ASOCIACIÓN CULTURAL LOS SITIOS DE ZARAGOZA

Nació en Celle (Italia) el 5 de Abril de 1752.
Llamado por su hermano mayor Andrés, oficial de los ejércitos españoles, vino a Zaragoza en su infancia obedeciendo a los deseos de su familia, que le destinaba a la carrera de las armas, pero su vocación sacerdotal la condujo por distintos derroteros. A los 16 años entra en las Escuelas Pías en el colegio recién fundado de Zaragoza, por el obispo Tomás Crespo de Agüero, terminando los estudios, destacó desde joven como predicador eminente y sacerdote ejemplar, y sobresalió en las aulas de Retórica, Filosofía y Teología.

Los Marqueses de Lazán y de Callizar padres de los Palafox, consiguieron que Boggiero obtuviese permiso para trasladar su domicilio al palacio de los Marqueses, siendo el profesor de sus tres hijos, Luis, Francisco y José, preparándolos para su ingreso en la milicia. Cumpliendo a conciencia su cometido y captando además el afecto de sus tres discípulos, que terminaron con brillantez los estudios y las lenguas latina, italiana y francesa. En Zaragoza el padre Basilio era muy celebre como poeta, para1795 fue nombrado predicador de S.M.

Desde que Palafox llegó a la ciudad con el intento de levantar el reino de Aragón contra los franceses, Boggiero fue su consejero, el general, veneraba al padre Basilio, acostumbrado desde su niñez a oírle, era la única persona capaz de convertir en docilidad su nativa obstinación. Al padre Basilio se le atribuyó el famoso manifiesto de 31 de Mayo de 1808, en el cual, declara la guerra a Francia, y hacía responsable desde el Emperador hasta el último francés de la vida y seguridad de Fernando VII. Los zaragozanos le suponían también la paternidad de las más entusiastas proclamas del Capitán general. Acompañó Boggiero a Palafox en los combates, y hasta en las discutidas salidas de la ciudad en  la primera defensa, (15 de Junio y 4de Agosto de 1808), de regreso a Zaragoza el 11 de Agosto, cayó en manos de los franceses y conducido a Torrero, donde Lefébvre le devolvió el día 13 de dicho mes, horas antes de levantar el asedio.

Estas circunstancias, y hasta el sermón gratulatorio después del triunfo de los zaragozanos en el primer asedio, daban a la influencia de Boggiero sobre Palafox una importancia inmensa, positivamente exagerada. 
El diarista de los Sitios D. Manuel  Caballero, dice que las mayores influencias con Palafox eran D. Fernando Gómez Butrón, el padre Basilio Boggiero, José de la Consolación, agustino descalzo, el presbítero Santiago Sas, su secretario el coronel Cañero, el tío Jorge, el tío Marín, el vicario de San Gil  Pedro Manuel Garcés, el botillero Antonio Gimeno y el doctor Asso. La camarilla resulta perfectamente organizada, entrando en ella los tres elementos que tan decisivamente concurrieron en la defensa: el religioso, el militar y el popular, predominando el primero. 
El capitán francés Daudevard de Ferrusac, en la carta que lleva la fecha de 14 de Febrero de 1809, escribe estas palabras:

«Todos los que desertan de la plaza son suizos; apenas se han pasado dos españoles. Ayer llegó a nuestros puestos avanzados una guardia entera de cincuenta hombres, con armas, bagajes y su oficial al frente. Nos aseguraron que la ciudad estaba dividida en dos fracciones; que los frailes lo dirigían todo; que el general Palafox era un hombre muy amable, querido de los soldados, y que no hacia nada sino por consejo del padre Basilio.»

Tales eran las noticias, que sobre la importancia de Boggiero corrían por el campamento francés, con augurio fatal para su seguridad. La entrada de Lannes en Zaragoza, fue su sentencia de muerte.

«Tres días después de la capitulación, a la una de la noche, llamaron de un cuarto inmediato al de Palafox, donde dormía, a su antiguo maestro D. Basilio Boggiero, y al salir se encontró con el alcalde mayor Solanilla, un capitán francés, y un destacamento de granaderos, que le sacaron fuera sin decirle donde le llevaban. Tomaron al paso al capellán D. Santiago Sas, que se había distinguido en el segundo Sitio tanto como el anterior, despidieron a Solanilla, y solos los franceses marcharon con los dos presos al Puente de Piedra.
Hirieron primero a Sas, y no se oyó de su boca, como tampoco de la de Boggiero, otra voz que la de animarse recíprocamente a muerte tan bárbara e impensada. Contólo así después y repetidas veces el capitán francés encargado de la ejecución, añadiendo que el mariscal Lannes le había ordenado los matase sin hacer ruido. A tal punto el vencedor atropelló en Zaragoza las leyes de la guerra y los sagrados derechos de la humanidad.»

Conde de Toreno (Historia de la Revolución & Libro VII). Del libro «Obelisco Histórico» del general de brigada  M.Salas

«Le arrancaron violentamente de su convento a media noche, y no se había sabido más de el. Dicese, que le propusieron debía emplear sus talentos al lado del Rey José y que contestó «que su conciencia no se lo permitía»; por lo que le mataron a bayonetazos, y le arrojaron desde el puente al Ebro. Efectivamente, yo he visto un cuerpo sobre el agua, que me aseguraron era el suyo. Esta fue una venganza tanto más horrorosa cuanto que por la capitulación se había ofrecido respetar indistintamente las personas y propiedades.»

Diario de Daudevard de Ferrusac, capitán francés. Del libro «Obelisco Histórico» del general de brigada  M.Salas

Biografía obtenida del libro «Obelisco Histórico» del general de brigada  M.Salas.

Publicado en el libro LOS ESCOLAPIOS Y LOS SITIOS DE ZARAGOZA – BIOGRAFÍA DEL PADRE BOGGIERO, del P. Ángel Pastor Beltrán (Escolapio), Zaragoza, 1959, pág. 184. El autor del grabado es Manuel Lahoz y lo realizó por encargo del autor del libro.

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