LA CIUDAD QUE RECUERDA EN SUS LÁPIDAS

José Blasco Ijazo.

¡AQUÍ… ZARAGOZA!, tomo III (21 de marzo de 1952),
artículos publicados en el periódico zaragozano El Noticiero.

NOTA: Se ha dejado el artículo sin retoques. Sólo se han añadido en rojo los nuevos nombres de calles y la ubicación actual de algunas de las placas.

Sería muy interesante guardar convenientemente ordenados todos cuantos acuerdos refiérense en la ciudad a honores otorgados, especialmente los que tienden a perpetuar, por medio de inscripciones en piedra o bronce, hechos históricos o personas relevantes.

Zaragoza, con su preclara historia, atesora infinidad de recuerdos, muchos de ellos grabados en lápidas y en conjuntos escultóricos. Aquellos que responden a una externa expresión afectiva, no debe poseerlos desperdigados sin la oportuna constancia documental, dispuesta en cualquier instante al fácil alcance de una rápida consulta. Lógicamente, la Corporación municipal ha de conocer con detalle cuanto relacionado con el tema resulte visible desde la vía pública. Por tanto, bien merecería la pena de llevar un registro minucioso y descriptivo de estas manifestaciones ciudadanas tendentes a enaltecer a sus héroes, a destacar sucesos transcendentales dignos de perenne memoria o a encumbrar a sus hijos ilustres en cualquiera de las actividades culturales. El héroe, el triunfador, necesitan su glorificación sobre el mismo pavés de su ciudad, cuajada en bronce o en piedra su gesto más altivo y levantado sobre un zócalo de arengas. La ciudad debe sentirse altamente satisfecha en divulgar por inscripciones adecuadas, en ese lenguaje singular llamado «lapidario», los nombres de sus destacados valedores, con ánimo de que acompañe a la exteriorización de un noble anhelo la flor siempre viva del recuerdo. Y será exponente de cultura ofrecer al visitante, en perfecto estado de conservación, todo lo que, para su orgullo, conmemora.

Es el encanto del recuerdo uno de los mayores bienes que la Providencia depara a los humanos como lugar donde se descansa de las constantes tribulaciones de la vida. Situarnos en épocas pretéritas, conociendo los detalles de la pequeña historia, raíz de la existencia de los pueblos, tendrá siempre atrayente realidad en nuestros deseos.

Zaragoza recuerda hoy en más de cincuenta lápidas, colocadas en fachadas de diferentes edificios, expuestas a la luz del día para constante admiración. Reproduciendo el contenido de todas ellas, volverán los recuerdos de mano de la tradición, la historia y la crónica en fechas señaladas: todo en bastante mezcolanza, como si lo que nos contaron o leímos lo hubiésemos presenciado y lo vivido resultase un sueño. Unicamente catorce responden en cuanto a su colocación a fechas anteriores a la presente centuria: la del frontis, de la torre de la Seo, otra en la fachada de la iglesia parroquial de Santa Engracia, nueve en la del templo de Santa Isabel (vulgo San Cayetano) dos grabadas en piedra, sobre la Puerta del Carmen, cuando ésta se construyó en 1794, y una en la casa núm. 101 (moderno) del Coso.

Daremos una rápida explicación de todas las existentes en la ciudad, visibles desde la vía pública.

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Evoca entre otras gestas gloriosas aquella del día 1 de febrero de 1809 esa casa situada en el número 8 de la calle de Palomar (contigua a la calle del Pozo), conocida por casa «Testigo de los Sitios”. Sobre su histórica fachada fue colocada en 1908 una lápida con la expresiva dedicatoria que se transcribe para los dos héroes de la Guerra de la Independencia en ella mencionados:

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Al comienzo de la calle de Palafox, en el número 4, lugar muy cercano a la puerta posterior de la catedral de la Seo, se conserva la casa-palacio, antigua morada de la M.I. familia de Palafox, Marqués de Lazán, donde estuvo el Cuartel general durante cierto tiempo de la guerra de la Independencia. Esa finca fue donada a perpetuidad el año 1889 a la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl para practicar sus obras de misericordia y conservar, a la vez, el oratorio de la familia, por los cónyuges doña Joaquina Revolledo de Palafox y Guzmán y don Mariano López Fernández de Heredia y Fernández de Navarrete, marqués de Cañizar y Navarrés, condes de Bureta.

Sobre la fachada reza una lápida, descubierta por el rey D. Alfonso XIII el año 1908 con esta inscripción:

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Bien explícitas son también dos lápidas fijadas sobre el muro de la calle del Asalto, próximo a la de Alonso V, escenario aquel lugar de luchas cruentas en 1808-1809. La ciudad recordó el heroico comportamiento del ínclito comandante de Ingenieros D. Antonio Sangenís nacido en Albelda -Huesca- el 12 de julio de 1767) en las dos memorables defensas de la ciudad y en aquella célebre jornada del 4 de agosto de 1808 en que tomó el mando en el puesto de más peligro: la puerta y batería de Santa Engracia. Herido de un balazo, murió en la fecha indicada en la siguiente inscripción de la lápida, colocada por acuerdo municipal de 17 de agosto de 1908.

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Cuando en 15 de diciembre de 1923 se dio a la antigua calle de la Misericordia el nombre de la Madre Rafols, fue colocada con gran solemnidad una lápida sobre la puerta de entrada a la iglesia del Noviciado de Santa Ana. Tenía presente la historia el heroico proceder de esta Religiosa, fundadora de la benéfica congregación establecida en Zaragoza el año 1802 La ciudad hizo justicia a la historia con la siguiente inscripción:

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La calle de D. Jaime I registra un emotivo recuerdo al valeroso caudillo, general D. Antonio Torres que vivió en la casa señalada con el número 30 (moderno), reedificada en el último tercio del siglo XIX por su propietario de entonces D. Antonio Hernández Fajarnés, rector que fue de esta Universidad. Sobre la fachada se lee desde 1908 esta inscripción:

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Otro héroe de la guerra de la Independencia a quien el Ayuntamiento quiso destacar, fué D. Valero Ripol Urbano, nacido en Zaragoza el 28 de enero de 1786. Por su extraordinario arrojo lo distinguió mucho el general Palafox, y de simple molendero de chocolate, pasó a ser teniente de infantería, llegando, debido a sus proezas, a recibir el grado de teniente coronel. Cumpliendo un acuerdo del Concejo, se puso en la fachada de la casa situada en la calle de las Armas, núm. 100, una placa que dice:

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La primitiva Puerta del Carmen de 1656 se derribó por su mal estado el día 15 de junio de 1787. En 1794 fué alzada la actual con dos inscripciones en latín, grabadas en piedra, redactadas por el Rvdo. Padre Pío de San Sebastián, escolapio, atendiendo la súplica del regidor Marqués de Tosos. De las dos, únicamente subsiste la de la parte izquierda, completamente ilegible. Son dos textos muy interesantes que no se pueden perder. Por eso debiera volverse a grabar la que ya no está y restaurar la existente. La actual Puerta del Carmen, superviviente de aquellas memorables jornadas de la guerra de la Independencia, con sus gloriosas cicatrices, debe conservarse dedicándole el mayor cuidado y esmero y en toda la posible integridad. Para eso es uno de los Monumentos Nacionales, cuyo valor histórico va engarzado en páginas brillantes de la gloriosa historia de la inmortal ciudad de Zaragoza.

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Merecen consignarse las inscripciones de cuatro lápidas colocadas el año 1908, alusivas a otras tantas figuras destacadas en la época de los Sitios de Zaragoza.

Una, dedicada a la heroína, Dª María de la Consolación Azlor y Villavicencio, Condes de Bureta, en la casa de su propiedad en que vivió, calle de la Torre Nueva, núm. 2 (derribada el año 1933 para construir unos grandes almacenes que se inauguraron en 1936 –se trataba de los almacenes SEPU, recientemente cerrados-). Decía la inscripción de la lápida:

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Otra lápida se puso en el edificio del expenal de San José, honrando la memoria del coronel D. Mariano Renovales con la siguiente dedicatoria:

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En la calle de Boggiero, números 63 y 65, fué colocada esta otra lápida en honor de D. Mariano Cerezo. El texto de la misma dice así:

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La cuarta lápida hace alusión a D. Jorge Ibor y Casamayor aguerrido zaragozano que pasó a la historia con caracteres de simpática celebridad. Se fijó la lápida en la fachada de la casa en que vivió, hoy calle de Ibor, número 10 (Arrabal). Dice la inscripción grabada entre ramas de laurel:

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Consignaremos también que sobre la fachada del Museo Provincial de Bellas Artes (Plaza de José Antonio de los Sitios, 6), del cual nos hemos ocupado en otras páginas de este libro, se ven las dos inscripciones siguientes:

Una, la de la izquierda, dice:

La del lado derecho, labrada en piedra como la anterior, presenta este texto con relación al inmueble:

Estas son las dos lápidas que figuran en los cuerpos laterales del edificio de la Escuela de Artes y Oficios.

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La Asociación Cultural “Los Sitios de Zaragoza” ha continuado con esta labor de recuerdo con la colocación de cuatro placas:

Una se inauguró en 1999 en el barrio de Casablanca, sobre las Casas del Canal para conmemorar la capitulación de la ciudad, allí firmada el 20 de febrero de 1809:

El 17 de junio de 2005 y en el acto del Día de Los Sitios, fue inaugurada la placa en recuerdo al general Lacoste, jefe de los Ingenieros franceses en el punto donde cayó mortalmente herido.

La otra se encuentra en el paseo central del Parque del Tío Jorge, en recuerdo de los “escopeteros del Rabal”.

El 27 de enero de 2009 en el acto de la inauguración de la placa en recuerdo de la condesa de Bureta.

Placa en recuerdo de María Blázquez. Promovida desde la Asociación Cultural Redobles. Está situada junto a la fachada de la iglesia de San Cayetano. Inaugurada el 14 de febrero de 2009.

Con motivo del Bicentenario de la Liberación de Zaragoza 1813-2013, se inauguró el día 8 de julio de 2013 en la calle Sixto Celorrio junto al Puente de Piedra, un peirón conmemorativo de la voladura del Puente de Piedra y la caída del primitivo templo de Altabás.

El día 1 de noviembre de 2013 se inauguró una placa conmemorativa en recuerdo de los soldados polacos que lucharon en los Sitios de Zaragoza. Por este motivo se trasladaron a Zaragoza el embajador de la república de Polonia en España, Tomasz Arabski y el Jan Stanislaw Ciechanowski, Ministro Jefe de la Oficina de Excombatientes y Personas Represaliadas de la República de Polonia junto con un piquete de cadetes vestidos con uniformes de época.

Se lee en idioma polaco y español:
En recuerdo 
de los soldados polacos
que lucharon con honor
en los Sitios de Zaragoza
1808-1809 

Dispone de más información en XXIII RUTA DE LOS SITIOS REPORTAJE FOTOGRÁFICO 

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NOTA: No se han tenido en cuenta las placas colocadas como parte de monumentos (a Palafox, Agustina, los Mártires, etc.), ni las que se encuentran en el interior de cuarteles o iglesias (se ha hecho la excepción de las de Escolapios por ser muy conocidas y de fácil acceso).

Dispone de más información en el artículo publicado por el Periódico de Aragón el 17 de febrero de 2008: LOS RINCONES OLVIDADOS  PDF