, existen en la actualidad dos placas-homenaje:

En una se recuerda:

A los / GIoriosos Infantes / del EJÉRCITO / que con / su incomparable / bravura / inmortalizaron / en la Historia / a la Heroica Ciudad / de los Sitios. / Sus Compañeros de Armas / de la Guarnición.

Esta placa, cuyo contenido habla por sí solo, y que constituye un mosaico de 70 piezas, fue colocada en 1958 para sustituir a la anterior de bronce (80 kilos), colocada en 1942 y que había sido robada.

Muy cerca, sobre el mismo segmento de muralla:

«En este lugar / donde estuvo emplazada la Batería Alta de Palafox / murió gloriosamente el día 12 de enero de 1809 / El Coronel D. ANTONIO DE SANGENÍS Y TORRES/ Comandante de Ingenieros en los Asedios / de 1808 y 1809. l Loor al héroe invicto. / Su espada y su ciencia brillaron como estrellas. / La Patria y la Ciudad agradecidas / le dedican esta Memoria / En ler. Centenario de los Sitios».

Entre los años 1986-88, esta placa homenaje a Sangenís faltó, arrancada por ignorados motivos. Hoy ha sido reemplazada por otra, muy similar a la original. El Ejército además, dio el nombre de Sangenís al antiguo Cuartel de Ingenieros de la calle Madre Rafols, hoy transformado en Plaza de José María Forqué.

Sobre la extraordinaria contribución de las defensas ideadas por Sangenís a la resistencia de Zaragoza, baste citar que el propio Napoleón dirigió un escrito a su jefe de Estado Mayor, Berthier, ordenándole que hiciese dibujar y grabar los planos de las defensas no sólo para la instrucción de los Oficiales de Ingenieros, sino para honor de los militares que en ellas se han distinguido (GARCIA MERCADAL, J. Palafox, Duque de Zaragoza (1775-1847). Ed. Gran Capitán, Madrid, 1948).

El lienzo de muralla (tapia más bien) en la que está colocada esta placa ha sido integrado en los bloques de viviendas construidos hace pocos años. De hecho, se puede visitar la parte trasera, que aún conserva restos del paseo de ronda y los polvorines.

Más información en  Boletín 12

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